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El Inicio de Nuestra Identidad

El Inicio de Nuestra Identidad

Comprendiendo el Estilo de Supervivencia de Conexión
Laurence Heller.

Cuando hay trauma temprano, la desregulación biológica consiguiente forma los tambaleantes cimientos sobre los cuales el yo psicológico se construye.

Cuando los individuos han tenido que enfrentar amenazas tempranas y sobrellevar la gran agitación resultante del enojo no resuelto y de las respuestas pelea-escape incompletas, desarrollan mecanismos de adaptación para la supervivencia en cada nivel de la experiencia: de comportamiento, emocionales, relacionales, físicos y fisiológicos. Los aparentemente diversos asuntos presentados en la Tabla 8.1 reflejan algunos de los muchos síntomas que un individuo con Estilo de Supervivencia de Conexión puede desarrollar. Estos síntomas variados reflejan la desregulación sistémica y la tensión postraumática del desarrollo que afectan a personas que experimentan trauma temprano. Como veremos, esta desregulación sistémica perturba la capacidad para vincularse y establecer relaciones sociales y es el hilo que une los muchos síntomas físicos, emocionales, de comportamiento y cognitivos de los individuos que han experimentado trauma de desarrollo/relacional temprano.

El trauma temprano y la desregulación fisiológica asociada a él, están a menudo en la raíz de dificultades psicológicas tales como baja auto estima, ansiedad crónica y depresión. Las identificaciones conscientes e inconscientes, basadas en la vergüenza, que resultan del trauma temprano, se centran alrededor de sentimientos de no pertenecer, sentirse rechazado, no bienvenido, incapaz de ser amado, malo, equivocado y aun en algunas ocasiones extraño o no totalmente humano. Individuos con Estilo de Supervivencia de Conexión se experimentan a sí mismos como desconocidos, desconectados de ellos mismos y de los demás seres humanos. Incapaces de ver que las experiencias traumáticas que dieron forma a su identidad se deben a fallas en el medio que los rodeaba, y que estaban fuera de su control, individuos con este sistema de adaptación de supervivencia se ven a sí mismos como el origen del dolor que sienten. .

Individuos con trauma temprano experimentan de manera continua síntomas de menor a mayor disfunción dependiendo del grado del trauma y las estrategias de supervivencia que hayan desarrollado para enfrentarlo. Como el trauma temprano está más extendido de lo que comúnmente se reconoce, la mayoría de los adultos están afectados por algunos elementos del Estilo de Supervivencia de Conexión. Aquellos colocados en la parte más sintomática del continuo han experimentado años de lucha emocional así como muchos problemas fisiológicos desafiantes. Sus esfuerzos para entender y ponerse de acuerdo con sus profundamente arraigadas aflicciones emocionales y fisiológicas a menudo los dejan llenos de pena y odio a sí mismos. Individuos con características menos obvias de este estilo de supervivencia, podrían no darse cuenta conscientemente de que ellos experimentan una capacidad reducida para ser felices, expandirse y relacionarse íntimamente. Si se dan cuenta de sus dificultades, usualmente no entienden su origen. Manejar los efectos secundarios fisiológicos y psicológicos del trauma temprano, puede requerir de tal cantidad de energía que a menudo no existe suficiente para además poder gozar la vida. El trauma temprano es difícil y confuso no sólo para aquellos que lo han experimentado sino también para aquellos que lo tratan.

El Inicio de Nuestra Identidad

En NARM, conexión es el nombre que se le da a la primera etapa del desarrollo humano y el primer principio organizador de la vida. El grado con el que nos sentimos recibidos, amados y bienvenidos en el mundo, forma la piedra angular de nuestra identidad. Cuando nuestra capacidad de conexión está en su lugar, experimentamos un derecho a ser que se convierte en el fundamento sobre el cual se construye nuestro yo saludable y nuestra relación con la vida. Como reacción al trauma, los infantes experimentan su entorno como amenazador y peligroso; su reacción es aferrarse a otros o retractarse dentro de sí mismos. Su capacidad para disfrutar la vida se ve comprometida desde el principio, y como resultado, no desarrollan un completo sentido del yo. El trauma temprano compromete su sentido de seguridad, de su derecho a existir y ser en el mundo, y su capacidad para conectarse. Por lo tanto no aprenden lo que es tener un sentido del yo, de estar conectados a su cuerpo, y quedan asustados de las conexiones íntimas.

¿Prefieres recargar baterías solo/ más que con otras personas? Si No
¿Necesitaste lentes a una edad temprana? SI No ¿Sufres de sensibilidades medio ambientales o de alergias múltiples? Si No
¿Sufres de migrañas, síndrome de fatiga crónica, síndrome del colon irritable o fibromialgia? SI No
¿Experimentaste trauma prenatal como cirugía intrauterina, fuiste prematuro en incubadora, hubo eventos traumáticos en la gestación? Si No
¿Hubo complicaciones en tu nacimiento? Si No
¿Has tenido problemas para mantener relaciones? Si No ¿Fuiste adoptado? Si No
¿Tienes dificultad en saber lo que estás sintiendo? Si No
¿Te describirían otros como más intelectual que emocional? Si No ¿Sientes desprecio por las personas que son emotivas? Si No ¿Eres particularmente sensible al frío? Si No
¿A menudo tienes el sentimiento de que la vida es abrumadora y que tú no tienes la energía necesaria para enfrentarla? Si No
¿Prefieres trabajar en situaciones que requieren habilidades teóricas o mecánicas, más que habilidades con la gente? Si No
¿Te molesta el sentimiento persistente de que no perteneces? Si No ¿Estás buscando siempre el por qué de las cosas? Si No
¿Estas incómodo en grupos o situaciones sociales? Si No
¿El mundo parece un lugar peligroso para ti? Si No

