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Trauma, sistema nervioso, neuronas espejo y sanación

Trauma, sistema nervioso, neuronas espejo y sanación

La creación de la experiencia faltante en la PHC

Mtra. Marilenca Bailey Jáuregui

“Trauma no es una enfermedad sino una experiencia humana enraizada en los instintos de supervivencia.” Maté

 

Sistema nervioso

El sistema nervioso humano se compone de tres partes fundamentales: el sistema nervioso central, el sistema nervioso periférico y el sistema nervioso autónomo.

Sistema Nervioso Central (SNC) se compone del encéfalo (que incluye el cerebro, las estructuras talámicas, el tronco cerebral y el cerebelo) y la médula espinal.

El sistema nervioso periférico se compone de los nervios craneales que se alojan en el tronco cerebral, las raíces nerviosas de la médula espinal y los nervios periféricos que se forman a partir de la médula.

El sistema nervioso autónomo controla las acciones involuntarias, tales como los latidos cardíacos y el ensanchamiento o estrechamiento de los vasos sanguíneos. Contienen a los sistemas simpático y parasimpático con los que trabajamos mucho en PHC y que tienen el propósito de cargarnos y hacernos actuar (simpático), regularnos y calmarnos (parasimpático), creando salud y equilibrio en nuestras conductas según se necesite, a no ser que estemos reaccionando desde la inconsciencia, la neurosis o trauma. Como dice Chödron (2020), cuando nos enojamos mucho, o actuamos desde el miedo o el egoísmo reactivo, estamos siendo un poco inconscientes: perdemos la consciencia de lo que estamos haciendo con el cuerpo, el habla, la conducta, la relación…. y es muy fácil caer en un espiral de lastimaduras… generalmente actuamos reactivamente desde el trauma, o sea desde la herida.

Respecto a su funcionamiento, el cerebro puede ser visto como un sistema muy inteligente que hace cosas como el reconocimiento y la clasificación de patrones que demandan demasiado tiempo y esfuerzo (por ejemplo, el reconocimiento de un rostro familiar entre una multitud de rostros). Su función es la transmisión de impulsos nerviosos, y lo hace a partir del núcleo de la neurona, del axion (“manos” que se extienden) y de las dendritas (“dedos” que se extienden), que son como antenas o redes que salen de la neurona y se mueven hacia afuera de la misma conectándose con otras neuronas, el medio ambiente y alimentos. Cuando una dendrita toca a otra dendrita de otra célula, hacemos sinapsis, es decir contacto entre neuronas, a partir del cual se puede intercambiar información, etc.

Kiernan A. John Wolters Kluwer (2014). Este contacto con algo nuevo nos da la posibilidad de aprender, e incorporar mecanismos, sentimientos, creencias y posturas nuevas para la sanación del trauma. La sinapsis es el contacto con la esperanza de poder trascender problemas personales y sociales.

