Energy & Consciousness winter 1991. Volume 1, number 1
ANDRÉ LEITES, PH. D.
Traducción: Mtra. Marilenca Bailey IHPC INTEGRA
INTRODUCCIÓN
Las raíces originales griegas de la psicopatía son psyche y pathos, que quieren decir “sufrimiento del alma”. De acuerdo al criterio psiquiátrico actual la psicopatía puede ser diagnosticada en base a los siguientes cinco rasgos:
En mi experiencia, los cinco rasgos están presentes en los casos psicóticos y más severos a los que les llamaré sociopatía. Las personas que solo tienen los primeros tres rasgos están en un nivel más neurótico y los llamaré psicopáticos.
Freud definió la psicopatía como un tipo de personalidad con un súper ego deficiente, es decir, una personalidad con una internalización deficiente de las leyes, costumbres y figuras de autoridad. Esto es exacto aunque es parcial e incompleto. También se describe tanto al psicopático como al sociópata sin diferenciar el grado de la patología. El psicopático es una personalidad neurótica con la que se puede tratar a pesar de su voluntad sobredesarrollada, que bloquea su receptividad. [1] El sociópata ha exagerado su voluntad a un nivel patológico y con quien no se puede tratar directamente en la relación. Él debe de ser inhibido de su comportamiento destructivo que puede ser consentido socialmente, ya que “no es para tanto” por ejemplo, robos pequeños repetitivos.
Para propósitos de este artículo, voy a proponer que la palabra “psicopatía” se limite en su uso para un desorden de personalidad que puede ser clasificado dentro de las neurosis. La palabra “sociopatía” entonces se referirá a un comportamiento similar pero mucho más escalado que podría convertirse en antisocial. A usar esta terminología, el sociópata llevará las actitudes psicopáticas a un punto en el que la sociedad ya no lo puede tolerar y lo van a institucionalizar o encarcelar, o de alguna manera tratará de controlar desenfrenada personalidad. Este artículo habla de la psicopatía solamente ya que mis observaciones están derivadas de mi práctica privada con pacientes de clase media de Nueva york del 76 al 78. A través de este artículo utilizaré el género masculino por conveniencia. Todas las observaciones descritas en masculino aplican a lo femenino también, a no ser que se haga alguna distinción específica.
Para el propósito de desarrollar una hipótesis que se está trabajando de la cual elaborar una completa definición, postularé que la psicopatía es una personalidad esencialmente dominada por la voluntad. En una personalidad saludable, la razón y la emoción están integradas con la voluntad para conformar un todo armonioso. Sin embargo, la psicopatía utiliza la razón y las emociones como herramientas fundamentales para nutrir y apoyar sus deseos. El objetivo de este tipo de personalidad no es la felicidad ni tampoco un control razonable de su medio ambiente y de los demás. “Mi voluntad sea hecha a toda costa” es muchas veces una frase consciente, y otras inconscientes, siendo esta una buena síntesis que describe muy bien la actitud y los valores fundamentales del carácter psicopático.
Las siguientes actitudes básicas subyacen a todo lo anterior:
La personalidad psicopática ha sido el tema de muchos artículos anteriores que aparentemente no han encontrado una definición específica clara y sólida de este tipo de carácter.[2] Creo que esto es curiosamente sintónico con la personalidad psicopática misma cuya etiología está originada en la confusión y cuyos mecanismos de defensa son de manipulación y control, creando esta confusión. También, debido a que los psicopáticos con su consciencia y sensibilidad extrema tienen la capacidad de proyectar diferentes imágenes de sí mismos al mismo tiempo que retener los sistemas de defensa básicos, es muy difícil de alcanzar una definición precisa y suficientemente amplia.
No quiero decir que cada individuo en particular pueda amoldarse a cada situación específica. Al contrario: los psicopáticos generalmente son muy inflexibles. En vez, diferentes personas psicopáticas, al mismo tiempo que tienen los rasgos básicos y defensas de su estructura de carácter, pueden parecer superficialmente muy distintos. Sus tipos corporales son muy diversos entre ellos; podemos encontrarlos en el gran espectro que va del éxito al fracaso; o van desde una sexualidad severamente reprimida hasta la promiscuidad. A veces, un individuo puede cambiar completamente su modalidad sexual varias veces en su vida o, durante un solo año. Oscilará entre la represión y la promiscuidad y, o entre la homosexualidad y la heterosexualidad. Los cambios en las preferencias sexuales no pueden ser interpretados en la terapia como sus decisiones finales al respecto.
Muchos autores han hablado de la inhabilidad de los psicopáticos de poder aprender de las experiencias. Esto puede ser muy comúnmente observado entre los criminales y las personas socialmente mal adaptadas que están hospitalizadas y institucionalizadas. Sin embargo, en los neuróticos que forma parte de la población general que se denominan psicopáticos tal y como está usado el término en este artículo, el mismo fenómeno aplica. De hecho, el neurótico no puede aprender de las experiencias de vida positiva y negativa. Esto parece ser causado por un impedimento profundo en su personalidad.
Hay que revisar la investigación hecha por Karl Syndulko, Universidad de California (1982) que utiliza la neurométrica, y especialmente las técnicas de respuesta evocada. Syndulko reporta que especialmente en psicopáticos mayores hay una respuesta inadecuada a los estímulos irritantes o duros, que lo cual se relaciona con la inhabilidad aparente de los psicopáticos de aprender de las experiencias negativas. Sin embargo, asumiendo que nuestra hipótesis es correcta, no es lógico que esta respuesta se vuelva habitual o automática, después de toda una vida de utilizar la voluntad de bloquear los estímulos negativos. Como mi definición tentativa o indica, en la voluntad quizá ha sido sobre-entrenada para reprimir toda la información etiquetada como “dolorosa” o no placentera, o simplemente oponiendo muchísimo a lo agradable de lo desagradable en términos de etiquetas internas. Por lo tanto, quizás las observaciones clínicas de Syndulko, son simplemente la correlación fisiológica de una actitud de vida tan fuerte que ya se convirtió automática.
Esto apoya mucho la hipótesis de que la psicopatía es una distorsión extrema de la voluntad. Esta poderosísima y extrema función de la voluntad puede inclusive ser utilizada para inducir cambios morfológicos, permitiendo que el cuerpo físico se parezca a una figura idealizada o modelo. Por ejemplo, durante una prolongada terapia un cliente en un momento de transferencia muy fuerte con el terapeuta comenzó a copiar los manerismos y estilo del terapeuta. Aunque era consciente de ello, le fue difícil reencontrar su propio paso para caminar hasta que la transferencia se resolvió. En otro caso, la firma del paciente era tan parecida a la de su padre que podía firmar los cheques del banco falsificándola. Cuando tuvo la capacidad de corregir esto a partir de un esfuerzo fuerte de su voluntad, su escritura también cambió y en poco tiempo su forma de vestir, elección de deportes y preferencia sexual también cambiaron. Algunos meses después, su pie plano se empezó a corregir y sus arcos del pie empezaron a subir un poco.
