I celebrate myself and sing myself, and what I assume you shall assume, for every atom belonging to me as good belongs to you.
Walt Whitman
When we are embodied, we become learners.
Richard Strozzi
De todos es conocido que el concepto de arraigo es una herramienta básica en el trabajo psicocorporal, pero ¿a que nos referimos? Estar arraigado es una costumbre, un valor, una necesidad, un proceso y mucho más. Es un camino. Tiene que ver con sentir primero la parte inferior del cuerpo (pies firmes en la tierra, tobillos, rodillas, piernas), con energía que sube y baja por las extremidades inferiores de y hacia la tierra. Se trata de sentir la tierra, pertenecer a ella y ser parte de ella, uno con ella. Cuanto mas arraigo se tiene, mas contacto interno-externo tenemos, y la consciencia se expande de manera integral y segura. Según Walid Daw (1) desde un lugar de arraigo nos desarrollamos internamente para apoyarnos en nuestro empoderamiento. Muchos autores importantes han añadido explicaciones y técnicas de arraigo; tal es el caso de Lowen (7), Keleman (10), Kurtz (12), Dytchwald (11), Anodea Judith (13), Brennan (14), etc.
Estar arraigado es estar presente, enfocado, dinámico: es estar aquí y ahora. Según Lowen (7) arraigar es madurar. Si nos arraigamos, descargamos energía hacia la tierra y cargamos energía de ella, permitiendo que la gravedad trabaje en nosotros sin oponernos. Arraigarnos es un acto co-creativo, es vivir más responsablemente. Si estamos arraigados nos comprometemos con la vida y con la realidad, estableciendo un contacto con el planeta, con la tierra. Los problemas emocionales, el sufrimiento, el abandono etc. nos pueden hacer desarraigarnos como árboles en una tormenta. El arraigo/desarraigo lo aprendemos desde el comienzo de la vida: al gatear, chupar, mirar, sentir. Nuestros primeros aprendizajes del arraigo son verticales y después horizontales. Si contactamos con nuestra raíz ésta nos hace crecer, cuando nos separamos nos da miedo. Estar arraigados, entonces, es estar sólidos, en este tiempo y en este espacio, con los pies en la tierra, y con flexibilidad.
Arraigados estamos seguros y podemos crear y brillar. Cuando nos arraigamos nos damos cuenta de que estamos solos a un nivel y acompañados en otro nivel, y esta es la base de la vida espiritual seria. Es desde ese lugar de aceptación profunda de nuestra soledad, desde donde podemos relacionarnos adultamente. El arraigo tiene mucho que ver con la confianza básica real que tenemos hoy en nuestro mundo.
Se relaciona mucho el concepto y la práctica del arraigo con las virtudes o patologías del primer chakra, aunque desde luego el arraigo tiene que ver con todos los chakras. Una de las principales funciones del primer chakra es concientizar la pertenencia a nuestra propia tribu familiar, social humana, etc. Cuando las personas están crónicamente desarraigadas y desconectadas, hacen hasta lo imposible por encajar en algún grupo social, cultural y socioeconómico, etc., aunque sea falso. Lo opuesto de pertenecer es encajar. Cuando pertenecemos, pertenecemos y somos aceptados con todas las dificultades y contradicciones que esto puede implicar a nivel relacional. Pertenecer da tranquilidad; tratar de encajar no satisface y no da tranquilidad nunca. Pertenecer estimula el sistema parasimpático y tratar de encajar estimula el sistema simpático, el estrés por conseguirlo y es crónico.
El arraigo como práctica de vida, nos ayuda a diferenciar estas experiencias, a poder quedarnos perteneciendo, y dejar de tratar de encajar en algunos ámbitos, relaciones, lugares, etc. En muchas técnicas de movimiento y conciencia corporal, se le otorga mucha importancia al arraigo; sin embargo, es importante también explorar el tema emocionalmente, ya que no solo se trata de organizar la fuerza y peso de nuestro cuerpo, sino también de aprender a percibir y aprovechar la fuerza que regresa desde la tierra hacia nuestro cuerpo, impulsándonos hacia arriba y hacia fuera. Hay que tener conciencia de que nos atraviesan dos corrientes energéticas simultáneamente: una de abajo hacia arriba y otra de arriba hacia abajo, y que nosotros estamos en medio metabolizando ambas en nuestra cotidianidad: la línea del Hara.
