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Psicopatía, parte 2

Psicopatía, parte 2

Energy & Consciousness, International Journal of Core Energetics, 2: 51 – 71, 1992 ISSN: 1050 – 5326 print www.coreenergetics.org

ANDRÉ LEITES, PH.D.

Traducción: Mtra. Marilenca  Bailey IHPC INTEGRA

*Para leer psicopatía parte 1, dé click aquí

 

ENFOQUE PSICOTERAPÉUTICO

Una dificultad generalizada y reconocida al tratar al psicopático, es la naturaleza repetitiva e interminable que presenta. Esto es muy frustrante para el terapeuta ya que, si responde con impaciencia, enojo o juicio acerca de la naturaleza repetitiva e innecesaria del material que el psicopático presenta, se va a ver confrontado con duda y desconfianza. El paciente sentirá que está haciendo lo mejor comunicando lo que está en su alma, y el terapeuta quiere algo de él; en otras palabras, el terapeuta tiene una agenda, es decir, un objetivo. Esto es, claro, un producto de la proyección paranoide del paciente que se refuerza si el terapeuta es impaciente.

Creo que ésta puede ser una de las causas centrales de las dificultades terapéuticas al trabajar con psicopáticos; y aunque, en mi conocimiento, no hay explicaciones para este fenómeno repetitivo, me gustaría expresar cuál es mi sentimiento intuitivo acerca de sus causas y orígenes.

Muchos autores han notado la inhabilidad del psicopático para aprender de su experiencia. Esto parece ser observado entre criminales y personas con mala adaptación social que han sido hospitalizadas o institucionalizadas, sin embargo, en los neuróticos que forman parte de la población general y que pueden denominarse psicopáticos, como el término es utilizado en este artículo, aplica el mismo fenómeno. Es un hecho que el neurótico no puede aprender de las experiencias de vida, positivas y negativas – y esto parece estar causado por un impedimento profundo de la personalidad. Parece que desconfían de las experiencias positivas y que internalizan y recrean las negativas de manera indefinida.

Muchas veces surge la pregunta de por qué algunas personas necesitan acrecentar mucho su dinero, su poder, la comida, o los bienes materiales. El absurdo de acumular estas “cosas”, más allá de ciertos niveles que satisfagan los requerimientos de la mayor parte de la gente, tiene causas que nos pueden dar miedo y que muchas veces han sido observadas y cuestionadas. Yo personalmente he tenido la oportunidad de interactuar y observar a muchos tipos de personas y he visto que un denominador común es un alto nivel de ansiedad que se percibe como excitación placentera. Y puede bien serlo. Pero también hay muchos desbalances en su vida. Uno común es la inhabilidad de establecer y sostener relaciones gratificantes. Otro es la inhabilidad de aceptar las satisfacciones que normalmente se derivarían de sus propios actos creativos. Por ejemplo, un hombre puede acumular una fortuna suficientemente grande para que él y sus hijos vivan en opulencia, sin embargo, esta cantidad de dinero nunca es suficiente y el hombre continúa acumulando más y más llevándose a sí mismo hacia un ataque al corazón, presión arterial alta, etc. Algunos desde luego lo hacen porque aman hacerlo, pero también llevan vidas balanceadas. La irracionalidad de este tipo de necesidad acumulativa va más allá de la ambición y de la gula. Creo que está fincado en una escisión profunda y centralizada en la personalidad en donde el valor del self solamente se obtiene a través del logro y nunca a través de un sentido del self. Lo mismo aplica para las relaciones en donde frecuentemente vemos que un hombre y una mujer que están aparentemente en relaciones gratificantes y satisfactorias, sin embargo, permanecen insatisfechos buscando novedades – y eventualmente destruyendo lo que tenían. Esto no es tan complicado de entender si es que aceptamos que la personalidad no está en contacto con los beneficios y placeres que pueden, en la realidad, ser derivados de relaciones sustanciales. Todo lo descrito arriba, son ejemplos de insatisfacción profunda con lo que es, en el aquí y en el ahora –la realidad.

Ya que hemos postulado que la psicopatía es un muy exagerado voluntarismo, la necesidad de control puede ser vista como una sobrecompensación contrafóbica.

Controlar a otros nos defiende de ser realmente vistos por otros y es una proyección del miedo a la pérdida del control del self. Técnicamente, proyectar el control nos indica una falta de autocontrol – una verdad en la psicopatía. El self se ve a sí mismo con miedo y no se gusta, básicamente porque el self no conoce al self. En términos junguianos la sombra permanece oculta – a tal grado que el self, sabiendo que existe la sombra y sin poder contactar con ella, la odia y le teme. Hay que sumarle a esto la impredecibilidad de la situación parental, para que la profunda duda de sí mismo sea el resultado lógico. Esta duda de sí mismo es un elemento clave que las defensas protegen; nos lleva a una necesidad exagerada de aceptación tanto del self y otros que nada de lo que sea percibido como un obstáculo para ganar esta aceptación se elimina. La negación, la proyección y la racionalización se utilizan para justificar el acting-out despiadado y la autoindulgencia del self que son ambas causa y efecto de la subyacente falta de valía y que son erróneamente vistas como soluciones. En la realidad pueden, cuando mucho, ser pseudo soluciones; es decir, ser una solución que ofrece alivio temporal, sin significar un verdadero cambio.

