Por: Gabriela Guerrero Sánchez
Resumen
La psicoterapia humanista corporal visualiza al ser humano como una totalidad, como un todo energético que incluye, no solo la mente y el cuerpo, sino además, las cuestiones emocionales –positivas y negativas-, de sentimiento –reconocimiento y expresión-, y la espiritualidad –contacto consigo mismo y con la creación, propiciando el vivir de forma íntegra y autentica-; observando al “cliente” como un ser único y llevando el proceso terapéutico con diversas herramientas humanistas (habilidades terapéuticas) como: empatía, respeto, aceptación positiva incondicional y comunicación verbal no violenta, entre otras, y para lo cual se apoya también con técnicas psicocorporales que inducen al movimiento de la energía bioenergética, este proceso se da con la finalidad de que en este acompañamiento se propicie el hecho de que el cliente tome conciencia “per se”, para que pueda decidir y sea libre de decidir lo mejor para él; luego entonces, lo que se propicia es la elección del cliente para un crecimiento más homogéneo de su persona.
Cada una de las disciplinas mencionadas, y trabajadas en conjunto lleva a la persona a un estado de plenitud y autorrealización, a una sensación de completud, de búsqueda y creación, posibilitando un nuevo estado de conciencia.
Por lo anterior expuesto, considero que hay una relación indisoluble entre la espiritualidad, el humanismo y la psicoterapia corporal; no solo por el hecho de que las disciplinas tengan como eje de aplicación y/o estudio al ser humano, sino por el hecho de que trabajadas o aplicadas de manera conjunta se logran resultados idóneos y suficientes, que coadyuvan al desarrollo más pleno de la persona. De tal manera que de forma casi imperceptible, el hecho de aplicar una de estas disciplinas en un proceso terapéutico, va encaminando el proceso a integrar las otras disciplinas. Mi percepción en la práctica personal y de grupo, es que lo espiritual y lo terapéutico son aspectos de un mismo proceso de autorrealización y de autotrascendencia de los seres humanos.
Palabras clave: Espiritualidad, holismo, humanismo, bioenergética, psicoterapia humanista corporal, herramientas humanistas, técnicas psicocorporales, autorrealización, conciencia.
Introducción
El presente artículo tiene la finalidad de proponer una visión holística de la psicoterapia, es decir, observar al ser humano que está en un proceso de terapia como una unidad indisoluble, única e irrepetible; haciendo hincapié en que para un mejor resultado de este proceso es menester trabajar todas las áreas del ser humano, corporalidad, mente, emociones, su energía, sentimientos y espiritualidad; observándolo desde un contexto de igual a igual, de persona a persona.
La inquietud del presente trabajo, surge a partir de que aunque visualizamos al ser humano como un ser completo, estamos habituados a trabajar con su persona como un ser dividido, es decir: la mente y forma de comportamiento la trabaja la rama psicológica; los malestares (enfermedades), la medicina alópata; lo físico o energético, algún traumatólogo, quiropráctico o doctor en medicina del deporte y lo espiritual, habitualmente es relacionado con una religión o culto particular; las emociones, son expuestas algunas veces en terapia, pero es poco usual que se trabaje con las mismas y con sentimientos como parte del todo.
Aunado a lo anterior, es casi nulo, el hecho de que se trabajen o atiendan todos los aspectos del ser humano al unísono, es decir, no se procuran al mismo tiempo las cuestiones físicas -corporales-, psicológicas, emocionales –sentimientos-, espirituales y energéticas; sino más bien se van atendiendo de manera individual y sin visualizarlas dentro del mismo contexto (origen del malestar).