Tabla 8.1: Reconociendo los Síntomas del Trauma Temprano

La identidad de los adultos que han enfrentado trauma temprano toma forma debido a la aflicción y desregulación que experimentan en su vida temprana. Nuestras experiencias más tempranas de trauma y apego forman una planilla para establecer patrones psicológicos, fisiológicos y relacionales para toda la vida. Dificultades en la etapa inicial de Conexión en el desarrollo, debilitan la progresión psicológica saludable a través de todas las etapas del desarrollo, impactando la auto-imagen, la auto estima, y la capacidad de establecer relaciones saludables. El trauma en la etapa de conexión se convierte en la base de diversos problemas cognitivos, emocionales y fisiológicos. La Tabla 8.2 enlista fuentes comunes de los dos principales tipos de trauma temprano: trauma de desarrollo/relacional y shock traumático.

El Ciclo de Aflicción en la Etapa de Conexión.

Durante las primeras etapas de la vida, el feto y el infante son completamente dependientes de sus cuidadores y de un medio ambiente bondadoso. Como resultado de esa total vulnerabilidad, la reacción de un infante al trauma de desarrollo temprano o shock traumático, es de excitación avasalladora y terror. El infante vulnerable que no puede ni pelear ni escapar, no puede liberar la alta excitación y responde a la amenaza con restricciones fisiológicas, contracciones, repliegue interior e inmovilidad/ congelamiento. Cualquiera que haya pinchado a una amiba y haya visto como se contrae y se encierra en si misma, ha presenciado ese proceso de contracción y repliegue. Como con todos los organismos vivos, las restricciones, contracciones, repliegues y bloqueos, son los principales mecanismos de defensa que los infantes utilizan para manejar la alta excitación producida por el terrible trauma temprano. En el infante la combinación de alta excitación, contracción y bloqueo producen una desregulación sistémica que afecta todos los sistemas biológicos del cuerpo. La desregulación biológica subyacente del trauma temprano es el cimiento tambaleante sobre el cual se construye el yo psicológico.

Eventos Tempranos que Pueden Causar Reacciones Traumáticas de Largo Plazo

Desde la Concepción hasta los 6 Meses Después del Nacimiento (lista parcial)

Traumas de Apego y Desarrollo

• Ser llevado en el vientre de una madre que te rechaza
• Ser llevado en el vientre de una madre traumatizada, disociada, deprimida o ansiosa
• Consideraciones serias de aborto
• Una madre que usa alcohol o drogas durante su embarazo
• Sentirse rechazado, culpado y hasta odiado por uno o dos de los padres
• Uno o los dos padre/madre luchan con asuntos de vinculación
• Intentos de apegarse a una madre disociada, deprimida crónicamente, ansiosa o enojada
• Una madre psicótica o limítrofe
• Que te hayan hecho sentir como una carga
• Abuso psicológico o emocional
• Negligencia
• Adopción
• Shock Traumático
• Intento de aborto
• Muerte de la madre en el parto
• Nacimiento prematuro
• Nacimiento muy largo, doloroso
• Larga estancia en incubadora con insuficiente contacto físico
• Cirugías tempranas
• Eventos traumáticos significativos para la madre u otros miembros de la familia
• Muerte en la familia
• Pérdida traumática y desamparo
• Nacer en tiempos de guerra, depresión, pobreza significativa
• Trauma intergeneracional como haber sido hijo de sobrevivientes del Holocausto
• Desastres Naturales

TABLA 8.2: Efectos del Trauma Temprano

El Shock Traumático y el Trauma de Desarrollo Temprano se Retienen en la Memoria Implícita.

Tanto las fallas de apego temprano como las del shock traumático antes de que los infantes tengan 6 meses de edad pueden tener un impacto para toda la vida en la salud de un individuo y su capacidad para relacionarse. La Neurociencia confirma que el trauma temprano es particularmente dañino. Considerando que el hipocampo es responsable de la memoria discreta, cuando el trauma sucede temprano en el desarrollo de la neo corteza y antes de que el hipocampo se haya puesto en línea, muchos individuos muestran síntomas de estrés post traumático de desarrollo a pesar de aún no tener memorias conscientes de eventos traumáticos. El trauma temprano se mantiene implícito en el cuerpo y el cerebro, resultando en una desregulación sistémica que es confusa para la gente que exhibe síntomas de traumas que no pueden recordar. Es igualmente confusa para los profesionales que quieren ayudarlos. .

La experiencia interior de adultos traumatizados en la etapa de Conexión es de constante miedo y terror subyacentes. Ya sea consciente o inconscientemente, el miedo y el terror subyacentes están siempre presentes en sus experiencias. En un adulto con Estilo de Supervivencia de Conexión el sistema nervioso se ha mantenido en una misericordiosa alta excitación total contínua que lo domina. Es esa alta excitación total la que dirige y refuerza el profundo y persistente sentimiento de amenaza. El sentido de amenaza junto al sentimiento de peligro y falta de seguridad que lo acompañan, dispara la híper vigilancia (una respuesta incompleta orientada a la defensa): sentimientos continuos de alta excitación, falta de seguridad, continua sensación de peligro y una función híper vigilante, juntos en un sistema cerrado interconectado, reforzándose unos a otros. Aunque no de manera tan obvia, individuos que han colapsado en forma de bloqueo y disociación tienen los mismos niveles subyacentes de alta excitación.