Esto debe de estar considerado cuidadosamente en las fases iniciales de la terapia, en donde debe de establecerse una alianza terapéutica fuerte y sólida. Este es un tema delicado ya que implica ganarnos la confianza del paciente – y este siempre es un tema frágil. Apapachar al paciente e ignorar las distorsiones a veces muy evidentes, nos va a llevar hacia la desconfianza, mientras que la confrontación hará lo mismo. Un balance tiene que obtenerse en donde el paciente siente que el terapeuta está consciente, es confiable, está interesado, sabe – todo esto implica confrontación- mientras que al mismo tiempo la persona no debe de sentirse muy asustada como para irse. El paciente debe de confiar en el terapeuta tanto como ser humano como un experto que no puede ser engañado, algo en lo que el paciente es muy hábil logrando. Es vital recordar que los centros de identificación primaria alrededor de los secretos están rodeados y protegidos por un montón de mentiras. La red de mentiras llega a tal proporción que el individuo mismo pierde el hilo en cuanto a qué es verdad y que es mentira. Esta mentira era tan habitual en la infancia (y era, en su momento, una respuesta adaptativa necesaria a las constantes violaciones de los padres), que la voz interna que discrimina lo correcto de lo incorrecto, verdad de mentira, estaba muy negada o disimulada a través de la supresión constante. Ahora la persona no puede diferenciar con claridad, de manera que la confusión de la cual se escapó tan desesperadamente existe en su propia psique, perpetuando, y quizá incrementando la necesidad de la psicopatía. Mentir con facilidad es una reacción tan fácilmente hecha que casi es automática para el psicopático – quien la considera “conveniente”- y quien considera que la voz de la consciencia se convirtió a través de los años en silente. En estas condiciones, no podría oponerse a una voluntad muy desarrollada. Tristemente, la persona llega al punto en donde se miente a sí mismo sin realmente estar consciente de ello. Esto es debido a que el psicopático siente que al no lograr lo que se propone, a través de su voluntad, se acerca la aniquilación, humillación y falta de valía. La persona siente terror real de que esto pueda suceder, ya que su valía entera está basada en el éxito de la voluntad. El fracaso de la voluntad es equivalente al fracaso de la personalidad entera. Esto, a su vez, presupone una ilusión doble: una, que el mundo, la vida, la realidad y otras personas deberán acomodar esta situación ya que todo depende de la voluntad del individuo; y dos, que la personalidad contiene poco, si es que algo, además de la voluntad. Y también ignora el hecho de que, si se satisfacen las necesidades de la voluntad, ésta debe inevitablemente escalar sus demandas de manera que la nueva y fresca verificación de su poder pueda llevarse a cabo – y así hacia el infinito o hasta que la realidad irrumpa.

Esto parece confirmar la hipótesis (previamente descrita) de la escisión entre los aspectos negativos y positivos del self, con énfasis en lo negativo. Por lo tanto, cuando el terapeuta confronta un tema debe de recordar que el paciente no tiene el sentido interno que verifique o refute cualquier confrontación, y que el paciente debe a veces aceptar la postura del terapeuta esencialmente a partir de la confianza. Esto es muy difícil para cualquier individuo, pero mucho más para el psicopático que carece de la confianza básica como característica primaria. Por lo tanto, la dificultad terapéutica reside en establecer confianza, paralelamente a ayudar a la persona a que vea otro punto de vista, uno que pueda diferir radicalmente de lo que la persona ha experimentado en el pasado. Puesto de otra manera, la confianza en el terapeuta es la piedra angular de la alianza terapéutica, y con un psicopático, establecer la confianza implica ponerle límites a una voluntad desenfrenada, límites que por definición van a ser opuestos por el paciente. La falta de límites estables y confiables y adecuados, es exactamente lo que causó la psicopatía en primera instancia, de manera que el apoyo sin confrontación es la repetición de la dinámica infantil.

EL DOBLE VÍNCULO DEL PSICOPÁTICO

La persona se encuentra entre dos soluciones igualmente aceptables. Una es continuar la indulgencia con la voluntad, que lo lleva a una separación creciente de la realidad. La otra, es voltear hacia adentro y enfrentar el enorme caos, duda de sí mismo y falta de valía. La persona debe tomar esta segunda alternativa sin un sentido del self objetivo, sin una perspectiva balanceada que pueda ver lo negativo, pero que también pueda tener consciencia de las mejores partes de la personalidad, que son creativas, amorosas, amables y generosas. Tenemos que recordar que la identificación primaria se ancló en los sentimientos negativos que en la infancia se convirtieron en el núcleo alrededor del cual se organizó la personalidad. Por lo tanto, cuando la persona ve hacia adentro lo que ve es culpa acumulada, rabia, odio, secrecía, revancha –los aspectos negativos de la personalidad, que están esencialmente desconectados de sus propios rasgos positivos, de manera que la persona se siente esencialmente “mala”.