Espiritualidad
La humanidad en conjunto, está cada vez más urgida de una aceptación total, por lo que se encuentra en una constante búsqueda de un espacio armónico y amoroso, donde pueda estar, donde pueda desarrollarse, creer, crear, vivir y trascender. En la época actual, necesitamos de un desarrollo espiritual[1] más profundo, más consciente, una espiritualidad que se albergue en nuestro cuerpo de una manera sana, homogénea con los demás, con el medio ambiente. Una espiritualidad que nos permita crecer y compartir, entendiendo que somos uno con el universo, que no somos seres individuales, sino que de alguna manera nos complementamos con todo aquello y aquellos que nos rodean; si bien nacemos, crecemos y morimos solos, todo el tiempo estamos acompañados de algo o de alguien, de quien aprendemos, con quien compartimos o coincidimos en algún punto de nuestras vidas, venimos a desarrollarnos en conjunto con las experiencias que hemos decidido vivir.
La espiritualidad[2] se ha asociado siempre con la religión[3] y de alguna manera esto la ha contrapuesto con la ciencia, con lo científico. La definición de este término, dependería de alguna manera de la religión o filosofía que se practica, sin embargo me refiero a la espiritualidad de la persona en su sentido mas simple, es decir, consigo misma, con su disposición para obrar con sus proyectos, la búsqueda del bien y la verdad, realizar acciones correctas, defender ideales, coadyuvar en el desarrollo de los demás, ser pleno, actuar de acuerdo con la naturaleza, buscar el bien propio y el de los otros incansablemente, la búsqueda constante de la autorrealización[4] de la persona y la plenitud de su alma, lo que implica de inicio hacerse responsable de si mismo.
Frankl (2018, pág. 37), refiere respecto de la responsabilidad: “Pero así como en el psicoanálisis de lo que toma conciencia el hombre es de su instinto, en el análisis existencial o en la logoterapia de lo que toma conciencia es de lo espiritual o existencial. Ya que sólo desde el punto de vista de la espiritualidad o desde la existencia del hombre se hace posible describir al ser humano en términos de ser responsable. Así, lo que emerge a la conciencia en el análisis existencial no es una pulsión e instinto, así como tampoco pulsiones del ego o del ello, sino del sí mismo. No es que el ego tome conciencia del ello, sino más bien el sí mismo, tomando conciencia del sí mismo.”
Lowen (1986) define al espíritu, como: “…la fuerza vital de un organismo manifestada en la autoexpresión del individuo. El espíritu de la persona la caracteriza como individuo y cuando es fuerte lo hace descollar sobre sus congéneres (pag.63).
La espiritualidad implica asumir la responsabilidad por mi cambio personal. Reconocer que yo soy responsable por mi situación actual y no los demás o las circunstancias. Es relacionarse con los semejantes con una actitud y visión de hermandad, solidaridad y unidad.[5]
Thich Nath Hanh (2012) refiere que: Todos necesitamos una dimensión espiritual en nuestras vidas. Necesitamos la práctica espiritual. Si esa práctica es sólida y regular, seremos capaces de transformar el temor, la ira y la desesperación que sentimos y de superar las dificultades que encontramos en la vida cotidiana.
Para Lowen (1993). La espiritualidad del cuerpo.- “…la espiritualidad del cuerpo es la sensación de unión con el universo. Una sensación no es sólo una idea o una creencia; es más que un proceso mental, ya que incluye al cuerpo. Consta de dos elementos: una actividad corporal y una percepción mental de esa actividad. Por consiguiente, se puede considerar la fuerza unificadora entre mente y cuerpo, que conecta la mente consciente con la actividad corporal.
La psicología humanista -humanismo- es una corriente psicológica fundada por Abraham Maslow en los años 60 y se basa en la creencia de que el ser humano debe ser considerado como un todo, su objeto de estudio es el ser humano en un contexto más natural, es una terapia centrada en el individuo, basada en una relación social y fluida cliente-terapeuta, la psicología humanista, no juzga, ni estigmatiza al individuo, no ofrece un tratamiento ni un diagnóstico médico, solo acompaña al cliente en su proceso -no lo dirige- de forma humanitaria, empática y respetuosa, siendo autentico con el mismo y con el otro.