El impacto para toda la vida del trauma temprano es generalmente subestimado por los profesionistas médicos y psicológicos. No hace mucho tiempo que los médicos creían que los infantes, por no tener memoria explícita hasta aproximadamente los 18 meses de edad, no recordarían ningún trauma temprano que les hubiera sucedido. Desde la perspectiva actual, parece bizarro que no fue sino hasta 1988 que la Asociación Médica Americana oficialmente reconoció por primera vez que los infantes sentían dolor. Como resultado de la creencia de que los infantes no recuerdan los traumas y no sienten dolor, las cirugías hechas en nonatos a menudo envolvían una parálisis provocada usando un medicamento que impedía a esos jóvenes pacientes moverse, pero no disminuía su dolor. Los niños expuestos a ese tipo de experiencia sintieron dolor y pánico mientras estaban bloqueados e indefensos. Aunque este tipo de trauma quirúrgico es extremo y ya no sucede, es importante que los padres y los profesionales médicos no subestimen los efectos de las cirugías tempranas sobre la identidad y el sistema nervioso de un niño pequeño.

EL IMPACTO DEL TRAUMA TEMPRANO

Es útil distinguir 4 fases durante las cuales las experiencias traumáticas forman el Estilo de Supervivencia de Conexión: (1) trauma prenatal y de apego prenatal; (2) trauma de nacimiento; (3) trauma perinatal; y (4) trauma relacional y de apego, que incluye negligencia, abuso, y amenaza constante. Cada fase se dirige hacia e influencia a la siguiente. El trauma temprano impacta al cuerpo, sistema nervioso, y psique en desarrollo, y sus efectos son acumulativos. El trauma experimentado en una fase temprana del desarrollo hace al niño más vulnerable que el trauma en las fases posteriores del desarrollo. Por ejemplo, el trauma pre-natal puede hacer el nacimiento más difícil, y un nacimiento traumático puede afectar el subsecuente proceso de apego.

Los temas del trauma prenatal y perinatal, negligencia, abuso y adopción requerirían libros propios para hacerles justicia. Este capítulo solo puede resaltar algunos de los elementos significativos en cada una de esas áreas y describir como son relevantes para el desarrollo del Estilo de Supervivencia. Los síntomas que están presentes en varios grados cuando hay trauma en la primera de cuatro fases del desarrollo son:

• Un sentido de amenaza constante
• Alta excitación
• Respuesta de lucha frustrada
• Disociación-bloqueo
• Adormecimiento, división, fragmentación
• Muestras de agresividad internas y externas
• Vitalidad disminuida

Es importante entender que esos síntomas pueden ocurrir de manera simultánea, dar vuelta sobre sí mismos y continuamente reforzarse entre sí.

Trauma Prenatal y Apego Prenatal

El periodo prenatal es una de las fases más significativas y menos comprendidas del desarrollo humano. En un periodo de 9 meses, el crecimiento va desde una simple célula hasta un infante totalmente formado. Hasta recientemente el proceso de gestación era visto principalmente como algo genéticamente determinado, y el desarrollo prenatal era considerado como relativamente inmune a influencias externas. Conforme ha avanzado la tecnología, un examen más sofisticado del proceso de gestación se ha hecho posible. Es ahora aparente que el nacimiento no es el inicio de la conciencia del bebé y que los eventos en útero, tanto psicológica como fisiológicamente, influyen en el desarrollo futuro. Actualmente se sabe que las influencias del medio ambiente, incluyendo la capacidad de la madre de vincularse a su bebé nonato, afectan al feto en desarrollo.

La Teoría de los Apegos se ha enfocado en las relaciones de la madre y el infante después de nacer. Los especialistas prenatales y perinatales han estado trabajando para extender este foco para incluir la importancia del proceso de apegarse y otras influencias medioambientales antes del nacimiento. Las mujeres han sabido de manera intuitiva por miles de años que las experiencias durante el embarazo impactan al feto en desarrollo. Es solo recientemente que la evidencia científica respalda lo que las mujeres han sabido siempre.

El Impacto de la Familia y el Medio Ambiente en el Desarrollo del Feto

Los factores en el trauma prenatal incluyen:

• La salud emocional y fisiológica de la madre
• La relación de la madre con su propio cuerpo preñado y con su bebé en desarrollo
• La relación del padre con el embarazo
• La atmósfera en la familia
• La relación entre la madre y el padre
• La mala suerte, tal como haber nacido en tiempos de guerra

Cuando el sufrimiento biológico persistente es parte del desarrollo del feto, la aflicción es guardada en el centro de la experiencia de ese individuo como memoria implícita. El sufrimiento psico-biológico prenatal a menudo subyace en forma de una ansiedad persistente y estados depresivos, que no tienen ninguna otra etiología obvia y son una característica importante del desorden postraumático del desarrollo, que afecta a los individuos con estilo de Supervivencia de Conexión

El vientre es el universo para el feto, la primera experiencia de la existencia. Inicialmente se pensó que el vientre formaba una barrera que mantenía seguro al feto de las influencias que podían dañar su desarrollo. Sin embargo la tragedia de la talidomida de 1950 comprobó que eso era falso. La talidomida era un sedante/ tranquilizador, que se pensó que era seguro para las mujeres embarazadas. Su efecto tóxico fue dramático: provocó el nacimiento de niños con anormalidades severas en las extremidades. La tragedia de la talidomida nos hizo darnos cuenta de que el feto puede ser físicamente traumatizado de manera severa en el útero y su desarrollo verse afectado permanentemente por influencias externas.

