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La autobiografía: herramienta potenciadora del desarrollo personal y de la movilización hacia el cambio

La autobiografía: herramienta potenciadora del desarrollo personal y de la movilización hacia el cambio

Silvia Araceli Sánchez

Introducción

La autobiografía es el relato de la vida de una persona escrita por ella misma. Es una obra personal ya que es el propio autor el encargado de expresar los pormenores de uno o varios aspectos de su vida. Lejeune (1994) define la autobiografía como “relato restrospectivo en prosa que una persona real hace de su propia existencia, en tanto que pone el acento sobre su vida individual, en particular sobre la historia de su personalidad” (pp.

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Desde hace tiempo, se acostumbra incorporar el trabajo con la autobiografía en aquellos procesos en los que se requiere que la persona se familiarice con su pasado, como un medio de avanzar en su proceso de autoconocimiento (Hunt y Sampson, 1996; Hunt, 2010). Se ha utilizado también como herramienta en numerosos procesos de orientación y psicoterapéuticos, tanto individuales como grupales, y ha sido integrada desde diversas perspectivas teóricas. Le Hoang (2005) la utilizó en el trabajo con parejas como una forma de lograr la auto diferenciación; Botella y Feixas (1990) y Malde (1988) han manejado el grupo autobiográfico como herramienta de reconstrucción del pasado en adultos mayores; Adkins et al (1985) como herramienta de trabajo en las etapas iniciales de la psicoterapia de grupo y Jilks (2008) como técnica en procesos de psicoterapia Gestalt.

La literatura relacionada a este tema sugiere que la revisión de la vida personal, por sí misma, le permite a la persona adquirir una mayor conciencia de sí misma (Malde, 1988; Hunt, 2010). En un contexto grupal promueve en el individuo una mayor autoconciencia, autoaceptación y autoapertura (Botella & Feixas, 1990; Sommer, 2003; Hunt 2010).

En la maestría en Desarrollo Humano (DH) de la Universidad Iberoamericana se incorporó como parte del trabajo de la última materia, Seminario de Integración en DH. El objetivo fue facilitar que el alumno del último semestre integrara los conocimientos teóricos y metodológicos y las competencias y recién adquiridas habilidades como promotor, con su proceso de desarrollo personal y así poder plantearse, con mayor claridad, objetivos futuros de desarrollo. Desde la primera generación, la autobiografía se convirtió en la actividad medular del trabajo de los alumnos ayudándolos, no solo a alcanzar los objetivos propuestos para la materia, sino como una herramienta potenciadora de su desarrollo personal y de la movilización hacia el cambio.

Metodología

La autobiografía genera procesos internos que pueden observarse en tres fases principales:

antes, durante y después.

*    Antes: incluye las instrucciones y la forma de abordar el trabajo. Lo que ocurre dentro de la persona desde que empieza a cuestionarse por dónde va a comenzar y cómo va a presentar su autobiografía.

*    Durante: incluye lo que ocurre durante la exposición y la narración de la autobiografía, así como los comentarios de los miembros del grupo y del facilitador.

*    Después: es lo que ocurre en las semanas posteriores a la narración de la historia, los pensamientos y sentimientos que se generan y, en especial, los cambios que se llevan a cabo.

El inicio

El proceso se pone en marcha en el momento en que los participantes reciben las instrucciones sobre el trabajo que van a realizar. Esto despierta interés y curiosidad y al mismo tiempo, una mezcla de sentimientos, emociones y dudas sobre cómo abordar el trabajo. Al inicio, les comento a los participantes que la escritura de su autobiografía es libre.

No tiene que tener una extensión determinada ni tampoco tiene que incluir etapas definidas; tampoco hay una forma de presentarla, cada quién puede incluir y narrar lo que prefiera, buscando favorecer un clima de libertad en la expresión escrita de cada uno.

Tendrán al menos una semana para escribirla, siendo el objetivo principal revisar algunos aspectos que han sido importantes en sus vidas como sus aptitudes, habilidades, motivaciones, preferencias y frustraciones para poder integrarlos en el aquí y el ahora. Finalmente, les dejo una lectura de inducción que les da algunas ideas sobre qué aspectos y situaciones pueden integrarse en la elaboración de la historia personal.