Para Rogers, el ser humano se encuentra en un constante e impredecible cambio y debe asirse a las circunstancias de sus vivencias; tal adaptación, depende entre otras cosas de la capacidad que tenga de crear, y co-crear a partir de las experiencias que ha tenido, esta capacidad de asimilación conlleva al crecimiento y supervivencia del ser humano. La teoría que establece Rogers se denomina: “enfoque centrado en la persona”, toda vez que las atenciones son enfocadas a la persona como protagonista y origen de su propio desarrollo, es decir, del reconocimiento de su capacidad de crecimiento, así como la aceptación de las limitaciones e incapacidades que pudiese tener.
Rogers (2016), indica la importancia de una relación significativa empática con cada uno de los sentimientos y expresiones del cliente, tal cual van sucediendo; indica textualmente:
“He descubierto que cuanto más auténtico puedo ser en la relación, tanto más útil resultará esta última. Esto significa que debo tener presentes mis propios sentimientos y no ofrecer una fachada externa, adoptando una actitud distinta de la que surge de un nivel más profundo inconsciente. Ser auténtico implica también la voluntad de ser y expresar a través de mis palabras y mi conducta, los diversos sentimientos y actitudes que existen en mí. Esta es la única manera de lograr que la relación sea auténtica, condición que reviste fundamental importancia. Sólo mostrándome tal cual soy, puedo lograr que la otra persona busque exitosamente su propia autenticidad. Lo más importante es ser auténtico”.
La psicoterapia corporal es una disciplina que se ha desarrollado en el último siglo, es una terapia que trata al cuerpo y a la mente como una unidad[6], cuerpo y mente interactúan incansablemente en el desarrollo y crecimiento del ser humano, trabajando concordantemente; implementa diversas técnicas que se utilizan con el cuerpo o con la participación del cuerpo, a través del tacto, del movimiento y de la respiración, se sirve entre otras cosas de disciplinas como la bioenergética, que a palabras de Lowen (1986, pág. 41) es: “una técnica terapéutica, cuyo objeto es ayudar al individuo a recuperarse juntamente con su cuerpo y a gozar en el mayor grado posible de la vida corporal…, además comprende las funciones más fundamentales todavía de respirar, moverse, sentir y expresarse a sí mismo.”
La psicología humanista ve el lado positivo y potencial del ser humano y tiene como propósito alcanzar una visión holística del hombre es decir, verlo como un todo; es en este sentido y a diferencia de otras corrientes psicoterapéuticas, que el humanismo toma en cuenta la parte espiritual; de tal forma que la psicoterapia humanista corporal pretende cubrir o descubrir y reforzar e incrementar el desarrollo del potencial de la persona en los siguientes aspectos: cuerpo, corazón, mente y espíritu.
La psicoterapia humanista corporal desde un punto de vista espiritual, es un proceso holístico de sanación, que tiene como base el humanismo y la bioenergética; y se realiza a través de una relación terapéutica, en donde se aplican distintas herramientas y técnicas humanistas psicocorporales, con enfoque centrado en la persona. Y tiene beneficios tales como:
Al ser una terapia que trabaja al cuerpo y la mente como una unidad indivisible, –ya que el cuerpo refleja aquello que pensamos, creemos o sentimos-, es una terapia que trabaja con la “humanidad de la persona”, lo que la hace Humanista, una terapia de valores, sensible y empática con la persona, centrándose en sus necesidades e intereses, tratando al ser humano como un todo, entendiendo que el conjunto cuerpo y mente es un organismo total, único e indivisible. Una terapia donde se coadyuva a redescubrir el amor y la aceptación incondicional por uno mismo. “Amar é propiciar ao outro o conhecimento de si mesmo”[7] (Boadella, 1983, p.92). espiritual”, es lo que hay de humano en el hombre[8].
Humanismo
El Ser humano, es un ser integral, aspectos como la familia, las metas, los traumas infantiles, lo que piensa, lo que dice, lo que hace, forman parte de su esencia, la esencia de cada ser humano es única, irrepetible; el ser humano para el humanismo es el punto de referencia, es la suma de todas sus partes.