A veces, el psicopático quiere simplemente cambiar su cuerpo y dentro de ciertos límites, claro, puede lograr algún grado de cambio. La imitación de los modelos parentales es especialmente vista en la infancia y en la adolescencia. Frecuentemente dicha imitación puede ser muy sorprendente, y cuando un psicopático describe su héroe de la infancia, es posible ver una similitud entre la imagen idealizada del niño y la realidad física del adulto. Esta imagen puede o no ser parental. Y puede ser un personaje de la ficción o simplemente representar a los rasgos más obvios de fortaleza o debilidad de la figura parental dominante (en un acto de reacción compensatoria). El niño también puede convertirse en lo que el padre quiere que sea (consciente o inconscientemente) cuando sea grande.
La afirmación clásica de vida del psicopático es:
“Consigo lo que quiero” o “Mi voluntad se hace” en vez de “Hágase tu voluntad” que es una afirmación humilde de aceptación de la verdad impredecible o justicia divina tal y como está expresada en el padre nuestro. La razón se somete a la voluntad y es utilizada para justificar y racionalizar el comportamiento antisocial y hostil. Las emociones y los sentimientos están distorsionados de manera similar, a veces a partir de la represión y sublimación, y otras veces de manera abiertamente manipulativa, lo cual puede ser o no consciente. El grado en el que la voluntad domina la personalidad y permanece sin ser verificado ya sea por la realidad o por funciones del súper yo adecuadamente ejercitadas, define el grado de psicopatía en la personalidad total. Por lo tanto, podemos decir con claridad que todos los seres humanos tienen algún grado de psicopatía, y cuando la amenaza al sistema básico es muy grande, la psicopatía va a ser utilizada como una defensa extrema. En otras palabras, la voluntad es utilizada como una barrera protectora que bloquea retos mayores hacia el balance precario establecido por el ego y sus defensas. Esto se convierte en algo verdadero, especialmente cuando las defensas caracterológicas están siendo amenazadas. Por lo tanto, los pacientes frecuentemente reaccionan con voluntarismo hacia las confrontaciones que implican sus actitudes caracterológicas y sus defensas. En esos casos, el psicopático defiende su bloqueo negando, desplazando, proyectando, refutando, es decir, convirtiéndose en inalcanzable. Esta es una de las razones por las que en los 20´s el método de Wilhem Reich, “Análisis de carácter” funcionó tan bien. Llevaba al terapeuta para confrontar selectivamente las defensas caracterológicas, a travesando el bloqueo de la voluntad que existe cuando un paciente está demasiado confrontado y se “satura” siendo ya no receptivo. Cuando la voluntad es usada de forma exagerada, en realidad está protegiendo otro sistema de defensas que la psique percibe como indispensables. Por lo tanto, la psicopatía puede ser considerada una defensa de la defensa misma. Esto es muy observable en terapia grupal cuando un paciente es muy sobre-confrontado y se convierte en no receptivo al punto de negar lo obvio.
La psicopatía puede ser considerar desde dos ángulos distintos pero complementarios, ambos caracterizados por el sobre desarrollo de la función de la voluntad que uno es utilizada intrapsíquicamente como una base de la defensa caracterológica y dos es usada interpersonalmente como una defensa del sistema defensivo. En el primer caso, la voluntad bloquea el material inaceptable que surge del inconsciente; en el otro bloquea fuentes externas de material no aceptable. En ambos caso, sin embargo, la estrategia permanece siendo la misma: “yo” (ego consciente) debo de estar en lo correcto (tú, el otro inconsciente) debes de estar en el error”. Yo es el ego, tú eres un reto interno y externo a la supremacía del ego.
Esto indica un compromiso exagerado al ego con a costa del inconsciente, la intuición, aspectos complementarios del ser. Cuando este compromiso exagerado rebasa ciertos límites, puede avanzar la psicosis, con un componente paranoide importante. A medida que el estrangulamiento del resto de la personalidad está progresando, el ego se encuentra cada vez más aislado, lo cual lo vuelve cada vez más vulnerable a la invasión. Se trata de proteger a sí mismo de esta invasión utilizando la voluntad aún más para 1, consolidar la barrera frágil al inconsciente, lo cual aliena más al ego de toda la persona y 2, controlar al medio ambiente en un intento de controlar las fuerzas internas hostiles que están siendo proyectadas hacia afuera de manera inconsciente. Esta es una descripción clínica clásica de una amenaza paranoide del afuera. La realidad dicha amenaza viene de fuentes inconscientes internas.
El resultado de todo esto es una ausencia genuina de preocupación por los demás y una inhabilidad de amar. Algunos creen que es la fuente principal del narcisismo. En cualquier caso, nos lleva al comportamiento antisocial, ya sea expresado en la intimidad de una pareja (como manifestación neurótica) o en un comportamiento hostil hacia la sociedad en general (la fase psicótica).
Muchos autores han descrito la psicopatía como un trastorno mental central que, aunque muchas veces invisible y frecuentemente muy adaptativo, implica un trastorno mental similar a un estado esquizofrénico. En su clásico libro “The Mask of Sanity” Harvey Cleckley describe ampliamente dicho fenómeno, llegando a la conclusión de que la psicopatía en una máscara de salud que encubre seriamente un trastorno mental de personalidad muy profundo. Al utilizar muchos ejemplos Clerckely describe a médicos, científicos, hombres de negocios bien adaptados que funcionan muy bien de todas las áreas de la vida y contextos que aparentemente están en balance, son productivos e están integrados. El ejemplo de un psiquiatra psicótico es muy revelador. Esta persona funcionaba “perfectamente” cinco días a la semana y era respetado por sus colegas y comunidad. Muchas veces, sin embargo, en los fines de semana se iba a un pueblo lejano donde no era conocido, se emborrachaba y actúa sus fantasías sexuales violentas. Solamente cuando fue arrestado por la policía y no se pudo salvar (cosa que había hecho muchas veces con sus credenciales y respetabilidad) se vio finalmente la verdadera patología de este hombre. Solamente entonces, con mucha liberación, permitió que “la máscara de la salud” que usó tanto tiempo se cayera, y el verdadero tratamiento pudiera comenzar.
Este es un perfecto ejemplo en donde la integración de la personalidad de un individuo le permite funcionar bien en su medio ambiente, mientras que al mismo tiempo dicho medio ambiente que requiere integración y eficacia, se suspende, la persona revierte a un comportamiento bizarro y a un acting out antisocial. Esta separación en la personalidad, según Clerckley corresponde a una patología no menos seria que la esquizofrenia. La diferencia es que la esquizofrenia es muy manifiesta mientras que la psicopatía no. De hecho el problema central se protege o es encubierto con la máscara de la sanidad. Aunque tengo algunas reservas con respecto a las observaciones d Clerckley, estoy de acuerdo en que la patología del psicopático es muy profunda y está encubierta por una personalidad eficiente y altamente capaz que esta sin embargo, parcialmente desconectada de los afectos humanos. Si este es el caso, los objetivos generalmente postulados del ser humano (por ejemplo amor compasión, aceptación) como deseables y positivos, no son consistentes con el objetivo del psicopático quién, al estar desconectado de algunas características humanas esenciales, debe de buscar otros objetivos y valores.