Arraigarse propositiva y cotidianamente es entonces una de las técnicas más sanadoras que existen, simplemente tocando árboles, caminando descalzos, nadando en agua natural. Al hacerlo se descargan los iones positivos que tenemos y que hemos absorbido a través de aparatos electrónicos, etc. y reducimos la inflamación y los radicales libres, optimizando la circulación y el ritmo circadiano, por lo tanto, regulando los niveles de cortisol y de estrés. Es por eso que nos sentimos naturalmente mejor al llegar al bosque, al mar, a la selva, etc. Las ventajas psicoemocionales y existenciales al hacer esta práctica son inmensas.
Existe una compleja relación entre las diferentes capas de la personalidad (ser superior, ser inferior y mascara) y las estructuras de carácter, que están profundamente relacionadas con la forma en la que nos abrimos paso en la vida, en la que nos encontramos y nos movemos sobre este mundo, con todas nuestras distorsiones y con cuánto y cómo nos hemos involucrado con la vida. Entonces, tal como abrimos nuestra visión hacia los niveles de la personalidad, tenemos que ver los distintos sistemas de defensa (caracteres), y la forma en la que éstos se relacionan con la tierra, los puntos en los que cada estructura tiene ciertas deficiencias y necesita encontrar una conexión más fuerte y auténtica para arraigarse por completo.
Podemos ver y sentir las distintas formas de lucha que existen con la tierra en cada una de las estructuras: en la personalidad fragmentada o esquizoide hay un tenue contacto con la tendencia a meterse y salirse de la mente y “no estar”; en el carácter descargado hay un arraigo frágil y se aferra a otro ser; la persona sobrecargada tiene una postura muy pesada, pero a la vez algo flácida, a veces parece pegada a la tierra, pero eso no significa arraigada. En la personalidad con mucha carga desproporcionada hacia la parte superior del cuerpo, los pies y las piernas son muy ligeros en comparación con el tremendo peso y energía que llevan en la parte superior; y el carácter rígido tiene una postura extremadamente sólida, es como una especie de postura externa en la que hay muy poca participación interna. Se ve arraigado pero no lo está.
Estas son las maneras diversas en la que nos defendemos de la gravedad, del estar en el aquí, debido a diferentes heridas en nuestros orígenes, y debido a nuestras estrategias de supervivencia. Cuanto mas neurosis, menos tierra hay en un organismo. Desde la máscara hay una falta de arraigo, simplemente hay una relación distorsionada con la tierra en sus distintas expresiones.
Hacernos concientes ayuda a tener valor y, así, revelar lo que está ahí para que los bloqueos físicos, las emociones contenidas, las imágenes estancadas y los desvíos de la voluntad puedan rendirse y, entonces, la verdad oculta se abra paso. En este proceso de transformación también tomamos en cuenta el sistema de chakras, su disposición interna, su relación con nuestras necesidades y defensas, y aprendemos a cómo reestablecer el equilibrio.
Podemos estar arraigados/desarraigados a varios niveles (2):
1. A nivel físico: en el arraigo las piernas plantadas en la tierra, conectadas en tiempo y espacio con nuestro medio ambiente. Hay una corriente vibrante en las piernas que van de y hacia la tierra. La energía se comparte con el planeta. El arraigo a nivel físico proporciona una seguridad con la que podemos rendirnos a emociones fuertes y profundas dejándolas fluir, en vez de reprimirlas o negarlas. La energía del cielo puede entrar por nosotros hacia la tierra y viceversa. Es poder sentir que la tierra colabora con nosotros cuando la tocamos, tocándonos y aceptándonos. Es trabajar en equipo con ella como ser vivo.
2. A nivel emocional: el arraigo emocional nos da la capacidad de diferenciar sentimientos del pasado y del presente, y poder expresarlos de manera fluida, alejándonos de proyectarlos en el presente. Cuando nos responsabilizamos de nuestros sentimientos y los expresamos, nos sentimos mas vivos y liberados y la pulsación original empieza a fluir nuevamente. Estamos mas en contacto con nuestra congruencia y con nuestra verdad y realidad propias. Desde la máscara hay una falta de arraigo, simplemente hay una relación distorsionada con la tierra en sus distintas expresiones emocionales.