Esta realización es, desde luego, completamente inaceptable para la psique humana. La terapia, por lo tanto, requiere de una consolidación constante de lo positivo y la confrontación de lo negativo también de manera constante. Es como si la búsqueda por exponer lo negativo, generalmente es conjuntamente iniciada con el paciente como un aliado; el terapeuta debe apoyar cualquier expresión positiva del paciente. Para revelar sus secretos y sus pensamientos negativos, los intentos o fantasías son vistos por el paciente como dejándolo vulnerable a la manipulación parental. Si el terapeuta malentiende o no aprecia profundamente el significado de la exposición de un secreto, lastimará al paciente y desperdiciará la oportunidad para ofrecer el tan anhelado apoyo. Esta exposición simple, muchas veces es un paso muy importante en el trabajo con el psicopático. Implica un grado de confianza en el terapeuta. Dicha revelación debe de ser motivada. Pero, mucho aplauso es peligroso, ya que puede ser una recreación del trauma infantil y disparar una sospecha paranoide.

COMPORTAMIENTO ANTISOCIAL Y RESTITUCIÓN ACTUALES

Por otro lado, es imperativo lidiar con los comportamientos antisociales más evidentes, de manera que el paciente pueda paulatinamente regresar a la realidad de la interacción personal. Esto es muy importante: las violaciones en el pasado han creado y acumulado culpa reprimida, pero las violaciones del presente crean culpa presente muy real que pesa en la psique y requiere de mentiras futuras y encubrimientos, por lo tanto, añadiendo gasolina al fuego. Las violaciones presentes y comportamientos antisociales deben disminuirse o frenarse antes de que podamos trabajar con la culpa acumulada. No es suficiente con simplemente reconocer las violaciones del presente. El paciente debe de ser motivado a sentir plenamente el dolor que sus actos han infringido en otros. Sentir este dolor nos llevará a sentir remordimiento real, lo cual es una verdadera restitución en el sentido más profundo. (1) Creo que el sacramento católico de la confesión que requiere que nos revelemos ante el sacerdote, el arrepentimiento (que es sentir el dolor del pecado) (2) y el intento de evitar la repetición, el verdadero deseo de cambio) contiene y ejemplifica bien a lo que me estoy refiriendo. Notar que todos estos requerimientos son internos y que la iglesia solamente absuelve si son logrados. Notar también que solamente el pecador puede saber si es que estas condiciones realmente se logran – el sacerdote absuelve de todas maneras pero el pecado no va a ser borrado (perdonado) del alma si algunos de estos tres pasos no están presentes.

REESTABLECIMIENTO DEL AUTORESPETO

El opuesto a la auto duda es el Autorrespeto. Para lograr esto la persona debe de desarrollar suficiente confianza, primero en el terapeuta después en otros y finalmente en sí mismo y en los sentimientos. Este proceso es gradual y hay que entrar en él con mucha precaución: inicialmente el proceso es lento y el más pequeño acto de traición puede causar que la persona se contraiga de pronto y regrese a los patrones de defensa antiguos. Sin embargo, en la medida en la que la confianza se desarrolla a la persona se le debe de poder mostrar que la auto traición, es decir, la violación de la consciencia interna trabaja en contra de sus intereses, si es que el auto respeto y la integridad son los objetivos. He encontrado que la mayor parte de psicopáticos ni siquiera están conscientes de ello y que le dan la bienvenida a la autorrealización de que pueden recobrar el auto respeto está basada en escuchar su voz interior y no la opinión de otros. Para un psicopático, la fuerza vital está muy comprometida para obtener aprobación de otros y que desesperadamente quiere compensar su propia auto desaprobación cuando viola su consciencia. Por lo tanto, quiere dos cosas, conseguir lo que quiere al margen de las consecuencias y quiere conseguir que otros lo aprueben a él y a sus actos. Esta imposibilidad lo lleva a descartar las opiniones y sentimientos de otros cuando no están de acuerdo con él. De esta manera el psicopático no está implicado con los sentimientos de otros. Solo los usa. De esta manera la culpa se incrementa, así como la desconexión de la humanidad y de los sentimientos humanos. La psicoterapia debe entonces implicarse en el restablecimiento del vínculo con la humanidad. Creo que esto se hace óptimamente en terapia grupal. La psicoterapia individual no nos apoya mucho para esta parte del proceso, ya que el terapeuta es nada más una persona.

ARROGANCIA

Ser “especial” fue un tema muy importante durante el desarrollo del niño. La seducción parental siempre contenía un mensaje, “tú eres mi niño/a especial”. El deseo de ser especial está muy presente en la psicopatía, sin embargo esto toma la forma de la arrogancia que es muy obvia en el subtipo ominoso, pero menos evidente en los otros dos subtipos, sin embargo, la arrogancia siempre está ahí y hay que trabajarla. Esto muchas veces es difícil. Para el psicopático, no ser especial implica renunciar a los padres lo cual significa también resolver la situación edípica. De manera admitida, la resolución de estos niveles tan profundos es muy poco común, pero podemos desearla ya que siempre puede ser usada para exponer la arrogancia. Estas confrontaciones muchas veces tienen culpa subyacente y ojalá muestren un poco de remordimiento ya que ésta es una parte importante de la restitución.