Vemos que el psicopático busca poder, retos y excitación. Vemos que su personalidad está consistentemente no satisfecha, muy pocas veces en armonía con el medio ambiente, muchas veces buscando algo nuevo, que lo rete, que lo excite. Si la premisa de que los placeres humanos como el amor, el dar y la creatividad no lo satisfacen, este comportamiento es consistente. Dicha premisa deshumaniza al mismo grado en el que esto se cree a nivel inconsciente. Una explicación posible puede ser la desconexión que existe entre el llamado “ego” y lo que se llama “corazón”, una hipótesis que será apoyada por la existencia de por lo menos tres de los cinco rasgos que caracterizan a la psicopatía. Si esto es verdad, la satisfacción real en la vida diaria simple en donde el amor y ser creativo son devaluados por el ego y no son apreciados, vemos que en realidad se tiene desprecio por estas expresiones humanas. La autoestima real que se desarrolla como resultado de ser creativo y amoroso no se puede alcanzar. Esto no quiere decir que el psicopático no pueda interesarse por otros o amarlos. Los psicopáticos pueden ser muy amorosos y apoyadores, pero no siempre se sienten aceptados y amados por otros. Su dificultad está sobre todo en recibir más que en dar, ya que realmente para recibir necesitan estar reconectados por dentro, lo cual es muy amenazador. Por lo tanto, el psicopático tiene gran dificultad para recibir amor y cariño para sí mismo. Un sentimiento muy arraigado en ellos es la falta de valía que está sostenida y continuamente recreada por violaciones a la consciencia y comportamiento éticos definidos por la sociedad en la que existen, que no necesariamente es en la que le tiene lealtad primaria. Por ejemplo, los miembros de ciertas bandas permanecen siendo leales a los códigos de ellas, lo cual puede violar fragamente las leyes sociales.
En otro nivel más significativo, existen algunas “leyes” que nacen de las capas de la consciencia; estas son “principios universales” que han sido verbalizados por los principales profetas en la historia. Una que me llama mucho la atención es como lo dijo Cristo, “ama a tu prójimo como te amas a ti mismo, esa es la esencia de esta ley”. Sabemos todos que si estos principios morales fueran observados nos llevarían como raza humana al desenvolvimiento de la vida y una incrementada capacidad de amor. Parece ser que el psicopático dibuja una línea clara entre sí mismo (a veces incluyendo a su familia o amigos) y la raza humana, a la cual no solamente no ama sino que la ve como un impedimento para sus ambiciones y deseos descabellados.
Encontramos grandes ejemplos de psicopatía en las películas de hoy en día. En una de ellas el hermano más joven de un presidente fallecido de los estados unidos (asesinado hace 19 años) busca al asesino. Buscando es como llega a encontrar a su propio padre como asesino de su propio hijo, el presidente. El motivo dado por la película es que el padre después de haber apoyado la presidencia de su hijo mayor, esperaba que el hijo le retornara el favor permitiéndole que su ambición creciera y sus planes insanos por incrementar su vasto imperio también. Sin embargo cuando el hijo logró la presidencia, se opuso a la megalomanía del padre para construir su imperio y utilizó su poder para reforzar los valores humanos. Cuando el padre es confrontado por su hijo más joven, 19 años después, acepta los hechos sin emoción, arrepentimiento o rasgo de dolor. Acepta su responsabilidad por haber asesinado a su hijo y se suicida de la misma manera fría y no emocional en que describe el asesinato. Lo que es importante aquí es la psicopatía oculta del padre que no se detiene para asesinar conscientemente a su hijo cuando sus ambiciones y planes fueron amenazadas; igualmente significativo es el tratamiento insensible cuando finalmente es descubierto. Esta es la psicopatía y describe muy claramente escisión en la personalidad que se destruirá a sí misma cuando ve que ya no puede evitar las consecuencias de sus actos, pero lo hace sin emoción, miedo, ansiedad, habiendo previamente calculado con frialdad cuáles son las probabilidades de escape. Cuando la evaluación es negativa, en vez de sentir el dolor necesario para que exista el cambio, la persona opta por la aniquilación total y se suicida.
Como psicoterapeuta puedo observar y describir lo que creo ser la psicodinamia y los orígenes emocionales y manifestaciones de la psicopatía. Sin embargo, también pueden existir agentes psicológicos genéticos y/o químicos que lo causen.
Orígenes y Psicodinamia
Confusión/ dobles mensajes
La fuente de la psicopatía es básicamente la traición y la confusión en la infancia que nos lleva a la desconfianza interna y a la duda de uno mismo internamente, y a la desconfianza externa. Un doble vinculo implica la seducción (sexual o no), negación de este hecho por el padre y la represión por el hijo de la expectativa normal derivada de la seducción. La seducción es aquí entendida como, en el más amplio sentido; es decir, la promesa de darte algo a cambio de algo, por ejemplo, dulces a cambio de sumisión.
Etiología de la dominancia del ego
Esta confusión entre lo verbal (la represión sexual) y los mensajes no verbales (la excitación obvia de la madre) son la raíz de la psicopatía. A partir del enorme dolor que se siente, se crea la duda de uno mismo. En el caso anterior, por ejemplo, el niño es forzado a dudar de una de sus dos percepciones. Ya que el padre no puede hacer algo malo- por lo menos hasta que las defensas estén bien plantadas- el niño es confrontado con la posibilidad de que por lo menos una de sus percepciones esté completamente erróneas. Al dudar acerca de la propia percepción de la realidad, es muy amenazante, aún para los adultos. Nos lleva a dudar de nosotros mismos a un nivel muy profundo, y si esto se sostiene en el tiempo nos puede llevar a la locura.
La emergencia del ego dominante
Para el niño, el conflicto constante entre el mundo verbal y el mundo no verbal, el comportamiento mostrado y no mostrado, o el comportamiento opositor franco entre ambos padres, lo lleva a tal confusión y dolor excesivos que eventualmente la solución se convierte en el quitarles la autoridad a los padres que lo lastimaron. Simultáneamente el dolor mismo es negado. Al negar la autoridad parental y el poder, aunque al mismo tiempo se están negando los propios sentimientos de la represión y el dolor, el niño tiene que respaldarse en su propio ego como si este fuera el único agente que discrimina. Debe negar, eventualmente, cualquier retroalimentación que se oponga al ego, porque si no, ¿qué quedaría? Eventualmente esto hace imposible el aceptar los retos de este ego ya que dejará que al niño sin un agente confiable interno o externo que pueda discriminar
Etiología de la desconfianza
Una consecuencia muy importante de esta dinámica parental es la pérdida de la confianza básica, o el desarrollo de la desconfianza. En este caso, la intención del padre es percibida como no realmente lo mejor para el niño, sino que está enfocado en lo que el adulto quiere para él o ella. Las manipulaciones del adulto se perciben con mucha claridad; el niño sabe cuál es la intención real y cuándo hay una discrepancia en lo que el adulto hace y el niño está sorprendido pero pronto aprende a disfrazar estos “trucos” del adulto. Por lo tanto el niño aprende a desconfiar de la intención subyacente del padre, y también aprende que, como el padre, puede usar cualquier medio para lograr sus propósitos (seducción, amenaza, manipulación, excesivo uso del poder, etc.) y que lograr lo que quiere es lo que importa. Los medios, aunque sean dolorosos, nunca son retados como tales, solo cuenta el resultado. Este se convierte en el “credo” con el cual el niño, y más tarde el adulto, viven.