 

Las historias

Los comentarios sobre lo fácil o difícil que resulta escribir la historia de vida surgen de inmediato. Algunos buscan fotografías de sus diferentes etapas de vida y otros, incluso, acuden a visitar a sus padres para que les ayuden a llenar ciertos vacíos. Algunas historias han sido muy cortas, otras, muy largas, y la mayoría han incluido una breve descripción de cómo se conocieron sus padres e incluso sus abuelos y de lo que acontecía en su contexto (familia, colonia, país, a nivel mundial) en el momento de su nacimiento.

Han sido presentadas, por escrito, en power point, con cartulinas, en forma de pequeños cuentos, como una serie animada e incluso como una obra de teatro con varios episodios. “No es mejor ni es peor que se comience la historia de una manera u otra, pero es interesante ver cómo y en qué momento se empieza, porque eso da información sobre las percepciones y las actitudes del narrador o narradora” (Sanz, 2008, p. 84). En todas las historias hay una selección de los acontecimientos que considera han sido los más importantes.

Los participantes escriben aquello que siempre han creído acerca de ellos mismos y de sus vidas y dejan fuera de la historia etapas, personas y relaciones que no consideran importantes. Sin embargo, he encontrado que no importa lo que se escriba en la autobiografía, siempre resulta ser algo relevante en el aquí y el ahora y que le permite a la persona integrar algún aspecto para su desarrollo en el momento presente. Muchos reportan que es la primera vez que “miran” su historia de vida completa y no partes fragmentadas de la misma. Esto les permite relacionar acontecimientos y encontrar patrones que no habían visto antes y que ahora les parecen importantes, así como situaciones que permanecen abiertas, sueños no cumplidos, obstáculos no superados, etc. Algunos han traído al grupo secretos personales y familiares que nunca habían narrado en sus grupos de desarrollo personal ni habían comentado en otros grupos, ya sea por ser muy dolorosos o por tratarse de algo muy íntimo.

La mirada

“Las historias de vida reflejan un proceso en el tiempo, que, como el proceso biológico de la vida misma, de alguna manera enlazan un comienzo con un fin. La conexión que se establece entre éstos dos extremos casi siempre está basada en el desarrollo de la historia” (Brockmeier & Carvaugh, 2001, p. 248).

La forma en que se concibe el proceso de integración en la historia de vida es a través de una mirada holística y posmoderna, entendiendo con esto no solamente la integración de los aspectos físicos, emocionales, sociales, culturales o espirituales de la persona que narra su historia, sino la integración de lo que esta historia evoca en los miembros del grupo: observaciones, imágenes, estados de ánimo, asociaciones, etc. Observamos lo que nos llama la atención, lo que se repite, lo que no aparece, etc. Diversos conceptos como las situaciones inconclusas, los duelos, los guiones de vida y las emociones, se trabajan de manera experiencial, teórica y práctica, por lo que pueden integrarse enfoques tan diversos como el sistémico, la narrativa, la logoterapia, la tanatología, diversas prácticas espirituales, y muchos otros más. Desde esta perspectiva, las experiencias compartidas por todos los miembros del grupo son fundamentales.

En cuanto a las “miradas” teóricas, no se buscan patrones que sean validados por alguna teoría, por lo que puede elegirse “mirar” la historia desde cualquier enfoque que permita abrir nuevos espacios de diálogo. No hay tabúes en cuanto a como “mirar”. Se puede elegir cualquier postura que facilite el desarrollo de la persona. Esta forma de trabajo, que promueve visiones alternativas de la biografía personal, proviene de los enfoques posmodernos, especialmente, de la Terapia Narrativa, la Terapia Colaborativa y la Terapia Centrada en Soluciones, que privilegian la multiplicidad de perspectivas o “voces”, con la intención de generar mayores posibilidades de redefinición o reencuadre de la historia personal.