Los psicopáticos utilizan el desplazamiento de manera muy efectiva. El terapeuta debe de estar consciente que a veces dicho desplazamiento es muy consciente y simplemente se convierte en otra evasión. Es útil confrontar esta defensa lo antes posible ya que en dicho desplazamiento es posible que el paciente lo acepte. Sin embargo, el paciente no se le debe de hacer sentir que este material es aceptable mientras que otro no lo es. Esto sería jugar el juego psicopático a la perfección.

ARRAIGO

En el nivel físico, es importante ayudar al psicopático a arraigarse. Esto quiere decir reestablecer literalmente un sentido de contacto con la tierra a través de sus piernas que su propio sistema de soporte. Al separarse de la tierra y subir la energía de la tierra (símbolo materno) y subir la energía y “subir” la sexualidad (procesos involuntarios), el psicopático se queda solo con su ego. Esta duda de sí mismo se refuerza mucho si es que el cerebro no percibe que el cuerpo es sólido, confiable y estable de manera que esta percepción debe de reestablecerse. El arraigo también nos ayuda a reconectar con la sexualidad. Inclusive el psicopático promiscuo simplemente utiliza la sexualidad con otros propósitos, como el control, el poder encima de otros o simple contacto. Los psicopáticos rara vez tienen la experiencia placentera del aspecto de la sexualidad. Una vez más esto se dice más fácil de lo que se hace ya que implica desarrollar confianza en los procesos involuntarios y abandono del ego, aunque sea de manera momentánea, durante un orgasmo.

Un aspecto importante de la terapia es ayudar al paciente a soltar la ira, rabia y el despecho que ha acumulado a través de los años. Aunque no es difícil para un psicopático expresar parte de su enojo, es extremadamente difícil realmente soltar todos los controles internos y soltar la emoción. Creo que la parte de la ira que se reprime, llena la necesidad psicopática de siempre tener una puerta trasera, una posición de reserva para las posturas defensivas. Soltar plenamente la ira también implicaría una momentánea pérdida de control. Esto para el psicopático significa el abandono de una de sus defensas de caracteres fundamentales. Debido a que la identificación primaria está hecha con lo negativo, la pérdida de control implica verse inundado con sentimientos negativos en la visión del ego. En este contexto la falta de control significa la locura, en un nivel más superficial, también significa revelar secretos adicionales. En el momento de externar la ira, muchas contradicciones pueden ocurrir ya que se puede soltar más de lo planeado.

Atrás de la máscara muchas veces dulce y amable, el sumiso psicopático ha aprendido a sobrevivir pudiendo distinguir sutilmente entre las necesidades falsas y verdaderas de los demás. Emplea esta información de manera manipulativa para controlar, como lo sabe hacer bien. Ambos tipos de psicopático tienen la creencia de “yo quiero controlar” pero el psicopático sumiso lo hace de una manera muy diferente que el psicopático ominoso. Lo hace de manera subterránea nunca revelando sus secretos y sin exponerse. Esta persona está fuera de contacto con sus propias necesidades reales ya que la atención entera está enfocada en las necesidades de otros, las cuales serán usadas de manera manipulativa.

SUBTIPO OMINIOSO AMENAZADOR

Con el psicopático ominoso es imperativo que aprenda a controlar su voluntad para no actuar impulsivamente, debe de aprender paciencia, tolerancia y compasión. Debe de aceptar que sus necesidades no vienen primero si es que quiere paz, felicidad y satisfacción. Debe de ser capaz de considerar a la sociedad y las necesidades de otros y por lo menos hacer un poco de espacio para ello dentro de su propio interés (en el caso de la sociopatía). Debemos de tener cuidado para evitar la humillación y erosión severa o inclusive la completa pérdida del elemento de la confianza en la alianza terapéutica. Sin embargo, debe de ser motivado para considerar y aceptar los puntos de vista de otros que a veces puede ser más valiosos que los suyos. En el caso de la psicopatía sumisa, este recurso es muy destructivo ya que esto es precisamente lo que hace de todas maneras. El psicopático consentirá y permanecerá “subterráneo”, hostil y despreciativo.

SUBTIPO SUMISO

Es igualmente difícil para los psicopáticos sumisos comenzar a contactar con sus propias necesidades y arriesgarse a expresarlas y satisfacerlas. En otras palabras, el psicopático sumiso debe de motivarse a confiar en sus propios sentimientos, respaldarse con sus propias percepciones de lo que necesita para sí mismo, y parar de complacer y aplacar. El psicopático sumiso debe de reforzarse y ser apoyado temporalmente para oponerse, para decir que no, siempre y cuando esto sea expresado de manera directa y limpia en la confrontación. No debe de ir “subterráneamente” lo cual es una maniobra flexible para él. El terapeuta debe de estar consciente de los intentos continuos de los sumisos para complacerlos. Esta persona está constantemente buscando qué es lo que el terapeuta quiere o espera y producirá sentimientos, actitudes, palabras que el terapeuta anticipa, espera e inclusive desea. Esta es una situación delicada. Si el terapeuta encamina al psicopático a que se oponga y confronte eso es lo que la persona hará y más aún, al hacerlo, se someterá al terapeuta. Creo que es muy difícil para un solo terapeuta provocar la autoafirmación que le falta a un psicopático sumiso. Es más fácil hacerlo en terapia grupal.