Frecuentemente las necesidades del niño no son escuchadas o satisfechas. He visto a niños hacer peticiones perfectamente razonables de manera calmada y de buena manera y ser rechazados sin razón. Quizá puede ser que el padre esté cansado o aburrido o ya tuvo demasiado para ese día, o tener cualquier otra “excusa razonable” desde el punto de vista del adulto (realidad que no niego). Sin embargo, desde el punto de vista del niño y su petición racional, se la están negando irracionalmente. A veces lo que es peor es que el adulto en vez de negarse simplemente ignora al niño. Este es el peor tipo de dolor y quizá el más psicopatogénico de todos, ya que eventualmente si el niño es persistentemente ignorado, el niño debe sentirse visto, oído y entendido. Debe de ser tomado en cuenta como un ser vivo; de otra forma, ¿cómo se le puede asegurar el amor de un adulto que ultimadamente es el punto de unión que tiene con la vida misma? Más tarde, esta dinámica puede ayudarnos a explicar la necesidad desesperada del psicopático de afectar a la sociedad. También nos explica su grandiosidad y omnipotencia, características que frecuentemente son encontradas en los psicopáticos.
El rechazo irracional y el no ponerle atención a las peticiones razonablemente verbalizadas por parte del niño, es visto por el infante como agresión injustificada. Debido a que esta agresión debe de ser lo correcto (ya que el adulto/dios lo está haciendo), el niño legítimamente lo imita. Entonces la agresión, ser voluntarioso y muy demandante (desde el punto de vista del adulto) el niño obtiene resultados que lo claman temporalmente pero que también le enseñan que esta es la manera de obtener los satisfactores básicos a los que tenía derecho desde el principio. [3]
Existe un antiguo proverbio: “Planta vientos y cosecha huracanes”. Siembra voluntarismo con el ejemplo, cultívalo ignorando la petición repetitiva, y cosecharás la misma petición, transformada en demanda, y respaldada por toda la energía y la persistencia que se requiere para lograrla. Una vez más. “la necesidad real” aquí debe de ser entendida con una perspectiva de balance; no se pueden defender extremos, ya que se está describiendo un espectro. Pero si el voluntarismo se convierte en el principal vehículo para satisfacer las necesidades que, al principio, eran razonables, la función de la voluntad debe de ser desarrollada. El siguiente paso lógico es un compromiso de darle poder o quitárselo a la consciencia cuya voz (al principio muy fuerte pero gradualmente más débil) debe de ser ignorada hasta que esté reprimida.
Inevitablemente cuando esta dinámica sucede en la vida adulta, nos lleva a crear una pérdida de autorespeto y autoestima, importantes aspectos en la personalidad psicopática. Ciertamente nos lleva también a desconfiar del intento que está atrás de cada acto en el mundo, gente, amigos, amantes y todo psicoterapeuta. Siempre se busca una motivación egoísta (a partir de la dinámica parental original) y, si no se encuentra, se asume que está ahí de todas maneras. Todo esto es interpretado a la luz de una motivación egoísta. Por lo tanto, la imagen de desconfianza se confirma, y la personalidad vive en un círculo vicioso: la desconfianza de asume como válida y es probada al interpretar palabras y acciones a la luz del intento egoísta subyacente a todos los eventos, ya sea que este intento sea real o haya sido verificado. Ya que la desconfianza está originada con los padres, se extiende a toda la sociedad. Cuando la desconfianza externa se empareja con la autoduda interna y la consciencia se reprime y niega o manipula e ignora, el ego se refuerza con la voluntad y va a ser el único agente digno de confianza. La desconfianza (del mundo) y la duda (del self) constituyen el componente paranoide que tan frecuentemente se encuentra en los psicopáticos. A partir de estos orígenes, la postura defensiva que se describe en la afirmación “yo estoy en lo correcto, tú estás mal” o “mis deseos/impulsos/necesidades cuentan, no las tuyas” emerge como el motivo dominante de vida en el psicopático, para poner esto en la práctica, la voluntad debe de desarrollarse lo más posible. Ultimadamente, existe una ruptura real del vínculo padre-hijo, de amor y confianza, posiblemente el vínculo más importante de nuestras vidas.
El lector podrá preguntarse por qué he incluido a ambos padres en el desarrollo de la psicopatía. Generalmente se asume que la madre tiene la influencia más dominante en el desarrollo del niño. Sin embargo, mis observaciones tienden a indicar que el trauma que se originó en el desarrollo de la confusión llevándonos a la autoduda y la pérdida de confianza básica, puede ser causada por cualquiera de los padres, y más intensamente, por ambos padres y/o por la interacción entre ellos con el niño. Frecuentemente, el comportamiento seductor viene de uno, mientras que el otro ignora (niega) lo que pasa o reprime activamente las consecuencias lógicas del comportamiento. Por ejemplo, el niño puede percibir que el padre quiere que él sea un “hombre” con la madre/esposa con quien el padre no puede lidiar. Puede ser que el padre vea a su esposa como demandante, amenazadora o sexualmente agresiva. Y el niño puede que esté en lo correcto en su percepción de la dinámica inconsciente de la familia. Del niño se espera, incluyendo lo que él espera de sí mismo debido a la función del súper ego, que remplace al padre e intente cumplir ese rol (cosa que no logra desde luego). Sin embargo, cuando quiere los privilegios del adulto-autoridad sobre otros o sobre sí mismo y quizá intimidad (no necesariamente sexual) – es percibido como que pide mucho más que los padres pueden o quieren darle, y es reprimido fuertemente o controlado. Más tarde, el niño creerá que ya que ha asumido el rol del adulto, debería de tener los privilegios del adulto y que sus derechos no deberían de tener límites. Se siente traicionado. Estas son las semillas de la psicopatía.
Estos sistemas de defensa pueden desarrollarse por un periodo muy prolongado- desde la etapa oral hasta después de la etapa genital hacia la prepubertad, ya que la psicopatía parece ser un comportamiento aprendido hasta que se convierte en un rasgo de carácter automático. Por lo tanto, la manipulación específica que sufre el niño es más tarde utilizada por él, primero con el padre manipulador, y después como un patrón de comportamiento básico. El ingrediente principal es la voluntad, que gradualmente silenciará la voz de la consciencia hasta que casi no sea audible. En vez, reina el poder del supremo valor, el poder de sobrevivir, y a veces de ganar.
Quizá esto también sirve para explicar por qué el comportamiento antisocial/psicopático emerge durante la pre-adolescencia. Es un asunto de poder “crudo”. Antes de eso, aun cuando la defensa característica ya esté desarrollada, el niño todavía no puede movilizar poder real y no tiene la independencia para retar al mundo adulto y actuar. Al ser sensitivo, inteligente y muy orientado hacia afuera, el niño evalúa fríamente la situación y actúa de acuerdo a ella hasta que tenga suficiente poder o se sienta acorralado con su sobrevivencia en riesgo.
Etiología de la Superficialidad Emocional
La evaluación fría previamente descrita requiere de un desarrollado y distorsionado ego. Sin embargo, el niño también debe de desarrollar una importante habilidad de entender y “descifrar” a otros. Aprende esto de sus padres, para sobrevivir, ya que debe poderse anticipar y manipularlos o ser arrollado.