Porges (2012) señala que un trauma es una respuesta/estrategia biológica adaptativa a una amenaza externa (traducida por el organismo como amenazante), y sabemos que esta respuesta no es neuronal únicamente sino somática. Esta respuesta no solo contrae dendritas neuronales, sino que conlleva creencias y sentimientos, y se vuelve un patrón inconsciente de reacción en la vida. Esta es la base de la formación del carácter (Lowen, 2007) y la perpetuación del trauma, o trauma repetitivo. Esta estrategia no es deliberada y puede ser fight/flight/freeze (pelear, correr o congelarse). Lo importante no es el evento en sí, sino la traducción y el significado que la persona, a través de su sistema nervioso, hace de la situación (Kiernan, 2014). En la teoría polivagal vemos cómo estas respuestas son variadas, personales y no voluntarias. Sabemos que en el sistema nervioso tenemos al simpático que nos pone en movimiento y al parasimpático que nos calma.  El nervio vago es el ejecutor del parasimpático, ayudándonos a calmar y no sobre reaccionar. En el cerebro hay circuitos neuronales del sistema autónomo que perciben: es la neurocepción, que es percibir sin consciencia, no es percepción es detección sin consciencia. Por eso asociamos algo como “un sombrero azul”, que no es malo ni peligroso, incluso puede ser deseable, con algo peligroso y de lo que me quiero “ir” ya que mi neurocepción actúa de manera independiente. Este sombrero está asociado con algo o alguien que no sé qué es, pero me puede hacer reaccionar, salir, correr, gritar, asustar, etc., sin que yo sepa la razón. La asociación no es racional y está arraigada a mi cuerpo por la inconclusión implícita que tiene un trauma. En este ejemplo se detona una memoria post-traumática desconocida, o “sin razón”. El nervio vago está involucrado en la respuesta lucha/ huida/congelamiento y es un nervio craneal que sale del tallo cerebral y viaja a través de gran parte de nuestro cuerpo. Se trata principalmente de un nervio sensorial, con aproximadamente el ochenta por ciento de las fibras que envían información de las vísceras hacia el cerebro. El vago es un nervio inhibitorio del sistema nervioso parasimpático, un sistema opuesto al sistema nervioso simpático y se asocia con calmarnos. Nuestro sistema nervioso almacena respuestas de defensa para movilizarnos y defendernos o quedarnos inmovilizados, desconectándonos incluso de la consciencia. Nuestro sistema nervioso está continuamente evaluando el riesgo en el entorno, elabora juicios, y establece prioridades para las conductas que son adaptativas, pero esto no es cognoscitivo. El trauma siempre conlleva una o varias experiencias faltantes que son las que vamos a resarcir y compensar de manera propositiva con este trabajo (Kurtz, 1976.)

 

Nervio vago y la curación del síntoma

Debemos de tener mucho cuidado con la promoción y moda actual para trabajar el nervio vago y reducir el estrés, planteando ejercicios que solo lo elongan y lo trabajan, atendiendo solo la parte somática, por lo que se trabaja solo el efecto y no la causa.  Si no hay un trabajo de cuestionamiento del trauma, de curiosidad acerca de la creación y mantenimiento de creencias y sentimientos de detenimiento, éstas se repetirán una y otra vez debido a la presencia del trauma. Solo relajar sin trabajar la parte psicoemocional histórica del trauma y sus respuestas automáticas e inconscientes para relajar el nervio vago, es solamente un paliativo, tal como tomar una aspirina para controlar un dolor sin saber cuáles son las causas de dicho dolor. Se trabaja el nervio vago al mismo tiempo que la memoria corporal y la repetición del trauma y sus efectos, para que el entrenamiento de este nervio de poderse contraer/expandir, relajar y tensar, sea el de regresar a una pulsación saludable, con un ritmo saludable y no de permanecer en una relajación frágil sin contenido psicoemocional.  No es una técnica, es una psicoterapia que requiere tiempo y dedicación. (Cenobio Martinez, 1998)

 

Neurona espejo

Se le llama neurona espejo o especular al grupo de células nerviosas que se activan en una actividad específica, sobre todo al observar a otra persona que realiza una actividad. Es la manera en la que aprendemos: imitando. Por ejemplo, si yo observo al maestro de deportes ensartar la pelota en la canasta, esa observación estimula mi sistema nervioso reflejo en mi cerebro como si lo estuviera haciendo yo. La mayor parte de primates aprendemos por imitación. Se llaman espejo porque literalmente reflejan la acción que observamos en otro en nuestro propio cerebro. Se espejea, y el cerebro realiza las conexiones neuronales como si esa acción observada la hubiéramos realizado nosotros. Las neuronas espejo son fundamentales para poder sentir y comunicar empatía. Aprender cosas nuevas nos hace desarrollar la neurogénesis o nacimiento de nuevas neuronas cerebrales a partir de las células madre. Molenberghs (2009).  La amígdala que controla los sentimientos y las emociones en el cerebro tiene neuronas espejo. Sin las neuronas espejo no podríamos transmitir emociones ni participar del aprendizaje y la cultura. El alcohol y las drogas hacen que nuestra plasticidad sináptica varíe y se mueren varias neuronas, así como con el consumo del tabaco, la contaminación y el estrés. Modelar conductas o “dar el ejemplo” es la mejor manera de enseñar/aprender.  Por eso dicen que los hijos no aprenden de lo que les decimos, sino de lo que hacemos y somos. (Aldara, 2019)

Rizzolatti (2006) descubre las neuronas espejo al trabajar con primates, y desde entonces se están estudiando en su relación con humanos y con el trauma, la empatía y el aprendizaje.