La teoría humanista es llamada la tercera ola de la psicología, surge de las escuelas del psicoanálisis (los humanos son controlados por un ente superior -inconsciente- la personalidad es definida en la infancia, los seres humanos son controlados por su pasado), y del conductismo (los humanos somos una tabla rasa, todo es aprendido a través de estímulo-respuesta y condicionamientos), tiene su origen en el existencialismo y la fenomenología. La teoría humanista emerge como una escuela conformada por filósofos y psicólogos quienes rescatan la individualidad de la persona, ubicándolo como el centro. Esta nueva corriente tiene aportaciones como:
El humanismo se centra en el desarrollo del ser humano, en la autorrealización (auto actualización)[9], la explotación de sus potencialidades, considera al ser humano como un todo, un ser libre, capaz de decidir su propio camino con decisiones activas y variables.
Psicoterapia corporal
La Psicoterapia corporal, – esta técnica nace de la inquietud del médico Wilhem Reich (1897-1957)-, es una interacción que se establece entre el paciente y el terapeuta, es un proceso que ayuda a que cada persona se haga responsable de sí mismo, de sus pensamientos, sentimientos, actitudes y decisiones.
“…El paciente poseía una tendencia terrible a esconderse de sí mismo, o por decirlo de otra manera, las barreras psicológicas del paciente tendían a perpetuarse inconscientemente. En cierto modo, las personas tenían miedo a romper sus bloqueos; eran incapaces de sentir el placer de la distensión, de relajarse, de dejarse llevar.” Wilhem Reich.
La definición de psicoterapia de la Asociación Europea de Psicoterapia. (EAP, 2003)[10] es un poco más útil:
“La práctica de la psicoterapia es el tratamiento integral, consciente y planificado de las alteraciones o estados de sufrimiento psicosociales, psicosomáticos y del comportamiento con métodos científicos psicoterapéuticos, mediante la interacción entre una o más personas en tratamiento y uno o más psicoterapeutas, con el objetivo de aliviar Actitudes perturbadoras para cambiar y promover la maduración, el desarrollo y la salud de la persona tratada. Requiere una formación / educación general y específica”.
Características de la psicoterapia corporal[11]:
En términos generales, la psicoterapia corporal, puede definirse a partir de lo que hacen los profesionales que la practican (Ortiz, 2007a):
Beneficios de la psicoterapia corporal
Una relación integral
El ser humano es un ser global e íntegro, por ello debe considerarse como un todo donde coinciden emociones, sensaciones, pensamientos, actitudes, sentimientos y percepciones físicas y es necesario que realice lo necesario para satisfacer las necesidades de cuerpo, corazón, mente y espíritu, de una manera integrada. Está en una constante búsqueda de autorrealización, plenitud y desarrollo y crecimiento personal y profesional.
La psicología humanista, ve el lado bueno, positivo y potencial de la persona, establece un vínculo terapéutico basado en la confianza y empatía, creando una relación recíproca de respeto; el terapeuta es un facilitador en el proceso del cliente, ya que le ayuda a: explorar, asimilar, aceptar y reconocer, sentimientos, pensamientos, emociones, anhelos, necesidades, deseos a futuro; colaborando en re-descubrir lo que el cliente quiere para sí mismo. El terapeuta se involucra en la relación de manera respetuosa, con aceptación incondicional y como compañero de este proceso, es decir el terapeuta acompaña el proceso del cliente y el cliente decide el ritmo que lleva y el tiempo que quiere estar en esta relación, cooperando, para beneficio de sí mismo.
La psicoterapia humanista corporal coadyuva a que el cliente tenga una visión más clara de su historia y la manera en la que entabla relaciones consigo mismo y con los demás, entendiendo que la forma de su cuerpo responde a las experiencias de la vida cotidiana, incluidas las enfermedades; propiciando que este más consciente de sus reacciones físicas, provocadas por situaciones emocionales o sentimientos no expresados. La forma en que el cuerpo humano manifiesta los malestares o enfermedades en algunas ocasiones son gritos desesperados que piden cambios, en nuestra forma de vivir, de pensar, de sentir. En el aspecto corporal este tipo de terapias ayuda al cliente a ser un mejor observador de sí mismo, reconociendo de manera más inmediata emociones-risa, llanto, enojo, tristeza, alegría, etc.-, aceptándolas y dejándolas fluir.