SUBTIPO INTROVERTIDO

El psicopático introvertido es más difícil para mí quizá porque he tenido menos experiencia con ellos. Sin embargo, parece que un aspecto importante de la terapia es sacarlo a la vida, al mundo y a la realidad. Debemos de darle un medio ambiente de apoyo. La terapia se debe de enfocar principalmente en su necesidad o en la negación más bien de sus necesidades y en su actitud arrogante desde la cual minimiza estas necesidades. Frecuentemente la falta de dinero, trabajo o relaciones interpersonales (amistades sexuales), pueden salir ya que este subtipo posiblemente ha suprimido sus necesidades a tal grado en donde las condiciones de sobrevivencia mínimas son consideradas aceptables.

SEDUCCIÓN

La seducción por parte de un psicopático, que generalmente es inconsciente, puede ser de muchos tipos, no necesariamente sexual. En el caso del psicopático sumiso, por ejemplo, la seducción es: “yo te voy a dar lo que necesitas” (inconsciente) o “te voy a compartir una parte de mí mismo” (consciente). La seducción siempre está intencionada a controlar pero cuando el terapeuta no llena las expectativas que acompañan la seducción, el psicopático se siente justificado al utilizar cualquier otro medio para lograr el control y/o la revancha. Como último recurso, la ira del psicopático, guarda en reserva también va a ser utilizada como una forma de control. La ira del psicopático ominoso es evidente, mientras que es menos evidente en el psicopático sumiso pero sigue muy presente.

La seducción es un proceso aprendido que se originó con la seducción parental y ha sido internalizada al grado de que es virtualmente inconsciente en el adulto. Tiene que ser inconsciente de otra manera el psicopático tendría que aceptar que su seducción es tan cruel, confusa hostil y manipulativa como la seducción que experimentó como parte de su figura parental. Esto, claro, nos llevaría a admitir el dolor y eventualmente la culpa que están tan desconectadas de su personalidad y su consciencia. Aceptar la seducción es aceptar la responsabilidad por la crueldad. El psicopático amenazador bloquea el dolor mientras que el sumiso bloquea la ira y el introvertido bloquea el contacto.

DEFENSA DE LA DEFENSA

Necesitamos “hablar” de la defensa de la defensa en el trabajo psicopático. Cuando el terapeuta se presenta en este nivel debe de entender dos cosas:

  1. El paciente se siente sobre confrontado, acusado, tratado injustamente y enjuiciado y cree que el terapeuta no entiende el problema totalmente en su contexto. En ambos casos la respuesta inmediata y automática es volverse totalmente no receptivo al grado de no escuchar lo que se le está diciendo.
  2. El paciente, debajo de la aparente defensa fuerte, tiene terror. Este estado es el resultado de la poderosa voluntad que se está utilizando para bloquear la información entrante. El paciente cree que vamos a llegar a una inevitable y no deseable conclusión si es que se expone totalmente la verdad, si es que permitimos que los eventos se muestren secuencial y lógicamente sin ser controlados. Esto no es aceptable de manera que estos eventos deben de ser “alterados y controlados” (cambiados y manipulados). Esta secuencia se basa en muchas concepciones falsas obvias que son:
  3. a) el producto final proyectado por el individuo es de hecho la única respuesta posible, y la conclusión del terapeuta (cuando se percibe racionalmente hasta sus últimas consecuencias) es totalmente inaceptable. En realidad, este resultado muy frecuentemente puede ser la mejor alternativa si consideramos el crecimiento del paciente a largo plazo. Un ejemplo puede ser que lo cachen y lo confronten en un acto humillante público (está robando) aunque parecería exactamente la lección que la persona necesita evitar para frenar su deseo de robar, lo cual lo podría hacer terminar en la cárcel
  4. b) la estimación de la personalidad es lo que es una progresión racional de pensamiento y/o de eventos que realmente nos llevan a una conclusión proyectada. Esto es muy arrogante ya que excluye los pensamientos de todas personas opiniones sentimientos y actitudes. Descartar la posibilidad de que alguien más llegue a otra conclusión a partir de los mismos hechos. Es una expresión de la certeza que tiene el psicopático de que sus percepciones y conclusiones solamente son las correctas y que nadie más puede tener reacciones y conclusiones diferentes a partir de los mismos hechos. Los psicopáticos por lo tanto muchas veces se sorprenden de ver las conclusiones inesperadas a las que otros llegan. Estas realizaciones son muy poderosas experiencias terapéuticas que pueden tener los psicopáticos. Es una muy buena herramienta especialmente en la terapia grupal en donde puede haber muchas personas en desacuerdo con el psicopático que lleguen a diferentes conclusiones y que en última instancia puede exponer su paranoia.
  5. c) el intento del mundo (gente en general o personas específicas) es egoísta; algunos no frenarán en nada para lastimar, atacar o dañar a otros y lograr sus objetivos. Esto claramente es la expresión del núcleo paranoide. Sin embargo es importante subrayar que cuando el paciente en terapia empieza a cuestionarse la validez, estas presunciones no cuestionadas previamente, se ha hecho un muy buen trabajo especialmente en terapia grupal.

Estas tres premisas –la no aceptación de la conclusión proyectada, la inevitabilidad de esta conclusión y sus consecuencias estimadas, y el intento no confiable y egoísta de otros, deben de ser retados constantemente durante la terapia. Estas herramientas terapéuticas están entre las más útiles y poderosas para un terapeuta.