En 2005, La Revista de Metabolismo y Endocrinología Clínica publicó un trascendental estudio hecho por Yehuda et al’.s, que documentaba la transmisión directamente al feto del desorden de estrés post traumático, que sufrieron mujeres embarazadas que estuvieron expuestas al ataque del World Trade Center. Mujeres que fueron diagnosticadas con PTSD, identificado por marcadores biológicos específicos, procrearon hijos que mostraban los mismos marcadores biológicos de la madre. Ese estudio claramente documenta que las experiencias psicológicas y fisiológicas de la madre, ejercen influencia sobre el feto aun estando en el vientre, e impactan su desarrollo. Los datos empíricos de Yehuda et al’.s, respaldan la realidad del trauma prenatal y tienen implicaciones de desarrollo que pueden expandirse más allá del obvio choque traumático de eventos como 9/11. Si la madre está crónicamente deprimida, enojada, ansiosa, disociada o expuesta durante el embarazo a continuos factores estresantes, esa experiencia tiene un efecto sobre el bebé. Adicionalmente, las tensiones fisiológicas tales como las drogas, el alcohol y aún deficiencias en la dieta, producen una carga excesiva en el sistema de la madre. El feto reacciona a esa carga excesiva en la madre con su propia angustia. La única manera en que el feto puede funcionar cuando la madre sufre estados de tensión crónica, es contrayéndose, separándose y bloqueándose. En vez de proporcionarle un medio nutritivo para expandirse, el vientre se convierte en un lugar tóxico, amenazante, en el cual es atrapado el feto. La tensión biológica subyace en los cimientos de la tensión psicológica. La tensión fisiológica crónica temprana socava los desarrollos psicológicos subsecuentes, creando síntomas psicológicos que pueden no hacerse aparentes hasta más tarde en la vida.

Habiendo experimentado trauma prenatal, el sistema nervioso de un individuo con Estilo de Supervivencia de conexión se desarrolla en torno a una respuesta de contracción/repliegue y bloqueo/parálisis. El feto, como se ve claramente en videos tomados en el útero, sufre una contracción fisiológica y un repliegue cuando experimenta tensión o amenaza. El reflejo de contracción/repliegue y el reflejo relacionado de miedo/parálisis son producto de la sabiduría de la naturaleza y una capacidad defensiva compartida de manera similar por animales y humanos.
Aun las amibas unicelulares visiblemente se contraen y repliegan dentro de sí mismas cuando se les pincha con un alfiler. La intensidad y duración del repliegue aumenta con la repetición y la cronicidad de la amenaza. Este punto es relevante para la experiencia del feto cuando enfrenta tensiones crónicas y repetidas. Como el feto va a un estado compasivamente dominante de estado de bloqueo antes de que el sistema nervioso esté completamente formado, la resistencia fisiológica se ve dañada y la resistencia psicológica subsecuente no se desarrolla adecuadamente

La perturbación en esta etapa es general y se habla de ella en la Experimentación Somática (SE) como activación general de alta intensidad (GHIA). GHIA es entendida en SE para referirse no solo a la activación en el sistema nervioso autónomo, sino también en el sistema nervioso central. En NARM, usamos este término para incluir todos los sistemas mayoritarios del cuerpo. GHIA afecta cada sistema y cada célula dentro de esos sistemas: piel y tejidos conectivos, química cerebral, sistemas orgánicos, sistema nervioso y endocrino y sistema inmunológico

Trauma del Nacimiento

Se ha escrito mucho y se ha llevado a cabo amplia investigación sobre el Trauma del Nacimiento. El énfasis en este libro no es elaborar sobre lo que ya se ha escrito, sino señalar que los traumas de nacimiento no resueltos y los mecanismos de adaptación resultantes, conducen al desarrollo del Estilo de Supervivencia de Conexión. De igual manera que el trauma prenatal, las experiencias traumáticas en el nacimiento, tales como nacer con el cordón umbilical enroscado alrededor del cuello, un trabajo de parto largo y doloroso, nacimiento por Cesárea, nacimiento con fórceps y nacimiento de nalgas, pueden disparar como respuesta en el recién nacido, profundas reacciones a la amenaza tales como alta excitación, contracción/retracción, y miedo/parálisis, precursoras todas del Estilo de Supervivencia de Conexión.

Nacimiento Prematuro

Aun con padres amorosos, totalmente capaces de formar fuertes vínculos, el trauma puede abrirse camino hacia la vida del infante. Históricamente, la incubadora para infantes inmaduros ha sido en sí misma el origen de profundos traumas. Trágicamente hasta hace relativamente poco, no se sabía que los infantes prematuros necesitan contacto físico significativo y comprensivo, y que el contacto tiene un impacto organizacional poderoso en el organismo naciente. Como resultado, en el pasado los infantes eran dejados en las incubadoras sin contacto nutritivo adecuado. A pesar de que los padres amorosos pueden mitigar tales inicios traumáticos, los efectos del contacto inadecuado pueden permanecer en la fisiología y la psicología del niño en desarrollo y aún más tarde, en el adulto.