Un psicopático exitoso simplemente es alguien que ejercita suficiente control en su medio ambiente. El psicopático define al fracaso como la habilidad de hacer esto: su voluntad no fue hecha. Ya que esta estructura de carácter es definida por su compromiso de externar su voluntad en el mundo externo, cuando esta no se cumple la personalidad se siente muy amenazada y experimenta un fracaso en su sistema de defensas. El grado de amenaza está correlacionada con la importancia que le imprime al “fracaso”. Este tipo de personalidad es muy vulnerable al medio ambiente externo, teniendo poco en lo cual respaldarse cuando se pierde el control.
Por lo tanto, el control del medio ambiente externo tiene demasiada importancia para el psicopático. Por ejemplo, e psicopático puede “sublimar (reprimir su sexualidad) y usa esa energía para controlar el medio ambiente, -un procedimiento muy usado- o puede usar su sexualidad de manera promiscua con aparente abandono, y aparecer como un ser muy sexual. Si examinamos más de cerca, sin embargo, podemos ver a la sexualidad siendo usada para controlar a otros más que para obtener placer, aún en el segundo caso. Al negar la autoridad parental el niño también niega una fuente primordial de identificación sexual. Por lo tanto, encontramos muy seguido que los psicopáticos tienen una gran cantidad de confusión acerca de la identidad sexual y/o roles sociales. Entonces la homosexualidad parece ser mucho más frecuente en los psicopáticos que en otras estructuras de carácter y parece haber poca vergüenza al revelarlo aunque en nuestra cultura todavía hay un desafío en ese sentido. Esto nos refleja la convicción firme de que “lo que quiero lo consigo” y/o que “hágase mi voluntad” como la postura correcta. Los mecanismos sensores normales simplemente no están operando. De hecho, con los psicopáticos tenemos la sensación de que la sexualidad es simplemente una herramienta o arma más en el arsenal usado para pelear, sobreponerse y controlar a otros en su medio ambiente.
Una de las defensas fundamentales del psicopático es el mal uso de la verdad, con lo cual quiero decir que se cambia la justificación o racionalización acerca de una situación básicamente verídica y realista, terminando con una explicación aparentemente razonable que respalde lo que él quería. En lógica a esto se le llama sofismo, después de que los sofistas en la antigua Grecia, que se especializaban en probar puntos obviamente absurdos por el placer de entrenar sus mentes. Este juego con medias verdades puede ser entretenido e inofensivo (siempre y cuando se mantenga en perspectiva), pero es pernicioso y muy destructivo en el momento en el que la perspectiva se pierda. Claro, rápidamente se convierte muy difícil de mantener cualquier perspectiva en donde la persona está en juego con el tema mismo. Por lo tanto, la psicopatía emplea el sofismo para racionalizar su voluntarismo. Ahí radica el peligro para la sociedad como para el individuo que pronto se pierde en un laberinto racional de su propia autoría y, sin el compás de la consciencia, se pierde.
Uno de los ejemplos más brillantes que he leído de esta manipulación tan peligrosa es hecho por C.S. Lewis, “Perelandra”. En venus, (el Jardín del Edén), está emergiendo la consciencia del self, poniendo las bases para la batalla eterna entre el bien y el mal. La novela describe con detalles exquisitos cómo el maligno comienza el proceso de tentar a la reina (Eva). Su táctica es la de sembrar duda en su mente, la cual nutre cuidadosamente. La duda de los temas más pequeños y aparentemente insignificantes nos va llevando a la duda del Self y eventualmente a dudar del Rey (Adán) y de Dios; y esta es la caída del pecado original. El protagonista (es un mensajero de Dios) parece sin poder; cada afirmación que le hace a la reina es cambiada un poco y utilizada para probar el punto de vista del maligno. De esta forma constante el maligno progresa. Si cualquiera de las preguntas que hace es considerada particularmente casi racionales o razonables. Las maneras circulares y engañosas con las cuales la duda se instala son tan sutiles que solamente pueden ser vistas si nos aproximamos a la totalidad del momento y vemos el gran plan del maligno, tarea imposible para la reina cuya tentación se prolonga en el tiempo.
Para mí, esta es la esencia del proceso psicopático- ya que creo que, por lo menos en la infancia temprana, todos tenemos ambas voces que nos hablan. El bien y el mal eternamente re actúan el drama en cada niño, y se hacen elecciones. En el adulto este gran diálogo no es tan obvio o percibido con tanta claridad pero permanece, latente, esperando ser escuchado en sus expresiones más maduras. Este gran redescubrimiento es, claro, la pauta para el crecimiento emocional (o por lo menos una de sus fases más importantes).
Etiología de los secretos y las mentiras
Si la identificación sexual fue deficiente y la identificación primaria con un padre por lo menos fue parcialmente negada y conscientemente reprimida, ¿cuáles fueron los puntos nucleares alrededor de los cuales se fusionó la personalidad que se está desarrollando? Además de los tres bien conocidos organizadores del ego de Piaget, muchos escritores han contribuido al concepto de estructura de carácter originalmente desarrollada por Reich. Estos escritores han observado que hay un complejo sistema de defensa consciente e inconsciente, que se vuelve formativo, un verdadero creador de la realidad de la persona. La gente que realmente cree que “el mundo es oscuro” (lo que yo llamo una “imagen”), ve el mundo como en tonos de gris y curiosamente su realidad se convierte exactamente en lo que asumen sería. Por lo tanto, el voluntarismo engendra más voluntarismo, el enojo genera respuestas de enojo, y el miedo asusta a la gente. En este contexto, la intención atrás de la manipulación parental, conjuntamente con las manipulaciones mismas, se convierten en un mecanismo central alrededor de la cual la estructura del carácter se organiza. En el caso de la psicopatía, hay por lo menos dos manipulaciones parentales básicas:
Las mentiras implican secretos; creo que estos secretos se convierten en un núcleo muy poderoso alrededor del cual la personalidad se desarrolla de manera neurótica. Al tener secretos, el niño desarrolla un sentido de “self seguro” en donde no tiene dudas y su realidad no está siendo retada. Desafortunadamente el precio de estos secretos se vuelve muy alto. Cada secreto requiere de una mentira para poderlo encubrir, y cada mentira a su vez se convierte en secreto. Toda la estructura se desarrolla alrededor de las mentiras. Un ejemplo puede ser pretender tener seguridad, éxito, etc. mientras en la realidad te mantienes con miedo, sin éxito y lleno de dudas. Es muy difícil mantener la cuenta de todas las mentiras que se requieren para mantener dicha situación, y es fácil que nos tachen en las contradicciones. Sin embargo, en terapia uno ve a los adultos batallando con estructuras muy pesadas que se basan en mentira tras mentira, todas diseñadas para proteger un secreto que el adulto cree, erróneamente es vital para su existencia y aceptación social. Por ejemplo, este puede ser el caso de muchas personas que viven en los estratos más altos de la sociedad. Muchos tienen rasgos psicopáticos importantes, en donde combinan el poder y la crudeza con una extraordinaria habilidad de tener grandes cantidades de secretos. Todos estos rasgos son frecuentemente vistos en personas con posiciones prominentes, sobre todo las personas más despiadadas.