TERROR

Debajo de toda esta dinámica está el terror – a veces, muy poderoso. El terror a ser expuesto, y a “ser/estar” totalmente “malo”. Esto es, desde luego, oculto para otros, pero sobre todo de uno mismo- y la personalidad se defenderá dramáticamente ante cualquier intento de confrontar este tema, que es el tema que más necesita ser expuesto. El psicopático necesita saber una y otra vez que aun cuando exponga un rasgo, acto o sentimiento negativo va a ser aceptado; será amado y que sigue siendo un hijo de Dios. De hecho, debe de ser motivado para ver que el valor que se requiere para exponer estos rasgos negativos es muy grande, y que al hacerlo está logrando algo muy positivo. De esta forma el aspecto de “defensa” de la psicopatía se puede ir trabajando gradualmente.

CONECTAR CON LA PARTE ESPIRITUAL

Hay otro aspecto, y quizá el más importante de la terapia, que es el redescubrimiento del self trascendental o las funciones superiores a las que me he referido anteriormente. Esta reconexión con lo sagrado, lo santo, la unidad Buda/Cristo/Consciencia Superior (como sea que lo llamen), representa un paso importante en el proceso de crecimiento de todo individuo. Quizá es un paso crítico y difícil para alguien con una sustancial cantidad de psicopatía en su sistema de defensa. Es esta conexión, el hecho de reconocer que Dios existe, lo que apoyará y nutrirá al individuo a través de los procesos complicados de la psicoterapia y de hecho para el resto de su vida. Dios simplemente es la piedra angular de las primeras etapas de consciencia (que todo bebé conoce) y negar a Dios fue el precio pagado para la evolución de la psicopatía en primer lugar. El simple hecho de concientizar que Dios existe nos pone ante un dilema para el psicopático que no puede ya ignorar a la humanidad, el dolor de los que él abusa, explota o de alguna manera viola en servicio de su voluntad. El fin ya no puede justificar los medios si Dios existe y es común a todos los seres humanos, incluyendo desde luego al psicopático mismo. Para justificar la gula, el uso del poder y la explotación de otros, el psicopático debe creer que es “mejor” o “diferente”. Por lo menos debe creer que sus aptitudes egoístas no tendrán consecuencias de ningún tipo – lo cual es imposible si existe un Ser Superior, en cualquier nivel de la existencia. Obviamente este nivel de arraigo es muy difícil de lograr en la terapia o después de ella. La menciono aquí porque creo que si el cliente se va moviendo en esa dirección estamos logrando un buen nivel de avance terapéutico y muy seguido, la terapia es solamente el primer paso en la búsqueda espiritual. La bioenergética sostiene que el progreso del paciente debe de tener un resultado funcional. De manera que creo que cuando el psicopático comienza a ver hacia dentro, pudiendo ver la oscuridad y el terror que él al principio cree que proviene de sí mismo, y puede empezar a sentir y conocer su bondad esencial, también comenzará a percibir su verdadera capacidad de amar a otros y a sí mismo. A veces, a esto se le llama el despertar espiritual; otras veces simplemente es la consciencia de que otros son tan importantes como él y que tienen el mismo derecho a la vida, libertad y búsqueda de la felicidad. En otras ocasiones puede ser el establecimiento de una relación sólida de larga duración con un buen contacto con la realidad, lo que se requiere para regular la voluntad. Pero siempre habrá un incremento en la Autoaceptación (dándose cuenta de los límites personales y con menos grandiosidad y omnipotencia) y un incremento en la valía del self. La persona se va a sentir más en paz consigo misma, porque lo está.

RECAPITULACIÓN

Es importante recordar que la defensa psicopática existe para evitar el colapso a las características secundarias, por lo tanto, este subtipo ominoso se defiende ante el colapso masoquista; el sumiso, ante la oralidad y la necesidad; y el aislado, ante un estado fragmentado y esquizoide. Todos estos aspectos de la personalidad deben de ser gradualmente descubiertos. El método reichiano del análisis del carácter es muy útil aquí. Además de darnos un método para ir descubriendo la defensa poco a poco también nos sirve para mantener al paciente y al proceso enfocado: con una dirección. También nos ayuda a evitar el desplazamiento que el psicopático invariablemente utilizará.

Posiblemente el factor más importante al trabajar con la psicopatía es establecer una alianza terapéutica firme. El terapeuta va actuando como un alter ego confiable y sólido en la medida en la que el paciente puede ir confiando. La confianza no es algo que se da con facilidad sino más bien algo que puede quitar de pronto. El terapeuta puede que no sospeche nada y de pronto se le es retirada toda la confianza. Si el terapeuta puede posiblemente aceptar esta retirada dolorosa de la confianza (ataque o sumisión dependiendo del subtipo) y si puede tener la sabiduría y fortaleza para simplemente aceptarlo, es posible que regrese la confianza con mayor sinceridad y compromiso.