Simbiosis Traumática

Margaret Mahler, MD, usó la expresión unidad dual para describir el periodo temprano de desarrollo en el cual la madre y el niño están unidos de tal manera que funcionan como uno solo. Siguiendo el pensamiento de Mahler, y de manera consistente con las investigaciones de Yehuda et al’.s, NARM sostiene que en el estado de unión entre la madre y el bebé, hay un intercambio energético en el cual aún los estados de depresión crónica subclínica, ansiedad y disociación en la madre, dejan rastros fisiológicos en la experiencia interna del bebé. NARM usa el término simbiosis traumática para describir ese proceso, que impacta la fisiología y en su turno la psicología del bebé en desarrollo. El hecho de entender la simbiosis traumática proporciona información para intervenciones posteriores. Mucha de la tensión que los adultos con Estilo de Supervivencia de Conexión describen, es en realidad sólo parcialmente su propia angustia y a menudo es resultado de la angustia maternal y otras fallas de su ambiente.

Trauma Perinatal

La Teoría de los Apegos, iniciando con John Bowlby y continuando hasta el presente, se enfoca en la importancia de los apegos tempranos exitosos para desarrollar la capacidad de relacionarse saludablemente. El foco en este capítulo es elaborar sobre la manera en que un apego inadecuado, particularmente durante los primeros seis meses de vida, es experimentado como traumatizante. Consideramos el hecho de enfrentar traumas de apego como uno de los principales factores precipitantes del desarrollo del Estilo de Supervivencia de Conexión. Como Daniel Siegel, MD, y Mary Hartzell comunican en su libro Emparentar de Dentro Hacia Afuera:

Para aquellos cuyas historias incluyeron una sensación de falta de disponibilidad y carencia de armonía y apoyo de sus padres, pudo haber una adaptación que minimizara la importancia de las relaciones interpersonales y la comunicación de emociones. Conforme esa respuesta adaptativa continuaba, los niños podían formar una conexión disminuida no sólo con sus padres sino también con otras personas; además de un acceso disminuido y una falta de contacto con sus propias emociones. (pp. 134-135)

Apego y Auto Regulación

A pesar de que hay valiosa confirmación y respaldo por parte de las Neurociencias sobre el impacto que los apegos inadecuados y que las fallas en los apegos, tienen sobre el cerebro, ha habido una significativa desconexión entre la Teoría de los Apegos con base Neurocientífica y las psicoterapias de orientación somática. Considerando que la re-regulación está mejor respaldada con referencias al cuerpo, y ya que la importancia del cuerpo es a menudo no comprendida por las terapias tradicionales, esta falta de comprensión somática limita la efectividad de muchas intervenciones clínicas actuales. NARM intenta superar esa distancia basando la Teoría de los Apegos en experiencias corporales y trabajando con total atención a los Estilos de Supervivencia Flexibles.

Los niños necesitan padres amorosos para poder aprender a regular las diferentes maneras de excitación que experimenta su vulnerable sistema nervioso. Una madre debe estar dispuesta a responder e igualar las emociones positivas de sus hijos y unirse a la alegría y emoción de su juego compartido. Es a través de esas interacciones sintonizadas que los niños desarrollan apegos seguros y adquieren tanto los recursos como la resistencia autónoma que requieren para desarrollar la capacidad de vivir la vida plenamente. Los recursos y la resistencia autónoma ayudarán a los individuos a enfrentarse de manera efectiva con los retos y traumas posteriores que traiga la vida. Es través del contacto amoroso que los infantes aprenden a modular sus niveles de excitación y a través de lo cual desarrollan la capacidad para relacionarse socialmente. Idealmente el infante aprende la auto-regulación autónoma de madres que están en armonía y cuidadores que proporcionan un buen marco de referencia para formar apegos exitosos. Apegos que no han tenido éxito, negligencia, y la ausencia de una conexión amorosa, son traumáticos y dejan como herencia una capacidad disminuida para la auto regulación que puede durar toda la vida.

La interacción entre el Trauma de Conmoción y el Trauma de Desarrollo.

En las etapas más tempranas del desarrollo, hay una interacción continua entre el shock traumático y el trauma de desarrollo. Los shocks traumáticos, incluyendo la cirugía temprana, la enfermedad del infante o de la madre, una muerte en la familia y eventos globales así como nacer en tiempos de guerra, tienen efectos destructivos en el proceso de vinculación.

Un ejemplo de la interacción entre shock traumático y el trauma de desarrollo puede ser visto en infantes que han experimentado trauma prenatal. Al momento de nacer el infante traumatizado se encuentra en estado desorganizado y desregulado. Los estudios muestran que es más difícil para la madre establecer vínculos con un bebé angustiado. Un infante traumatizado presenta a la madre importantes retos en relación a la regulación y a la formación de apegos, que no existen en un recién nacido no traumatizado.

Trauma Relacional: Descuido, Abuso, Amenaza Continua.

Algunos infantes nacen de padres que no tienen la madurez o la capacidad para cuidarlos de manera apropiada. Otros, tanto infantes como niños, son considerados culpables y además se les hace sentir responsables, de las frustraciones, el dolor, y los asuntos psicológicamente no resueltos de sus progenitores.