“Las neuronas espejo son aquellas que transforman representaciones sensoriales en motrices y constituyen un ejemplo de mecanismos espejo más amplios y colectivos”, Rizzolatti (1992).

Cuando una persona tiene una conducta y la segunda persona la imita, esta es más fácil y le será más fácil a una tercera persona, haciendo una cadena neuronal que se apoya en las neuronas espejo. Por ejemplo, vemos cómo generacionalmente los más jóvenes saben y se les facilita mucho más la tecnología que a los mayores: han sido las neuronas espejo aprendiendo generacionalmente a vencer retos tecnológicos que van siendo cada vez más fáciles. (Ramachandran, 2011). Estas neuronas sobre todo se hallan en el lóbulo parietal y en el frontal inferior.

Cuando nos acordamos y repasamos un ejercicio después de hacerlo, son las neuronas espejo que lo están volviendo a vivir y a experimentar creando la misma química y emoción de esa conducta. Por eso los entrenamientos de alto rendimiento utilizan la meditación guiada a posteriori, repasando el entrenamiento que se hizo: es como si se hiciera una segunda vez, y se memoriza con más profundidad, es decir se arraiga el aprendizaje.

Necesitamos seguridad neural para poder hacer centramiento y presenciación, así como arraigo (tres herramientas básicas en la PHC). Promover la seguridad nos ayuda en la práctica de estas tres conductas y habilidades psicoterapéuticas y de vida. “La experiencia de seguridad no es la ausencia de amenaza, sino la presencia de conexión” (Maté, 2003), y esto es lo que la relación psicoterapéutica sostenida ofrece.

Nuestra sociedad estresada con padres estresados que crean niños estresados que no tienen la capacidad de autorregulación, todavía enseña que esto está bien. Cuando somos adultos y estamos estresados somos suficientemente maduros y tenemos la capacidad de regularnos y tomar algunas respiraciones o calmarnos o bajar de intensidad y decir OK pensemos mejor esto déjame encargarme de ello y ver mañana que hacemos etc. y priorizar. Un infante no puede hacer eso: no tiene ninguna capacidad de autorregulación porque su cerebro requiere la función madura de un cerebro adulto para regularse: requiere de las neuronas espejo para aprender a regular la ansiedad y el estrés.

Al hablar de neuroplasticidad y de sanar el trauma, estamos hablando también de neurogénesis hipocampal, es decir la generación de células neuronales adultas nuevas a partir de crear plasticidad y caminos nuevos entre neuronas en el cerebro.

Cuando el adulto que debe de modelar la regulación al hijo no lo puede hacer porque no funciona de manera adulta sino también como un niño, tenemos entonces el cerebro inmaduro de un adulto regulando o tratando de regular el cerebro inmaduro de un infante, por lo que de esta manera la autorregulación nunca se desarrolla, sino que el trauma intergeneracional se transmite. Maté 2023. La PHC puede “prestar” o espejear esta habilidad a su paciente para que la desarrolle paulatinamente.

¿De qué nos sirve saber de este tipo de neuronas para trabajar el trauma?  Trabajamos con las neuronas espejo de dos maneras:

  1. Como paciente voy a ir imitando o espejeando el modelaje de mi terapeuta que puede quedarse con las sensaciones desagradables o el discurso del tema traumático sosteniéndolo y permitiéndose generar simultáneamente empatía seguridad y contención. Rizzolatti (2023) Mi terapeuta podrá hacer esto si es que tienen su propio trabajo de  generar seguridad  en sus propios  traumas. A partir de  contactar  con  sus  experiencias  de  seguridad  reales, puede apoyarme a  sostener mi proceso y  crear  los puentes  entre  trauma y seguridad  que necesito  desarrollar.
  2. Creando caminos, hasta ahora inexistentes dentro de mi cerebro y dentro de mi cuerpo-mente entre una experiencia traumática y una experiencia en donde he experimentado seguridad, tomando prestado o espejeando imágenes, olores, actividades, frecuencia cardiaca, resiliencia, etc. que estuvieron presentes en mi experiencia de seguridad. Al crear estos puentes o redes neuronales nuevas, el sistema nervioso va descargándole de poder a la experiencia traumática (en donde impera el sistema simpático), e incorpora al evento traumático y a su vivencia, habilidades parasimpáticas nuevas presentes en la memoria segura. Las dendritas de la neurona “traumada” o la zona con esa memoria, se ampliarán estirándose a tocar y tomar experiencias seguras que están en la memoria de otra neurona o zona, incorporando sanación. Al trauma le vamos añadiendo cualidades emocionales, vivenciales y nerviosas que carecía, y por ello, sanándolo paulatinamente. Tenemos que recordar siempre que el trauma no es lo que sucedió, sino lo que tradujimos de eso con nuestro cuerpo-mente. (Maté, 2003)