RESUMEN

Una función de la voluntad extremadamente exagerada y una confianza superlativa es el desequilibrio en la psique que en este artículo he nombrado como psicopatía cuando es neurótica y sociopatía cuando se convierte en psicótica. Este sobrecompromiso con los resultados de la voluntad con una desconexión entre las funciones de lo emocional (hipotálamo), lo racional (córtex frontal), nos puede llevar a un comportamiento bizarro. Aunque los desbalances químicos y genéticos hay que tomarlos siempre en cuenta, este artículo está enfocado en los aspectos emocionales solamente. Por lo tanto, podemos decir que la psicopatía influye una gran cantidad de autoduda que es generada parcialmente por la confusión parental, mensajes ambivalentes y duales antes los cuales se reacciona con la afirmación simbólica de “tú estás mal y yo estoy bien”. El ego crea su propia realidad como si estuviera por arriba de otros aspectos del individuo y por tanto de la humanidad entera. Este “por encima de” se manifiesta en muchos niveles:

  1. Actitudinalmente por una arrogancia que justifica todos los acting-outs (como soy especial merezco esto o lo otro);
  2. Físicamente por una desconexión de la realidad de la tierra (madre, gravedad, sexualidad);
  3. Emocionalmente por una indulgencia e inmediata gratificación de todos los deseos (“lo que quiero consigo”);
  4. Espiritualmente por la pérdida de consciencia de naturaleza y de que su creador realmente exista, de manera independiente al ego (simbólicamente y de manera extrema, la afirmación sería “yo soy Él”). La psicopatía es única en el sentido de que, además de ser una estructura de carácter propiamente, también es una defensa utilizada bajo presión por todos los seres humanos, especialmente en nuestra cultura. Como tal, es una defensa de la defensa misma. Puede ser desarrollada a través de la infancia y a través de la adolescencia. Un estado psicopático puede ser identificado por: 1. Un acto de voluntad exagerado y abrupto que reta el sentido común y que puede inclusive ser destructivo para el propio interés de la persona a mediano plazo pero que es útil en gratificar lo que se percibe como una necesidad inmediata asociada a la sobrevivencia; 2. Un abrupto bloqueo de la receptividad. El psicopático cubre y reprime la inseguridad y después la culpa que genera esta dinámica. Como la culpa está reprimida y también lo está la voz de la consciencia, la personalidad eventualmente pierde la percepción consciente de lo correcto e incorrecto, verdad y mentira.

Otro factor en la etiología de la psicopatía fue la estimulación y el escudriñamiento constante de los sentimientos del niño por parte de su parte siempre con el intento de manipular o controlar. Defensivamente el niño desarrolla una serie de secretos a través de los cuales pueda desarrollar su psique y fuerza. Estos secretos son esencialmente los resultados negativos que el niño tiene como aprendizaje de la dinámica parental de la cual tenía que encubrirse y protegerse a través de una red de mentiras. Por lo tanto, uno de los principales miedos del psicopático tiene que ver con revelar sus secretos. Hay una producción constante de pensamientos que no son revelados ya que el psicopático cree que son inaceptables, inadmisibles y vergonzosos. Esta acumulación constante de secretos y mentiras crea una carga enorme en el ego, quien debe filtrar lo que es congruente y apropiado en tal contexto en donde hubo secretos, y discernir de lo que se cree inapropiado y se debe de revelar en este otro contexto haciéndolo tocar su peor miedo – contradecirse y ser “cachado” y retado. Cuando se siente cachado y retado, la persona ya no entiende y no puede comprender lo que se dice; aparecen elementos de paranoia. Sin embargo, la psicopatía siempre incluye un núcleo paranoide, este puede ser una de las razones por la cuales son tan difícil de tratar. Ciertamente es una de las razones por las cuales mantener contacto con el corazón del paciente es tan importante: su capacidad de amarse a sí mismo y a otros. Esto requiere de un balance muy sutil entre apoyo y confrontación. Se necesita poder descargar toda la rabia, aunque esto es muy difícil debido a varias razones que son:

  1. La descarga plena de la rabia implica expresarse más allá del pleno control del ego y por lo tanto entrando en una posible contradicción;
  2. La descarga completa de la rabia también implica soltar una herramienta oculta en reserva si es que todo fallase; ultimadamente el psicopático tiene terror de perder control ante su enorme rabia y hacer un acting-out peligroso. En este constante desengaño y en la constante negación de la realidad desconfiando de la vida y de la humanidad, el psicopático fácilmente llega a un punto en donde pierde cuenta de las mentiras que han sido acumulativas. Eventualmente ya no podrá distinguir entre la verdad y la mentira ante sí mismo y los demás. Es muy importante para los psicopáticos darse cuenta de que se están mintiendo a sí mismos y de que esto los llevará a un mar de confusiones e irrealidad. Al decir una mentira tras otra, finalmente se confunden hasta el punto de que tienen que aplicarse a sí mismos la misma defensa psicopática que aplicaban con sus padres. Cuando el psicopático es confrontado en la contradicción, va a negar alguna de sus dos contradicciones. Realmente va a creer que esta negación es una realidad objetiva y que la otra persona está inventando alguno de las dos afirmaciones en conflicto. En la negación es usada como la única manera en la que el medio ambiente puede “justificadamente” ser manipulado. La supresión de la culpa es evidente. Todo esto debilita el Auto respeto y consolida el sentido de poca valía.