Cuando los padres son emocionalmente inaccesibles, negligentes, o abusivos, los infantes responden a esa relación continuamente negativa con una sensación de amenaza y elevada excitación. Los infantes con padres que los descuidan y abusan de ellos, viven en constante estado de falta de regulación que produce una carga severa sobre su sistema nervioso en desarrollo. El trauma relacional temprano tiene un serio impacto en la capacidad del infante para conectarse. En los infantes, los estados de amenaza y sufrimiento se expresan por medio del llanto y los gritos, reflejando una sobre excitación solidaria que es acompañada por elevados niveles de hormonas de estrés. No sólo se ve severamente interrumpido el proceso de formación de vínculo, sino que el cerebro en desarrollo se ve afectado en un periodo formativo crítico. Los efectos del trauma relacional temprano dejan a los infantes sin recursos para la auto-regulación y a la merced de estados desorganizados y angustiosos, que son precursores del Estilo de Supervivencia de Conexión.

El Niño No Deseado

Desafortunadamente algunos niños no deseados nacen de padres que abiertamente los rechazan. Son vistos como una imposición; su misma existencia es rechazada. Cuando los infantes experimentan un rechazo tan profundo, internamente se retiran, colapsan y fallan en el desarrollo de los canales neuronales necesarios para vincularse. Los bebés manejan ese rechazo limitándose o cerrando su viveza y disociándose. El impacto de crecer en una familia en la que se sienten odiados, crea para ellos un reto imposible y reaccionana la continua amenaza desconectándose tanto de su medio ambiente como de su experiencia interna, echando a andar los mecanismos primitivos del Estilo de Supervivencia de Conexión.

El Niño Abusado y el Niño Odiado

Los niños que crecieron en una atmósfera donde enfrentaban una amenaza constante de abuso físico o emocional, o aquellos que son objeto de rabia y abuso, no pueden escapar ni defenderse. Cuando los cuidadores, que son quienes supuestamente deben amarlos y protegerlos, son la fuente misma de la amenaza, se crea una dinámica imposible. La única opción del niño es la de congelarse y disociarse, un patrón que acaba desarrollando el Estilo de Supervivencia de Conexión y continúa hasta la edad adulta.

Los niños que son odiados acaban odiándose a sí mismos. Los niños que son receptores de la rabia y el abuso, enfrentan el doble reto de tener que enfrentarse tanto al terror del abuso como al dilema imposible de manejar la propia rabia que sienten hacia esos padres a los que también aman. La respuesta biológica normal frente al abuso y la amenaza, es una profunda rabia y una poderosa reacción de enfrentamiento. Cuando el objeto de la rabia es el querido progenitor del que depende totalmente en infante, el miedo que le dá al niño su propia rabia se suma a la sensación de amenaza. Para protegerse a sí mismos y a las relaciones de apego, los niños realizan un rompimiento consigo mismos y redirigen su rabia y su odio. Es un salvavidas usar ese rompimiento como mecanismo de supervivencia, pero la adaptación se logra pagando un alto precio. La necesidad del niño de proteger la imagen de sus padres convirtiéndose él en el “malo”, puede dejar una herencia duradera de vergüenza.

Al experimentar rabia, el rompimiento funciona como un poderoso proceso energético que trae como consecuencia un acceso disminuido tanto a la fuerza, como a la auto-afirmación, la auto-expresión y la fuerza vital en sí (vea la Figura 1.2). Usualmente, en el rompimiento, la rabia se vuelve contra el propio yo, creando una amplia gama de síntomas. Cuando el abuso es persistente y mantenido, el rompimiento y la desconexión detonan los particulares tipos de adaptación del Estilo de Supervivencia de Conexión.

Negligencia

La negligencia es una experiencia traumática que a menudo representa un reto mayor que el del abuso abierto. La negligencia es la ausencia de los elementos necesarios para la vida, más que la presencia de una amenaza definible. Abrazos insuficientes, falta de armonía, de nutrición, de apegos y de ser tocados, son experimentados como una profunda pero indefinible amenaza.
Cuando hay negligencia temprana, es guardada en la memoria implícita en el cuerpo y en el cerebro, y se convierte en uno de los temas fisiológicos centrales de individuos con ese estilo de supervivencia temprana. Al principio, cuando las necesidades no son resueltas, los infantes protestan, pero cuando la negligencia de atender las necesidades básicas es crónica, los infantes de hecho renuncian y se cierran psicológicamente. Tradicionalmente el término falla para poder desarrollarse, se usa para describir a los infantes que perecen por negligencia, como lo hicieron los infantes de la guardería de Rumanía que no eran tocados. Los individuos que experimentan negligencia y sobreviven, lo hacen desconectándose de sus cuerpos, paralizándose y disociándose.

Adopción

No es inusual para individuos que fueron adoptados, desarrollar el Estilo de Supervivencia de Conexión como manera de adaptarse a los traumas tempranos y a la pérdida. La adopción representa para el infante retos particulares; no es sólo el trauma de la separación después del nacimiento lo que afecta al infante. El trauma de la adopción puede empezar de manera prenatal, cuando la madre no se vincula emocionalmente con su feto en desarrollo. La necesidad que tienen los adultos adoptados de buscar a sus progenitores biológicos, puede al menos ser explicada en parte como la manera en que buscan reconciliarse con el trauma de vinculación temprano y los sentimientos asociados de desconexión. Haber sido colocado en un hogar de cuidado temporal por un tiempo significativo antes de ser adoptado, o haber sido repetidamente colocado en varios hogares de cuidado temporal puede ser la fuente de un significativo trauma de vinculación. Las madres adoptivas pueden sentirse rechazadas por la inhabilidad del infante traumatizado para apegarse lo que a su vez ocasiona que ellas se alejen del infante de maneras sutiles u obvias. La colocación temprana en una familia amorosa podría mitigar traumas de vinculación previos. Sin embargo, los médicos clínicos que trabajan con adultos que fueron adoptados cuando eran niños, reconocen los patrones de disfuncionalidad relacional que a veces se mantienen en las personas que han sido adoptadas, aunque sus familias adoptivas hayan sido amorosas y enteramente capaces de vincularse saludablemente.