“No es ver algo primero, sino establecer conexiones sólidas entre lo previamente conocido y lo hasta ahora desconocido, lo que constituye la esencia del descubrimiento científico. Es este proceso de unión el que mejor puede promover la verdadera comprensión y el progreso real”, Hans Selye.

Al transitar de una memoria a otra, profundizamos las huellas de estos nuevos caminos, arraigando su relación y literalmente memorizando nuevos caminos. Esto se hace con la memoria del lenguaje, y con la memoria preverbal o no verbal presente en el trauma (Arbib, 2006). Trabajamos con calma y respeto transitando de una memoria a otra con reflejos simples, contacto con las sensaciones y emociones, movimientos faltantes, y comunicación de empatía.

La seguridad modera la habilidad de desarrollar relaciones seguras futuras, por eso es tan importante recuperar la seguridad a través de la mielinización y el desarrollo de la autorregulación organísmica Goldstein (1995). La mielinización permite que los impulsos entre neuronas se conduzcan con mayor velocidad y eficacia, o donde no los ha habido como en zonas en donde se almacena el trauma, que se inicien. Según Porges si perdemos la regulación del circuito vagal, nos convertimos, en cierto sentido, en máquinas defensivas de pelea/ huida, ósea perdemos libertad.

Esta creación de puentes neuronales nos va sanando y devolviendo la libertad. La autorregulación emocional es lo más Importante; la habilidad más importante que puede tener un ser humano y esta no es posible si no hay una autorregulación somática que la acompañe. La regulación emocional es la habilidad de responder a los estresores internos y externos de manera flexible y saludable. Nuestra manera de regularnos emocionalmente impacta a todas las áreas de nuestra vida como son la salud física general, la salud de nuestras relaciones, la vida profesional y de trabajo, nuestro sentido de seguridad y valía y en general nuestra confianza.

Las personas que no tienen la habilidad de regularse emocionalmente tienden a tener abuso de sustancias, de problemas alimenticios, comportamiento impulsivo, depresión, ansiedad, desórdenes de la personalidad, disfunciones en las relaciones y enfermedades autoinmunes, entre otras.  La regulación emocional y somática se puede aprender poco a poco y se va ganando control confianza y conciencia de lo que se siente y flexibilidad.

Para ello hay que identificar lo que sentimos, pausar y sentir lo que está pasando en nuestro cuerpo y poderlo nombrar: por ejemplo, mi pecho está tenso y me siento enojada. Quedarnos en contacto con ello y darnos cuenta de por ejemplo cómo está subiendo la frecuencia cardiaca con estos pensamientos y seguimos en pausa observando y trabajando “el músculo de la no reactividad”. Necesitamos desarrollar nuevos caminos neuronales hacia un comportamiento diferente y esto implica resolver algunos asuntos traumáticos del pasado, y aceptar que otros no se pueden cambiar y poder expresarnos.

 