El sentido de éxito o fracaso que tiene un psicopático está basado eternamente en el éxito o fracaso de su vida externa. Muy difícilmente vemos a un psicopático “exitoso” en terapia. Generalmente vienen cuando hay una crisis de vida muy importante para buscar ayuda y darse cuenta de que algo está fundamentalmente mal. La crisis generalmente ocurre cuando una o más de las “imágenes” básicas o secretos que el psicopático considera vitales están expuestas o han sido expuestas al mundo externo, o están a punto de hacerse conscientes, expuestas al self. Estos secretos o imágenes son frecuentemente inconscientes o preconscientes. En este estado permanecen sin tratarse por la realidad y aceptadas como de facto
Culpa y duda de sí mismo
Una parte muy importante de la psicodinamia del psicopático es la culpa que necesariamente se deriva del acting out, de su violación a otros, o inclusive de su comportamiento antisocial, tanto pasado como presente. Aunque el psicopático ha aprendió a disociarse ya enterrar la culpa en su inconsciente, éste permanece ahí. Dicha culpa, muchas veces un secreto, generalmente está muy reprimida o preconsciente. Cuando he confrontado estos temas en terapia, sin culpa o castigo implicado, mis pacientes inevitablemente han sentido descanso de que su secreto finalmente está expuesto, sin embargo, no es suficiente confrontar un tema del presente para exponer al secreto. Se debe de hacer una restitución si es que el verdadero se quiere lograr. Idealmente dichas destitución debe de estar en el mismo nivel que el daño, utilizando el mismo vehículo a través del cual el acto “malo” negativo o antisocial se perpetuó. Por ejemplo, si el acto implicó dinero, el psicopático debe de regresar el dinero, preferiblemente a la víctima y si no fuera posible hacerlo a través de una donación a una causa benevolente. Si el abuso fue emocional, se debe de sentir y expresar el arrepentimiento a la persona lastimada. Carro está que este concepto de restitución es limitado, ya que en la realidad es difícil ponerlo en práctica. ¿Cómo podría un asesino o un violador restituir? Esta es una respuesta difícil, sin embargo creo que la restitución es un absoluto requerimiento en la sanación de la psicopatía ya que, al no ser que el psicopático pueda verdaderamente experiencia lo que le pasa a otros cuando él hace su acting out, la sanación es muy difícil para este tipo de personalidad. Puede tener mucha dificultad al reconectar a esa parte de sí mismo que está separada, escindida y aterrorizada.
La confusión, culpa y duda de sí mismo, claro, no está explícitamente revelada, en vez, el psicopático se presenta a sí mismo como muy seguro, confiado, como en el subtipo amenazador. Estas fachadas o máscaras pueden ser reforzadas por ciertas mentiras si fuera necesario. Este es un mecanismo reactivo necesario para apoyar su imagen y protegerlo de la culpa subyacente, de la autoduda, confusión y miedo. La necesidad de apoyar a esta imagen es tan grande y la autoridad internalizada tan débil, que el psicopático, bajo presión, escalará los trucos y manipulaciones, hasta que empiecen a aparecer comportamientos bizarros y contradicciones e inconsistencias obvias. Mucho de esto será negado a nivel inconsciente. Las confrontaciones serán resistidas fuertemente y los patrones negados el mayor tiempo posible. Los intentos por racionalizar y justificar incrementarán y a veces serán intensos y groseros. Todas estas dinámicas con las cuales vive el psicopático, alienan al ego más y más profundamente, de manera que los sentimientos genuinos y las funciones más “altas” en donde están la verdad y la realidad no se muestren. Esta escisión entre el ego y las defensas y los aspectos negativos por un lado, y los sentimientos y la consciencia junto con las funciones intuitivas por el otro, se incrementan dentro de un ciclo vicioso que debe eventualmente colapsar.[4]
Necesidades reales y falsas
La mejor manera de controlar a otros es saber sus necesidades, pero el engaño reside en que la verdadera intención no es satisfacerlas, sino prometer. La personalidad psicopática es un maestro en esto. Generalmente lo aprendió de otro maestro, un padre psicopático. Sin embargo, para estar permanentemente en contacto con las necesidades de otros hay que estar abandonando la percepción de las propias. Este es el precio que el psicopático paga por su control -negación de sus propias necesidades, que son subplantadas por necesidades falsas. Algunas de las necesidades reales incluyen amar y ser amados, tener suficiente comida, calidez, seguridad y apoyo, experienciar la sexualidad, placer y gozo, así como libertad y creatividad constructiva. Algunas necesidades falsas son poder, egoísmo, promiscuidad, control, la gratificación de la codicia y en general la gratificación del ego.
Desarrollo de la voluntad
La dinámica del psicopático lo lleva cada vez más profundamente a acercarse a necesidades falsas. Cuando la ansiedad y el vacío resultantes crecen, generalmente suele escalar sus demandas de la gratificación de necesidades falsas al costo de no satisfacer las necesidades reales. Quiere que estas necesidades reales estén satisfechas, pero las reprime hasta que ya no conecta con ellas. Por lo tanto el hambre de más y más poder, dinero y control, sigue escalando al punto en donde el psicopático se convierte en alguien dictatorial pero permanece insatisfecho. Debajo de todos estos aspectos infantiles e inmaduros de la personalidad psicopática, está buscando los límites saludables que los padres normales podrían imponer. Cuando estos límites no se encuentran, el psicopático escala la provocación hasta que un límite se impide y la ,,, se reestablece. Al negar la autoridad y aceptar solamente su propia realidad como válida, puede ser que lo haya hecho muy difícil para que su padre pueda ejercitar autoridad real en sus años formativos. Además, aun cuando esa autoridad hubiera sido ejercitada, nunca la aceptó y se reveló abiertamente o se sometió solamente para esperar que llegue una oportunidad futura para revelarse e imponer su voluntad. Muy pocas veces, la autoridad parental se acepta como necesaria y realista. Más tarde, la autoridad siempre será un problema para el psicopático. Siempre mantendrá la dinámica dueño/esclavo con quienes percibe como más débiles y jugando el rol de esclavo con quienes percibe más fuertes, pero le cuesta mucho ser su propio amo. En este sentido, su integridad básica ha sido minada por el sacrificio de sus necesidades reales y por el compromiso de lograr sus objetivos a cualquier costo.
El psicopático vive en un mundo propio en donde la realidad objetiva se niega cada vez que contradice su propia voluntad. Dicho de otra manera, la fantasía del psicopático es ser rey, que no lo cuestionen ni reten. La tragedia es que hoy, como en la infancia, tiene la capacidad de alterar la realidad suficientemente para que de manera parcial pueda obtener los resultados deseados. Por lo tanto, concluyó erróneamente que al escalar sus funciones volutivas en algún momento lograría satisfacer sus necesidades secretas, osea las reales. Esta concepción errónea está basada en la grandiosidad que reside adentro de los psicopáticos, inclusive a los que describe como sumisos.
La exagerada autoconfianza que se desarrolla como una reacción a la autoduda intensa, requiere una validación externa constante hay que no está basado en un fundamento sólido con un sentido verdadero del self. Esto significa que la gran dependencia está en la base de la apariencia de tanta seguridad. Dicha inseguridad nos lleva a una manipulación constante de las figuras de autoridad para obtener validación. Esto ocurre aun cuando los padres han sido desacreditados o ante los que se ha revelado al grado de ya no representar las primeras conexiones hacia la vida, y ya no son las principales autoridades ni las fuerzas de sociabilización.