La psicoterapia humanista corporal, a través de la bioenergética provoca que esa energía contenida se vaya liberando y expresando de tal manera que se propicie el flujo de la energía nuevamente, para que la persona se sienta más libre y viva más armónicamente; además de que se vaya restableciendo el equilibrio en su organismo, llevándolo a una elección consciente acerca de su actitud ante diversos aspectos de la vida, propiciando que esta forma de ver la vida se dé no solo en el espacio terapéutico, sino fuera de él, permitiendo que la persona elija la situación o la respuesta ante la misma y sepa porque lo elige, como o lo elige, cuando lo elige y para que lo elige, es decir coadyuvar en el proceso de libertad, elección y responsabilidad por sí mismo.
La espiritualidad, el humanismo y la psicoterapia corporal, entrelazados de una forma equilibrada, buscan incrementar el bienestar del paciente, así como producir cambios benéficos en sus actitudes, su conducta cotidiana y sus pensamientos. Coadyuva al paciente en la búsqueda del sentido, la sanación y aceptación de experiencias pasadas -libertad, conocimiento, responsabilidad, historicidad-, de su persona -física, emocional, mental, sentimental-, la libertad de decisión y la experiencia inmediata en un proceso de desarrollo personal, que tiende a la autorrealización y la trascendencia, a trabajar para vivir en el aquí y el ahora, aceptando las experiencias pasadas como eso: experiencias, y definiendo un mejor modo o estilo de vida desde el conocimiento cada vez más profundo de sí mismo.
En la proceso de terapia el aspecto psicoterapéutico y el aspecto espiritual, abordan diferentes áreas de la experiencia de la persona; la psicoterapia se ocupa de significados personales, desbloqueos energéticos y relación de la persona con el entorno, en tanto la parte espiritual, visualiza aquellas áreas de trascendencia y crecimiento personal, dicho de otro modo, la psicoterapia humanista corporal se encarga de la persona en su contexto robusto y hacia el exterior e interior; la espiritualidad permite el re descubrimiento y crecimiento de la persona en un contexto más sutil, y sobre todo hacia el interior (que se refleja hacia afuera), es lo intangible y bello de la persona como ser humano.
Eckhart Tolle refiere: “No puedes transformarte a ti mismo y, ciertamente, no puedes transformar a tu pareja ni a ninguna otra persona. Lo único que puedes hacer es crear un espacio para que ocurra la transformación, para que entren la gracia y el amor en tu vida” (Tolle, 2007, p.179).
Metodología
Para lograr comprender como se entreteje la PHC y la espiritualidad y como se complementan, se realizó una entrevista a profundidad a: Mónica, quien es una persona del sexo femenino, actualmente cuenta con una edad de 32 años; de profesión administradora, se encuentra en un proceso terapéutico con enfoque humanista corporal y tiene experiencia en la realización de ejercicios de bioenergética, reside en la Ciudad de Monterrey y es soltera, aunque se encuentra en una relación de noviazgo desde hace ya tres años.
Procedimiento
Descripción de la entrevista
Técnica de recolección de datos:
Las especificaciones de la entrevista fueron:
Análisis de Datos
En el estudio de campo se llevó a cabo una entrevista extensa, previo a ella realizamos un par de reuniones donde platicamos un poco acerca del tema de interés. No se realizó ningún tipo de ejercicio, arraigo, centramiento, etc. La persona que colaboro conmigo es Psicoterapeuta Humanista Corporal, así que no hubo necesidad de explicar en demasía el tema en el cual estoy interesada.