 

El rol del facilitador-participante

El rol que he asumido en estos grupos de trabajo ha sido el de facilitadora-participante. Al comenzar a trabajar con las autobiografías, mi principal función ha sido la de modelar lo

que espero de los integrantes del grupo en cuanto a su participación en esta nueva experiencia: comunico mis intuiciones, mis observaciones e hipótesis, hago preguntas y señalo las habilidades, fortalezas y recursos de la persona, así como los patrones que observo. Comparto alguna experiencia y las emociones que experimento, siempre con la intención de facilitar el diálogo y abrir el espacio de nuevos significados en esa historia de vida. En este sentido, la auto revelación ha sido una de las herramientas fundamentales que he utilizado para favorecer una mayor profundidad y auto exploración. Todo esto dentro de un clima de respeto, empatía, consideración positiva incondicional y congruencia.

 

Conclusiones

A lo largo de estos tres años he podido constatar el profundo impacto que tiene la historia personal de vida en la auto exploración, en el autoconocimiento y en la capacidad de las personas para compartir experiencias pasadas y resignificarlas en el presente. He sido testigo del potencial liberador y movilizador de esta herramienta. No me refiero a realizar grandes cambios sino, más bien, pequeñas acciones que impactan de manera muy profunda en la persona: hacer esa llamada, cerrar ese círculo, tomar esa decisión, etc.

El trabajo con la autobiografía es claramente distinto del trabajo en grupos de desarrollo personal. En los participantes se da una mayor apertura y una comunicación más auténtica que les permite validar su vida en el momento presente, a través del reencuentro con los eventos más significativos y dolorosos que han vivido y que son, precisamente, los que los han conformado como las personas que son el día de hoy.

El escuchar las historias de los demás nos permite, a todos los que participamos en el proceso, contactar con nuestras propias experiencias, validarlas y poder darles un nuevo sentido, siempre en la búsqueda de lograr una existencia más significativa ya que todas, sin excepción, son historias de resiliencia. A nivel personal me siento agradecida con quienes me han brindado la oportunidad de escuchar su historia y reafirmar mi confianza en la capacidad de cada persona para sobreponerse al dolor, al sufrimiento y a las crisis y liberar su potencial hacia un mayor y más pleno desarrollo.

Recuperar la historia de vida es un proceso arduo y muchas veces doloroso que nos permite “mirar” el universo social y cultural del que procedemos; nuestro entorno familiar, los ritos y los mitos en los que participamos, los vínculos que hemos construido y lo mucho que hemos cambiado. Es una oportunidad para sanar las viejas heridas, cerrar círculos, asimilar pérdidas, resolver conflictos, pero sobre todo, recuperar la experiencia vivida, aprender de ella y transformarla en acervo útil para nuestra vida futura.

Referencias bilbiográficas

Birren, J. E. y Hedlund, B. (1987). Contributions of Autobiography to Developmental Psychology. En N. Einsenberg (Ed.), Contemporary Topics in Developmental Psychology. New York: Wiley.

Botella, L. y Feixas, G. (1990). El grupo autobiográfico como modelo constructivista de intervención gerontológica primaria: propuesta teórica y estudio de un caso. Anuario de Psicología, 44, 47-60.

Brockmeier, J. & Cargaugh, D. (2001). Studies in Autobiography, Self and Culture. Philadelphia, PA:       John Benjamins Publishing Company.

Hunt, C. y Sampson, F. (1996). The Self on the Page: Theory and Practice of Creative Writing in                Personal Development. London: Jessica Kingsley Publishers.

Hunt, C. (2010). Therapeutic Effects of Writing Fictional Autobiography. Life Writing, 7 (3), 231-244.

Jilks, J. (2007). The Use of Autobiography in Therapy: A Gestalt-based Approach. Recuperado de:              http://www.jilks.com/articles/AutobiographyTherapy.htm

Lejeune,P. (1994). El pacto autobiográfico y otros estudios. Madrid: Megazul.

Le Hoang (2005). “I Thought We Came for Therapy!”: Autobiography Sessions in Couple Work. ANZJFT, 26                 (2), 65-72.

Malde, S. (1988). Guided Autobiography: A Counseling Tool for Older Adults. Journal of Counseling and        Development, 66, 290-293.

Sanz, F. (2008). La fotobiografía: imágenes e historias del pasado para vivir con plenitud el presente. Barcelona: Kairós.

Sommer, R. (2003). The Use of Autobiography in Psychotherapy. Psychotherapy in Practice, 59 (2),       197-205

 

 

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