La manipulación puede tomar la forma de seducción (sexual o de otro tipo), agresión u hostilidad explícita, o intentos de impresionar o controlar. Todo esto, especialmente la duda de sí mismo, nos lleva al odio a sí mismo, autodesprecio, autohumillación a niveles inconscientes. En algún lugar, la persona está consciente de lo que está haciendo el ego y de lo destructivo puede ser. Esto puede resultar en baja autoestima y sentido de poca valía.
Alienación del Ser Superior
Debemos entender que cuando les pedimos a los psicopáticos en terapia que volteen hacia dentro y se examinen ellos creen que les estamos pidiendo que vean lo peor de sí mismos. No sabes que son capaces de amar y de dar y que poseen facultades del ser superior donde reside la autoestima. En estas condiciones, a no ser que el paciente experimente y tenga la experiencia de que el terapeuta ve su Core o corazón, estamos pidiéndole algo imposible ya que sin un conocimiento seguro de que por lo menos una parte suya es buena, amable, respetable, etc. y que esta parte está siendo vista por el terapeuta, tampoco va a mostrar sus aspectos menos deseables. Solo al grado en el que uno se ancla en la verdadera seguridad del potencial del amor par ser honesta y genuinamente creativo y solo en el grado en el que el verdadero Autorespeto existe, puede un ser humano confrontar y transformar sus aspectos negativos. Solo con el conocimiento del perdón es que el ladrón revelará su robo, el asesino su crimen o el mentiroso su mentira. Sin perdón sería tonto o casi suicida revelar aspectos negativos. Esto es verdad para todos los humanos. La alienación psicopática de las partes intuitivas más profundas de la psique en donde dicho conocimiento existe hace que sea particularmente difícil mostrarse. El verdadero autorespueto, autoestima y seguridad básica están divorciados (ocultos) del ego. Por lo tanto, la terapia para el psicopático consiste en la reconexión con estos aspectos antiguos perdidos hace mucho en su propia psique. Por estas razones, es fundamental que el terapeuta vea estas cualidades, confíe en ellas, y confíe en este conocimiento con el paciente. El terapeuta debe apoyar mucho los aspectos altos o nobles y al mismo tiempo confrontar la falta de realidad, de arrogancia y el voluntarismo.
Debido a que el núcleo al redor del cual se desarrolló la personalidad no era con aspectos negativos sino con secretos oscuros, hay un celo por cuidar estas partes infantiles de la psique como la identificación primaria (o sentido del self) ya que todo está basado en secretos. Debido a la dinámica familiar, estos secretos debieron de haber sido principalmente impulsos negativos de ira, rebelión y odio hacia el adulto mentiroso, traicionador y seductor. Por lo tanto, cuando el adulto psicopático se identifica con estos sentimientos que están muy reprimidos y que al mismo tiempo también están enjuiciados como malos e inaceptables, la escisión entre las funciones altas y los aspectos negativos es tan grande que las funciones latas de compasión e identificación con otros, están momentáneamente perdidas y la personalidad es abandonada con sus identificaciones primarias no desarrolladas basadas en impulsos negativos. Esto profundiza la autoduda y refuerza la premisa de que la única parte confiable y válida de la personalidad des el ego voluntarioso.
La realidad y la vida misma constantemente prueban que el ego solo no puedo proporcionarnos seguridad real o resolver muchos de los problemas con los que nos enfrentamos y resolvemos. Nuestro ego es muy pequeño en comparación a las fuerzas de la naturaleza; muchas veces ni siquiera es posible controlar nuestro ambiente más inmediato de manera predecible. Para esto nuestras funciones altas (el “saber” intuitivo en el que nos apoyamos tanto) está mucho más equipados para la resolución de la vida. El psicopático no acepta conscientemente este aspecto de la personalidad aunque lo utilice cuando es conveniente, estas funciones altas son vistas como una autoridad externa que se opone a la voluntad psicopática y nos lleva a la frustración. Para todo tipo de propósito e intención, las facultades intuitivas son vistas como peligrosas como sus padres. Toda la autoridad, incluyendo su propia consciencia, es dudada, manipulada o no produce confianza. El psicopático no confía completamente ni acepta todo- leyes hechas por el ser humano, la naturaleza de dios. Todo es utilizado cuando es consistente con los deseos del ego y negado, suprimido o manipulado cuando se opone al mismo. La autoridad externa solamente se tolera. Hay que lidiar con ella pero en generales vista como el enemigo. El resentimiento está constantemente acumulado y guardado en reserva para que en el tiempo adecuado cuando una provocación leve lo justifique y pueda salir la descarga irracional generalmente hacia una persona más débil o hacia una entidad abstracta e impersonal como la sociedad
Subtipos Psicopáticos
Todo terapeuta ha visto diferentes tipos de psicopáticos. Aunque tienen diferentes rasgos comunes como el voluntarismo la manipulación y el control, las diferencias me hacen tener la necesidad de los siguientes subtipos:
Este subtipo tiene una apariencia física impositiva. La cabeza y los ojos están cargados, brillantes y temerosos. Los ojos pueden tener una cualidad hipnótica que te puede “atrapar”. Este tipo de psicopático cree que todo el mundo es hostil y agresivo y por lo tanto ve a la hostilidad como el único medio para satisfacer sus pseudonecesidades gratificantes. Por lo tanto utiliza todo su poder y egoísmo e impulsividad para derrotar al enemigo fantasma que se para en su camino. Esta es una postura esencialmente paranoide que nos lleva a una provocación que se convierte en una profecía autocumplidas. Cuando el mundo le responde en ese nivel, su proyección se verifica, este tipo de psicopático no ve la conexión entre su causa y efecto que necesita aceptar su responsabilidad que lo llevará al cambio. En vez, realmente cree que el mundo es hostil y su respuesta es apropiada.
Es muy difícil para una persona con esta estructura cambiar esta posición. Ya que el psicopático amenazador tiene como principal compromiso el poder, normalmente presenta un personaje muy poderoso. Sin embargo, esta muchas veces es una máscara que cubre necesidades no satisfechas y no puede respaldarse cuando está siendo retado.
El componente oral es muy obvio y se defiende activamente de él. La actitud sumisa se experiencia como “linda y dulce” o a veces como “demasiado dulce”, el psicopático sumiso esencialmente quiere algo de otros como amor, aprobación muchas veces de una persona del mismo sexo. Esto se debe a la falta de apoyo básico que tuvo el infante y que ahora espera obtener en la vida adulta. Sin embargo, al volverse sumiso, la personalidad abandona su verdadero self, sus principios, sentimientos intuitivos y honestidad. Sin la capacidad de pararse sobre sus propios pies, la persona quebranta su propia integridad y aumenta su sentido de no valía y autodesprecio. Este círculo vicioso degrada la personalidad, disminuye el Autorespeto que todavía hay e incrementa la necesidad de amor y validación del mundo externo.
En la medida en que este círculo vicioso progresa, la personalidad se convierte más y más en dependiente y demandante de manera encubierta, queriendo forzar a otros a que le den lo que no puede pedir. Por lo tanto, la persona se convierte en extremadamente autocentrada y ciega a la realidad y necesidad de otros alrededor. Las personas se retraen activamente, dándole menos y menos amor, apoyo y verificación, lo cual incremente el circulo y lo mantiene. El psicopático sumiso muchas veces encubre su necesidad dependiente bajo la etiqueta de amor. No puede entender cómo es que este aparente amor no se lo regresan los demás. Debido a que este es un intento constante de conseguir algo sin expresarlo el otro en general siente la decepción, la invasión y el abuso. Esta percepción es correcta ya que el psicopático está reprimiendo sus sentimientos reales de hostilidad y agresión.