Entrevista
No existe conexión entre lo espiritual y la religión, es decir pueden practicarse digamos por separado, aunque a veces una lleva a la otra.
La espiritualidad la maneja como una energía sutil que tiene como ser humano y que la lleva a sentirse tranquila y segura. Lo identifica como el ser superior, la parte iluminada de ella misma, aunque a veces no encuentra las palabras para definirlas, es más de sentir…
“Para mí la espiritualidad es eso, pues, que no es algo que se pueda explicar, como con, o sea no hay ni siquiera palabras, y es todo en una sensación pues es como te digo yo te lo estoy diciendo y quisiera encontrar las palabras adecuadas, hasta para como para contestarte todas tus preguntas. Así es pero realmente yo siento como que no lo hay, porque es infinito, Porque es sensación sabes, y es como si mi cuerpo energético, o sea se expandiera, entonces en lugar de, en lugar de que mi voz sacará las palabras correctas para contestar tus preguntas, es como si mi alma se expandiera y lo que quisiera sería como que, cómo agarrar a tu alma y llevar Mira… sabes pero es algo que tú estás o sea también que tú también lo haces”.
Percibe a Dios como un ser supremo, del cual de alguna manera forma parte – todos – e indica que es posible comunicarse con otra persona desde un nivel espiritual, una conexión más íntima.
Refiere que el ego es para avanzar materialmente y la espiritualidad para avanzar personalmente indica la presencia del ser observador para poder diferenciarlos y conocerlos.
Indica que el humanismo es la oportunidad de ver al otro como igual,
“…aprender, respetar el ritmo del otro y el tiempo. Creo que para mí eso sería el humanismo.”
La Psicoterapia es identificada como aquella forma de trabajar las emociones (liberarlas, aceptarlas, conocerlas, soltarlas) a través del cuerpo., ya que indica que nuestro cuerpo es un vehículo y tiene la memoria de todo lo que nos ha sucedido en la vida. Y considera que lo más relevante dentro de la misma, es:
“estar presente, habitarse uno mismo y contactar con el ser superior”.
Acerca de su proceso personal refiere que:
Es enriquecedor y muy bonito, desea acercarse a esa energía intangible que tiene como ser humano, hacer caso de su intuición, confiar en la existencia de un ser supremo, ha crecido, ya que ha asistido a diversas actividades o disciplinas, como el reiki, temazcales, círculos de mujeres, meditaciones, ceremonias de hierbas medicinales. La conexión que ella realiza respecto de la espiritualidad con la psicoterapia humanista corporal la define:
“estoy más equilibrada y me faltaba la parte Terrenal, y, entonces la psicoterapia corporal me ayudó a aterrizar las cosas, a relacionarme con mi cuerpo, hacerlo presente y no solamente vivir en esa parte espiritual, no sabía hacer un equilibrio entre lo espiritualidad con lo corporal con lo material, que este es mi presente entonces de ahí ha sido muchos esa Unión y a mí me encanta. La verdad yo soy muy… hay mucha diferencia en mí, en mi vida, relaciones con todos los demás, conmigo misma, o sea. Sí, ha cambiado demasiado combinar esas dos partes.”
En el camino de la psicoterapia y la espiritualidad de la participante se encuentran varios elementos respecto a la práctica espiritual, la psicoterapia, bioenergética y el humanismo y de cómo estas disciplinas han influido en su vida, de los cambios que ha notado y de la satisfacción propia al respecto.
Reflexiones finales
A partir de la especificación no solo de los conceptos, sino de la percepción que tiene acerca de los mismos podemos describir que la vida de Mónica, en términos de emociones, sentimientos, conocimiento de sí misma y de su actuar con los demás ha sido más consciente y de cómo estas disciplinas practicadas de manera constante le han llevado a tener otras actitudes y maneras de accionar en su vida, aunado a lo anterior el llevar a cabo estas disciplinas y seguirlas trabajando de manera constante, haciéndolas parte de subida, además de seguir en constante aprendizaje de temas o disciplinas relacionados al respecto, muestran no solo una forma de cultivar su aspecto físico, sino y sobre todo de explorar, reconocer, trabajar, aceptar y expresar sus emociones, pensamientos, sentimientos y actitudes y todas las acciones inherentes a los mismos, pero sobre todo a reconocerse y aceptarse a sí misma, dentro de una constante de crecimiento, preservando el contacto consigo misma y con la creación, propiciando el vivir de forma íntegra y autentica.