Trauma transgeneracional o heredado

“Puede necesitarse un numero pequeño de personas para establecer un nuevo nivel de coherencia para compartir nuestra luz, sanar nuestras heridas, y darnos cuanta del potencial infinito del mundo por despertar” (Hübl, 2021) sostienen que el trauma colectivo es en donde estamos viviendo ahora, y que este trauma transgeneracional se hereda en el ADN de generación a generación, duplicando y triplicando la intensidad de sus síntomas, hasta que pueda ser sanado, concientizado y transformado. Es a través de las neuronas espejo y del ADN que aprendo por ejemplo del miedo a las bombas sin haber estado en la guerra, pero mis abuelos si estuvieron. El trauma ocurre en separación y la sanación ocurre en relación. El trauma es estar en el pasado, y sanarlo es devolvernos al presente. Si una energía física o emocional se crea, no se puede frenar: necesita terminar su ciclo para estar en paz. Si un dolor profundo se corta, detienen o reprime, etc., sigue activo en el inconsciente personal y colectivo. Esa sustancia activa se cristaliza a través de los años y décadas hacia una repetición transgeneracional y se repite y repite. Es nuestra responsabilidad trabajarlo, darle cauce, consciencia, lugar y sanarlo. El trauma impacta el acceso a nuestra autonomía, y la sanación nos la devuelve. Es posible ampliar la consciencia, ampliar la mirada, quedarnos con las emociones, sensaciones, imágenes y sentimientos, y sanarlos para soltar. Es posible recuperar gran parte de la libertad y la autonomía perdidas, y dejar de sacrificar nuestra vida a un pasado que no nos respalda.

 

¿Cuál es la diferencia entre la genética y la epigenética?

Los genes que ya tenemos por herencia de generación en generación y heredamos de madre y padre, están “tatuados” en la cadena de ADN, como estas secuencias de proteínas que obtenemos de ellos. Nuestro genoma en realidad es la combinación de la genética del padre y de la madre haciendo nuestra propia mezcla y material genéticos. El epigenoma o nuestra epigenética es la expresión de esos genomas en el medio ambiente en donde se muestran y se comunican nuestros rasgos, dependiendo de ese medio ambiente al cual se expone nuestro ADN, se determinará la expresión de lo de los mismos: cómo se ve, cómo se siente, cuál es la función y cómo estamos viviendo esta genética; ahí es donde podemos tener una gran influencia creando el medio

ambiente propicio que apoye al desarrollo y expresión de las células sanas, ya que los medioambientes no saludables hacen que las células del ADN no se expresen y se repriman incrementando el rango de degeneración y enfermedad. Es ahí, en ese medio ambiente, en donde estamos trabajando el trauma para crear nuevos caminos neuronales y relacionales entre diferentes neuronas y cadenas de ADN.

 

Bibliografía

  1. Pascal, Molenberghs. «Is the mirror neuron system involved in imitation? A short review and meta-analysis»julio de 2009doi:10.1016/j.neubiorev.2009.03.010. Consultado el http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S014976340900044X.
  2. V.S. Ramachandran, en su ensayo Mirror neurons and imitation learning as the driving force behind “the great leap forward” in human evolutionhace referencia a su potencial importancia en el lenguaje y la imitación. Paidos  2011.  Lo  que  el  cerebro nos d ice.
  3. Michael Arbib, The Mirror System Hypothesis. Linking Language to Theory of Mind, 2005, consultado el 17 de febrero de 2006.
  4. Las neuronas espejo:Los mecanismos de la empatía emocional

Giacomo RizzolattiCorrado Sinigaglia

Ediciones Paidós, 15 oct 2006 las nueronas  espejo

5.«Rizzolatti: “Todos somos capaces de sentir la emoción del otro” – Agencia TSS». 2023.

  1. Martitegui, Aldara (2019). «Neuronas espejo: las responsables de que te emociones y llores en el cine»Nius Diario. Consultado el 6 de abril de 2023.
  2. Porges, S. W. y Buczynski Ruth. La teoría polivagal para el tratamiento del trauma. 2012
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Kurt Goldstein

  1. Barr (2014) El sistema nervioso humano
  2. Kiernan A. John  Wolters Kluwer
  3. Kurtz (1976) Psicoterapia centrada en el cuerpo: el método Hakomi
  4. Lowen Alexander (2007) Lenguaje Del Cuerpo
  5. Gabor Maté (2003) Cuando el cuerpo dice no
  6. Hans Selye M.D. (1956) The Stress of Life
  7. Pema Chödrön (2020) Abrazar lo inabrazable: Vivir de todo corazón en un mundo descorazonador
  8. Thomas Hübl (2021) Sanar el trauma colectivo
  9. Martínez Ruíz, C. (1998). Biomnémica: El arte de liberarse de la ansiedad, de toda psicopatología, de la enfermedad psicosomática. Edición Privada.
  10. Gabor Maté(2023). El mito de la normalidad
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