Este psicopático aislado en realidad tiene terror de enfrentar la fragmentación que instintivamente siente debajo de la superficie, y la cual lo llevará a lo que él define como fracaso o derrota. La represión de sus necesidades es un tema de orgullo: cuanto menos necesita mejor. Su fantasía arrogante dice: “me aíslo de ti porque no llenas mis expectativas”. Como indica esta afirmación los psicopáticos constantemente justifican (internamente hacia sí mismos) todas sus acciones. Esta persona desesperadamente quiere reahacer al mundo de acuerdo a sus fantasía nos verbalizadas. Ya que se da cuenta de la irresponsabilidad e esto, su defensa e aislarse, aunque el anhelo y la necesidad real permanecen.
Andrés Leites tiene práctica privada en Red Hook NY y enseña en el Insitute of Core Energetics de New York City.
Nota 1 de la traductora:
Querido Andrés: honro tus enseñanzas a mi persona (impagables) y al público en general: agradezco tu permiso para hacer esta traducción cuando conversamos al respecto y lo hiciste de manera verbal. El primer taller que dio INTEGRA hace 20 años de manera requisitoria para la formación de PHC fue en tu “Casa Quieta”; así mismo, el primer taller que “Casa Quieta” abrió al público fue prestándole su espacio a INTEGRA. Muchísimas gracias por tu generosidad y respaldo a mi Instituto y a mi persona desde mucho antes que eso. Gracias por tu bendición, tu cariño y tu respaldo. MBJ
Nota 2: los puntos 4 y 5 (irresponsabilidad e impulsividad respectivamente) enlistados en la introducción no aparecen en el texto original en esta parte 1.
GLOSARIO
Términos:
Ego: parte de la psique que se convierte en un elemento interactivo entre niveles más profundos de la psique y del mundo social, y el observador del self como un todo en todos sus niveles. Incluye la volición que en su manifestación positiva orienta a la persona a la vida, al gozo, al placer y a la satisfacción, y en su parte negativa busca poder y control.,
Defensas Caracterológicas: los sistemas defensivos contenidos en las estructuras de carácter y utilizados en este artículo específicamente en un sentido bioenergético, estructura de carácter: sistema o patrón que se describe en términos generales con el propósito de sistematizar y comprehender, no necesariamente tipificando o describiendo a una persona en particular ni ninguna capa o faceta del significado total de su personalidad de manera que permita al terapeuta entender o confrontar en su modalidad terapéutica. El conocimiento y la comprensión de este como un modelo nos ayudan. El sistema utilizado en este artículo fue desarrollado por John Pierrakos y Alexander Lowen,
Necesidad reales: las necesidades basadas en la realidad y comunes a todos los seres humanos y especies, sin embargo, las necesidades reales de todos los individuos varían de acuerdo a su cultura, edad, nivel socioeconómico, de manera que la necesidad real de un individuo debe de ser examina en el contexto de la realidad personal y temporal de su vida. Por ejemplo, las necesidades reales de un individuo adulto divorciado son muy diferentes sustancialmente de las necesidades realidad de la misma persona cuando se casó o cuando era joven iniciando su vida.
Necesidades falsas: necesidades sobre impuestas cuya satisfacción no es necesaria para la maduración completa de la persona para que llegue a ser un individuo con balance. Muchas veces vemos que son necesidades reales exageradas hasta el punto de convertirse en innecesarias o destructivas. Un ejemplo puede ser el dinero: es necesario para tener un adecuado nivel de vida (que debe de ser definido por cada individuo). Es una necesidad falsa acumular enormes fortunas más allá del punto en donde su creación es una fuente de placer y alegría y se convierte en miedo, tensión y ansiedad en vez.
Arraigo: literalmente quiere decir contacto con el ´piso, la tierra física. Muchas veces es utilizado para describir el contacto o falta del mismo con la realidad, la “sexualidad o “el otro”. En términos Freudianos, el grado en el que un objeto externo puede ser incorporado. El arraigo contrasta y está en oposición al narcisismo. También es utilizado para expresar el grado de aceptación de las leyes inexorables de la vida. El grado en el que una persona está arraigada muestra el grado de aceptación de la improductibilidad y fluctuación de la vida así como del dolor de una manera flexible, de manera que se pueda maximizar el principio de placer
Ser superior: ese aspecto, común a todos, que es capaz de amar, crear, dar y recibir. Sin embargo, también se le entiende como esa chispa divina que sabiamente nos guía a través de la vida y continúa después de la muerte. También se le llama alma. No es muy definible y solamente se vuelve real cuando se tiene la experiencia personal del mismo.
Razón, voluntad y emoción: estas son tres funciones básicas del ego. Cuando están en balance actúan armoniosa y apropiadamente y hay reacciones de cariño y de amor. En la realidad, la mayor parte de personas tienen dos de estas tres funciones desarrolladas razonablemente, y la tarea de vida es desarrollar la tercera menos desarrollada. Sin embargo, cuando solo una de las tres domina ocurre una pérdida de balance hasta el grado de tener desequilibrios serios (ver mi artículo The Modifiers).
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[1] La voluntad aquí quiere decir fuerza de voluntad extrema o voluntarismo.
[2] Ver Cameron, Personality Development and Psycopathology; Cleckley, The Mask Of Sanity; Diamant, Case Studies in Psycopathology.
[3] Por satisfactor quiero decir una cantidad razonable (aunque sea mínima) de amor compasión, cuidado, atención por sus errores además de sus necesidades físicas básicas. Me doy cuenta de que los niños pueden ser demasiado demandantes y voluntariosos, también sé que aun tratando de satisfacer todas los “requerimientos razonables” de un niño, no solamente es imposible sino que nos lleva a tener cada vez más demandas de manera que es muy importante poder poner límites que no se vayan poniendo cada vez más vagos, No estoy planteando satisfacer todas las necesidades del niño ya que hay veces en las que le padre debe de reforzar el límite aunque parezca duro. Y obviamente, el niño no es una parte inocente en todas estas interacciones. Pero cuando las demandas del niño son imposibles, el padre debe de tratar de recordar que es importante hablar con el niño y no solo al niño, que podemos entender mucho, y que si el padre quiere menos dificultades más tarde las necesidades reales presentes deben de satisfacerse realmente siempre que sea posible.
[4] Nota del traductor 2: Querido Andrés, honro tus enseñanzas a mi persona (impagables) y al público en general, agradezco y honro tu permiso para hacer esta traducción cuando conversamos al respecto y lo hiciste de manera verbal. El primer taller que dio INTEGRA hace 20 años de manera requisitoria para la formación de PHC fue en Casa Quieta; así mismo el primer taller que Casa Quieta abrió al público fue prestándole su espacio a INTEGRA. Muchísimas gracias por tu generosidad y respaldo a mi instituto y a mi persona desde mucho antes que eso. Gracias por tu bendición, tu cariño y tu respaldo. MBJ