Cuando se trabaja para asumir, expresar, liberar y entender los sentimientos que habían estado contenidos por tanto tiempo, detrás de la máscara en el ser inferior, la relación neurótica con la tierra empieza a sacudirse, la energía empieza a moverse, a cambiarse de lugar, a buscar una nueva fuerza en este abrirse hacia una verdad más profunda, hacia una realidad que rompe el viejo sistema de defensa: lo derrite y lo disuelve paso a paso. Trabajar con el ser inferior significa meter nuestros pies y nuestras piernas al suelo, respirar profundo, conectarse tanto con la tierra como con nuestro ser interno. Mas abajo y adentro de la tierra, significa mas adentro de nosotros, y se requiere de mucha honestidad, y amor en el proceso.
3. A nivel mental: arraigar es poder distinguir la veracidad de las imágenes y creencias y que tan actualizadas están las defensas. Ver cual es la verdad hoy. En el nivel mental, el arraigo se lleva a cabo sobre todo cuando logramos entender quiénes somos, cuáles son nuestros patrones destructivos, cómo nos traicionamos a nosotros mismos y a qué imágenes nos aferramos. Se trata de llegar a comprender, a aclarar y a conectar las preguntas y las repuestas que nuestro cuerpo tiene. Para poder cambiar tenemos que entender, pero el hecho de sólo entender no provoca ningún cambio; la mente tiene que estar conectada con el resto del cuerpo, tiene que abrirse como parte del cuerpo y tiene que participar en una integración profunda con él.
4. A nivel de la voluntad: arraigar es equilibrar la voluntad interna y la externa para dirigir la intención y la conducta de manera positiva para ir hacia la vida y no alejarnos de ella. El aspecto de la voluntad tiene una relación dinámica muy importante con los otros niveles. La parte activa de la voluntad exterior casi siempre empuja hacia delante dejando atrás los sentimientos, las sensaciones corporales o los pensamientos sutiles.
Esta voluntad exterior debe entrar en equilibrio con la voluntad interior, es decir, la voluntad del corazón, la cual ayuda a dirigir la fuerza de la voluntad con amor, con comprensión y con fuerza interna para saber cuándo está bien luchar o cuándo es momento de rendirse.
La Core Energética (15) busca la integración de los dos aspectos de la voluntad, y a medida en que ésta se desarrolla, se abre la puerta a la identificación de la persona con el ser interior, que es el lugar desde el cual la gente encuentra cada vez más la verdadera afirmación positiva de la vida, del amor, de la verdad y del ser superior.
El maestro Eckhart (16) , conocido como el místico alemán más importante, afirmaba que “la voluntad es muy hábil y todas las virtudes se encuentran dentro de la voluntad cuando es acertada”. Él también decía que “todo el amor se encuentra en la voluntad, quien tiene más voluntad también tiene más amor. […]. Aquí se puede ver claramente cómo es que esta voluntad “acertada”, esta voluntad integrada, busca la conexión de uno mismo con el core (núcleo) interno y busca que uno sea cada vez más receptivo para, así, unificarse con las fuerzas divinas o superiores. Eses es el uso adecuado de la voluntad. Cuando la voluntad se utiliza para controlar a otros o para manipular, se llama voluntarismo, y proviene del ego o máscara.
5. A nivel espiritual: este es el arraigo de todo el Ser. La intención del espíritu de estar aquí siendo lo que está siendo. Es poder pertenecer a un grupo pudiendo ser lo que somos. Es centrar el ser superior.
El arraigo espiritual significa estar completo, conseguir la totalidad, tener el valor para confrontarnos a nosotros mismos, confiar en nuestro ser interno, ser capaces de mostrarnos a nosotros mismos, alcanzar la parte divina que está dentro de nosotros. Susan Thesenga (17) afirma que “cuando nos ponemos en contacto con nuestro ser superior, podemos expandirnos hacia el infinito. El ser superior, o la divinidad individual, es nuestra ventana al cosmos, al Todo”. El arraigo en este lugar de vitalidad espiritual representa el “despertar de nuestra identidad más profunda como Ser”. Todos sabemos como es estar en nuestro lugar de verdad y sostenerlo y perderlo.