El ESTILO DE SUPERVIVENCIA DE CONEXIÓN:

LA EXPERIENCIA DEL ADULTO

Cuando la experiencia en la vida temprana ha sido traumática, el trauma continúa en forma de estados de alta excitación del sistema nervioso. La alta excitación no resuelta, se convierte en fuente de un temor implacable y sin nombre, una sensación continua, que nunca se resuelve, de que algo fatal inminentemente va a pasar Ya que el trauma temprano es bastante común, la mayor parte de los adultos experimentan algunos elementos del Estilo de Supervivencia de Conexión. Las siguientes descripciones se enfocan en el extremo más severo de ese continuo pero no por ello dejan de ser relevantes para la mayoría de nosotros.

Los adultos que desarrollan el Estilo de Supervivencia de Conexión están involucrados en una lucha de por vida, consciente o inconscientemente, para manejar sus altos niveles de excitación. Luchan con las respuestas disociativas que los desconectan de sus cuerpos, con la vulnerabilidad de la ruptura de límites energéticos, y con la des-regulación psicológica y fisiológica que acompaña a esas luchas. Como resultado de haberse “congelado” a una edad temprana, el infante, el niño y posteriormente el adulto, queda con un estrecho campo de resistencia y una capacidad comprometida para la auto-regulación. Los individuos se sienten raros dentro de sí mismos y se alejan tímidamente del contacto social: hacen sus propias vidas más estrechas para evitar la tensión y poder manejar su ansiedad.

Físicamente los adultos con el Estilo de Supervivencia de Conexión muestran una vivacidad disminuida, una presencia opaca, como de estar ausentes, y en otros momentos tienen una mirada crónica de miedo. En general los individuos con el Estilo de Supervivencia de Conexión tienen una apariencia fría, sin energía – complexión pálida y carencia de vitalidad, pasión y fuego. Abajo de ese exterior cerrado se encuentran seres extremadamente sensibles, a menudo hiper-sensitivos. Sus cuerpos están agarrados, contraidos y apretados. La fragmentación psicológica que ellos experimentan puede ser observada como un subdesarrollo total de su cuerpo y una falta de simetría.

Identificando el Principio Organizador de la Vida

Los individuos con el Estilo de Supervivencia de Conexión a menudo sienten descanso cuando comprenden que sus difíciles síntomas tienen un hilo común, lo que nosotros llamamos un principio organizacional. Luchan contra altos niveles de ansiedad y problemas psicológicos y fisiológicos, baja auto estima crónica, vergüenza y disociación con las dificultades relacionadas, todo ello girando alrededor del principio organizador de conexión – la experimentación simultánea tanto del deseo de conectarse como del miedo a desconectarse.

En el extremo final del espectro están los individuos que no tienen deseos conscientes de conectarse. La conexión es experimentada como amenazadora, y la conexión con las emociones y el ser corporal es experimentada como dolorosa e incómoda. Sin embargo, no importa que tan profundamente fuera de la consciencia esté enterrado nuestro deseo de conexión, siempre está ahí.

Considerando que el deseo de conexión está en el centro de nuestra existencia humana, los individuos que ya no están en contacto con esa necesidad – y aún aparentan experimentar la necesidad opuesta de des vincularse- han tenido que cerrar el elemento más básico de su humanidad. Como resultado, conforme más desconectado está un individuo de su propio deseo de conexión, tiende a ser más sintomático psicológica y fisiológicamente. Sufre de baja auto estima y tiene una pobre imagen de sí mismo; siente vergüenza y culpa patológicas, sufre fobias y ansiedades, incluyendo un miedo generalizado de que algo malo va a suceder; y muchos otros síntomas que son comúnmente experimentados por individuos que están luchando con el Estilo de Supervivencia de Conexión. Es esencial entender el principio de conexión como un principio vital organizador, para poder trabajar efectivamente con estos síntomas aparentemente diversos.

Aflicción en Busca de una Explicación

El trauma temprano provoca profundas aflicciones y desorganización del sistema nervioso en todos los niveles del funcionamiento corporal, llegando finalmente a distorsionar la identidad. El implacable sentimiento generalizado de que algo malo va a suceder refleja la realidad de que algo malo ya ha sucedido y está siendo arrastrado inconscientemente hacia adelante.

Pavor sin Nombre

Individuos con Estilo de Supervivencia de Conexión crean contenidos específicos para denominar los sentimientos de que algo malo va a suceder, un estado de hiper-vigilancia caracterizado en NARM como pavor sin nombre. Una amenaza nombrada e identificada es mejor que el pavor sin nombre. Dar nombre y crear una narrativa para el pavor sin nombre es el intento de Conexión del individuo para explicar la excitación internalizada resultante del trauma temprano. Esos intentos pueden verse en síntomas como la vergüenza crónica, diversas fobias, y el miedo patológico a la muerte, para nombrar algunos cuantos.