La situación del psicopático es la pérdida de su capacidad de amar verdaderamente. Esclavizado por su propia voluntad, constantemente traiciona lo mejor en sí mismo. Por lo tanto, se siente sin valía, no importa cuánto éxito haya acumulado. De esta manera siente que no le satisface la vida. Los psicopáticos que vienen a pedirnos ayuda saben esto en sus corazones. Cuando les comunicamos que entendemos lo que les pasa en su dolor, indirectamente y su intento de humillar o controlar, revelarán lo verdaderamente hermosos seres humanos que son. Trabajar con un psicopático puede ser muy remunerante si el terapeuta entiende la profunda auto duda, la profunda necesidad que nunca se expresó o mostró, por lo menos hasta que el proceso de transformación esté avanzado. Al tratar la psicopatía el corazón del terapeuta debe de estar abierto. Porque es cuando un corazón le habla al otro y cuando una persona le puede comunicar a la otra “te veo y te entiendo” es cuando la otra persona puede mostrar la flor de su alma y revelar los secretos más profundos aprendiendo a confiar.

André Lietes tiene práctica privada en Red Hook NY y enseña en el Institute of Core Energetics de New York City.

 

Nota de la traductora:

Querido Andrés: honro tus enseñanzas a mi persona (impagables) y al público en general: agradezco tu permiso para hacer esta traducción cuando conversamos al respecto y lo hiciste de manera verbal. El primer taller que dio INTEGRA hace 20 años de manera requisitoria para la formación de PHC fue en tu “Casa Quieta”; así mismo, el primer taller que “Casa Quieta” abrió al público fue prestándole su espacio a INTEGRA. Muchísimas gracias por tu generosidad y respaldo a mi Instituto y a mi persona desde mucho antes que eso. Gracias por tu bendición, tu cariño y tu respaldo. MBJ

 

GLOSARIO

Ego: parte de la psique que se convierte en un elemento interactivo entre niveles más profundos de la psique y del mundo social, y el observador del self como un todo en todos sus niveles. Incluye la volición que en su manifestación positiva orienta a la persona a la vida, al gozo, al placer y a la satisfacción, y en su parte negativa busca poder y control.,

Defensas Caracterológicas: los sistemas defensivos contenidos en las estructuras de carácter y utilizados en este artículo específicamente en un sentido bioenergético, estructura de carácter: sistema o patrón que se describe en términos generales con el propósito de sistematizar y comprehender, no necesariamente tipificando o describiendo a una persona en particular ni ninguna capa o faceta del significado total de su personalidad de manera que permita al terapeuta entender o confrontar en su modalidad terapéutica. El conocimiento y la comprensión de este como un modelo nos ayudan. El sistema utilizado en este artículo fue desarrollado por John Pierrakos y Alexander Lowen,

Necesidades reales: las necesidades basadas en la realidad y comunes a todos los seres humanos y especies, sin embargo, las necesidades reales de todos los individuos varían de acuerdo con su cultura, edad, nivel socioeconómico, de manera que la necesidad real de un individuo debe de ser examina en el contexto de la realidad personal y temporal de su vida. Por ejemplo, las necesidades reales de un individuo adulto divorciado son muy diferentes sustancialmente de las necesidades realidad de la misma persona cuando se casó o cuando era joven iniciando su vida.

Necesidades falsas: necesidades sobre impuestas cuya satisfacción no es necesaria para la maduración completa de la persona para que llegue a ser un individuo con balance. Muchas veces vemos que son necesidades reales exageradas hasta el punto de convertirse en innecesarias o destructivas. Un ejemplo puede ser el dinero: es necesario para tener un adecuado nivel de vida (que debe de ser definido por cada individuo). Es una necesidad falsa acumular enormes fortunas más allá del punto en donde su creación es una fuente de placer y alegría y se convierte en miedo, tensión y ansiedad en vez.

Arraigo: literalmente quiere decir contacto con el ´piso, la tierra física. Muchas veces es utilizado para describir el contacto o falta de este con la realidad, la “sexualidad o “el otro”. En términos Freudianos, el grado en el que un objeto externo puede ser incorporado. El arraigo contrasta y está en oposición al narcisismo. También es utilizado para expresar el grado de aceptación de las leyes inexorables de la vida. El grado en el que una persona está arraigada muestra el grado de aceptación de la improductibilidad y fluctuación de la vida, así como del dolor de una manera flexible, de manera que se pueda maximizar el principio de placer

Ser superior: ese aspecto, común a todos, que es capaz de amar, crear, dar y recibir. Sin embargo, también se le entiende como esa chispa divina que sabiamente nos guía a través de la vida y continúa después de la muerte. También se le llama alma. No es muy definible y solamente se vuelve real cuando se tiene la experiencia personal del mismo.

Razón, voluntad y emoción: estas son tres funciones básicas del ego. Cuando están en balance actúan armoniosa y apropiadamente y hay reacciones de cariño y de amor. En la realidad, la mayor parte de personas tienen dos de estas tres funciones desarrolladas razonablemente, y la tarea de vida es desarrollar la tercera menos desarrollada. Sin embargo, cuando solo una de las tres domina ocurre una pérdida de balance hasta el grado de tener desequilibrios serios (ver mi artículo The Modifiers).

GLOSARIO

Referencias

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