Para concluir este documento me gustaría mencionar que lo anteriormente planteado se vuelve tangible en la formación psicoterapéutica de INTEGRA en la que el humanismo, el enfoque corporal y lo espiritual se complementan como una forma de entender al ser humano y así poder acompañarlo de manera holística.
Referencias bibliográficas
Boadella, D. (1983). Transferência, Ressonância e Interferência. In: Cadernos de psicología biodinâmica 3. Brasil: Summus
Frankl, V. (2012). El Hombre en busca del Sentido Ultimo. El análisis existencial y la conciencia espiritual del ser humano. Paidós. México.
Ortiz, F. (2016). Psicoterapia corporal. Bases teóricas de la práctica. UAM, México.
Rogers, C. (2012). El proceso de convertirse en persona. Paidós. México.
Thich Nhat Hanh (2012). La paz está en tu interior. Practicas diarias de mindfulness. Espasa Libros SLU. Barcelona, España.
Referencias electrónicas
https://definicion.de/espiritualidad/
https://glosarios.servidor-alicante.com
http://psicologiahumanistaoptimarealizacion.blogspot.com/
https://www.europsyche.org/about-eap/documents-activities/definition-of-the-profession-of-psychotherapy/
[1] Espíritu -y por tanto, “espiritualidad”- se asocia con “soplo” o “soplo vital” en casi todas las lenguas del mundo: ru’ah en hebreo, pneuma en griego y atman en sánscrito (Riffard, P., 1987).
[2] La espiritualidad ha sido definida como aquello que abarca las necesidades más profundas del ser, necesidades cuya realización acercan al individuo a un estado de propósito y significado (Ingersoll y Zeitler, 2010, p.269).
[3] La palabra “religión” proviene de la raíz religare, que significa reunir, vincular. El sentido que se le da a esto es el de una reunión con la esencia de nuestro ser; y es una reunión, pues la unión con esa fuente ya existe, aun cuando no seamos conscientes de esto (Rajneesh, B.S., 1984).
[4] Según Maslow, la autorrealización es el logro máximo de las satisfacciones de las necesidades humanas. Es el desarrollo del potencial humano, aceptación de sí mismo, de fortalecer la espiritualidad, los conocimientos, las buenas relaciones interpersonales y vivir bajo el concepto de la felicidad
[5] Espiritualidad, concepto. https://instituto-integra.com/espiritualidad-en-el-contexto-de-la-relacion-terapeutica-2/
[6] Lowen A. (1986, pág. 59) se nos escapa el hecho de que la experiencia es un fenómeno corporal, solo se experimenta lo que tiene lugar en el cuerpo. La experiencia puede ser vivida o débil según el grado de vida del cuerpo.
[7] Boadella, D. (1983). Transferência, Ressonância e Interferência. In: Cadernos de psicología biodinâmica 3. Brasil: Summus
[8] Frankl, V. (2012). El Hombre en busca del Sentido Ultimo. El análisis existencial y la conciencia espiritual del ser humano. Paidós. México.
[9] “Cuando pienso en el hombre auto-actualizado, no imagino a una persona ordinaria con un elemento añadido, sino a esta misma persona sin ninguna privación. El hombre promedio es un ser completo cuyas capacidades y facultades han sido inhibidas y obstaculizadas”. (Maslow y Lowry, 1973b, p. 91)
[10] https://www.europsyche.org/about-eap/documents-activities/definition-of-the-profession-of-psychotherapy/
[11] Ortiz, F. (2016). Psicoterapia corporal. Bases teóricas de la práctica. UAM, México.