Creo que en este punto es muy importante estar desde un lugar de verdad. Cuando hablamos de arraigarse en el ser superior, no nos estamos refiriendo a una idea abstracta sino a una conexión divina o cósmica que sentimos en la pulsación de cada célula y es una experiencia innegable. John Pierrakos (15) decía que “no se puede engañar a la vida. No puede saltarse el ser inferior y llegar directo al ser superior. Necesitamos alimentarnos para fortalecernos, para expandirnos, para profundizar en nuestra conciencia, para energetizarla y para disfrutar esos momentos fructíferos o esas etapas satisfactorias. Arraigar nuestro espíritu, no es abandonar las dimensiones mundanales, sino enfrentarlas de manera íntegra, sin deflexión o escape.
Arraigar la luz propia es tener el valor de vivir la vida y sus circunstancias dándoles la cara y pudiéndolas resolver. Es importante tener una práctica espiritual cotidiana y comprometida para obtener un arraigo sustancial del espíritu (orar, meditar, practicar chikung, yoga etc), y estar es psicoterapia y/o supervisión para ser apoyado en este proceso. El proceso se vuelve gozoso y sostenido como dice Lowen (6)
Si tenemos un adecuado contacto (3), y tenemos la intención de estar presentes, el reto es ir arraigando todos los aspectos cada día mejor. Buscamos un arraigo integral, paulatino, un arraigo de la vida cotidiana, una responsabilidad en el arraigo. Respeto en el ritmo del arraigo. Empatía en el desarraigo. Casi nadie puede estar arraigado de manera constante en todos los aspectos todo el tiempo. Todos estamos observando de que manera y porque y como nos desarraigamos en alguna área, para poder arraigarnos nuevamente. La manera en la que hacemos esto, la manera en la que nos hablamos al darnos cuenta de nuestros desarraigos, es muy importante. Tenemos que ser pacientes y amorosos, porque nadie arraiga con violencia: es un acto de amor constante.
Si no se tiene una conciencia clara y sin el fortalecimiento del flujo de energía en el cuerpo (através de la respiración, movimiento, carga, descarga energética etc.), resulta imposible que haya arraigo en todos los niveles y, por lo tanto, permanecerán débiles y distorsionados.
Si el objetivo es trascender, ampliar la consciencia, conocernos para crecer y mejorar nuestro mundo y sanar, el camino a través del cuerpo y del arraigo como base misma del trabajo, es inaplazable.
Bibliografía:
1. http://core-energetics-schweiz.ch/core_development.html
2. Jerry Nabb (1999), Core Energetics Concepts of Grounding, South west center for Core Energetics
3. Kepner James (1987), Body Process. Cleveland press.
4. Munne Antoni (1993) La Evidencia del cuerpo, Paidos.
5. Lee Rosenberg Jack (1985), Body self and Soul, Humanics New age.
6. Lowen Alexander (1994) El Gozo, Era naciente.
7. Lowen Alexander (1993) La Espiritualidad en el Cuerpo, Paidos.
8. Hoberman Barbara (1991), Your body relieves every word you say, Aslan Publishing.
9. Bertherat Therese (1985), Las estaciones del cuerpo, Paidos.
10. Keleman Stanley, Anatomia Emocional: La estructura de la e xperiencia somática. Desclee de Brouwer, 2014.
11. Ken Dychtwald Bodymind, Tarcher Putman, 1986
12. Kurtz, Ron Body-Centered Psychotherapy. LifeRhythm. 1990
13. Anodea Judith Wheels of Life: a User’s Guide to the Chakra System Llewellyn Worldwide
1987
14. Barbara Brennan Hands of Light: A Guide to Healing through the Human Energy Field, Bantam, 1987.
15. John Pierrakos, Core Energetics, developing the capacity to love and heal, Liferhytm, Mendocino California 1973.
16 Meister Eckhart: Teacher and Preacher, trans. and ed. by Bernard McGinn and Frank Tobin, New York and London: Paulist Press 1987.
17 Eva Pierrakos The Pathwork of Self-Transformation Kindle Edition Bantam Books 1990