Los diversos miedos, elaborados rituales, y pensamiento obsesivo que caracterizan al desorden obsesivo-compulsivo (OCD) pueden ser entendidos a través del prisma de este mecanismo como un intento de nombrar y manejar al pavor sin nombre. Las personas con OCD, no dándose cuenta conscientemente de la profunda alta excitación de su sistema nervioso, encuentran cierta comodidad al identificar una amenaza: “Si doy la mano, me contagiaré con gérmenes y me enfermaré”; al oír un ruido fuerte cuando conducen- “¿le acabo de pegar a alguien?”, y después de checar varias veces, aún perseveran- “quizás no cerré la puerta” o “quizás dejé la estufa prendida”. Su intento por identificar su sensación de amenaza y desarrollar rituales elaborados para manejar la amenaza, tan doloroso como pueda serlo, es preferible al pavor sin nombre. Las terapias que trabajan únicamente con los comportamientos y el pensamiento irracional, pero no enfrentan la alta activación subyacente pierden el elemento más importante de esta reacción traumática.

La respuesta de orientación defensiva (vea la Pág. 115) es una secuencia específica de reacciones biológicas que caracteriza como responden los seres humanos a la amenaza. Un elemento básico de la respuesta orientada defensivamente es su función de alertar: el cuerpo está alambrado para buscar cualquier fuente de amenaza. Este es un mecanismo natural de supervivencia. Los individuos con trauma temprano, están encerrados en una incompleta respuesta de orientación defensiva. Al tener una sensación constante de que algo está mal, buscan el origen de la amenaza que sienten. Sin darse cuenta de que el peligro que en alguna ocasión experimentaron en su ambiente, está ahora siendo arrastrado hacia adelante en la forma de una alta excitación en su sistema nervioso, los individuos traumatizados tienen la tendencia a proyectar sobre el medio actual lo que se ha convertido en un constante estado interior. Estos individuos tratan de ubicar el peligro, pero como el peligro es ahora generado internamente y ya no viene de su ambiente, se forma un pernicioso círculo vicioso. La mente intenta encontrar sentido a esa des regulación biológica interna, encontrando una causa externa para explicar el estado continuo de excitación interna. El poder darle un nombre, aunque sea inexacto, proporciona una comodidad a corto plazo pero acaba creando aún más angustia a largo plazo.

El Asunto Designado

Muchos individuos con Estilo de Supervivencia de Conexión, al no saber la fuente real de su angustia, crean explicaciones que son diseñadas para ayudarles a encontrar sentido a sus síntomas. Una vez que se le da nombre al pavor sin nombre, se convierte en lo que se conoce en NARM como el asunto designado. El asunto designado puede ser miedo a la muerte, una fobia, deficiencias físicas reales o percibidas, tales como estar pasado de peso, o tener otros “defectos” perceptibles, así también como percibir deficiencias psicológicas o cognitivas tales como la dislexia o no sentirse suficientemente inteligentes. El inconveniente es que a causa de la des regulación crónica, muchos individuos de hecho desarrollan problemas físicos reales que después se convierten en el foco de sus vidas. Los asuntos designados, tengan o no base en la realidad física, se convierten en dominantes de la vida de la persona, cubriendo así la angustia más profunda y enmascarando la desconexión de fondo que se encuentra abajo.

Desafortunadamente, crear un asunto designado, a final de cuentas causa aún más angustia. Los asuntos designados pueden tomar muchas formas y ocupar la atención de la persona, convirtiéndose en el foco de su lucha para toda la vida. El asunto designado funciona de manera protectora, proporcionando un marco de referencia para el sentimiento de angustia subyacente. Los individuos con el Estilo de Supervivencia de Conexión, creen que si sólo su “problema” pudiera ser resuelto, entonces serían felices. El contenido de los asuntos designados debe ser escuchado y enfrentado, pero en última instancia, los asuntos designados son de importancia secundaria al tema principal de la desconexión y desregulación.

Paradójicamente, resolver el “problema” del asunto designado representa mayor amenaza que no resolverlo. Por ejemplo, esas personas que han designado a su obesidad como el asunto central de sus vidas, se dan cuenta de que cuando exitosamente pierden peso, no pueden tolerar la vulnerabilidad y las emociones que enfrentan al ser delgados. Poder enfocarse en el asunto designado desvía la atención de la elevada excitación subyacente, la desregulación y la desconexión no reconocidas que impulsan al asunto designado. Cuando esa alta excitación no ha sido enfrenada, los individuos sienten el pavor sin nombre más intensamente porque ya no poseen un asunto designado como marco de referencia.

Auto Imagen y Auto Estima

Los problemas de auto imagen y auto estima a menudo comienzan en las dificultades de esta primera fase de desarrollo. El medio acogedor original, que incluye las relaciones con los cuidadores, se convierte en una parte significativa del patrón de quien llegamos a creer nosotros que somos. Un infante no siente separación entre él y su ambiente; tanto los éxitos como los fracasos del ambiente acogedor original son internalizados y forman el centro de nuestra autoimagen y nuestra autoestima. Como tal, el trauma temprano y las dificultades de vinculación tienen un impacto negativo sobre nuestro concepto del yo.

Vergüenza y Odio a Sí Mismo

Los individuos con Estilo de Supervivencia de Conexión, más que cualquier otro estilo de supervivencia, han experimentado profundas fallas tempranas en su medio. La experiencia de un ambiente de contención temprano deficiente está a menudo en la raíz de la baja auto estima del adulto. Sentimientos de vergüenza y deficiencia que duran toda la vida típicamente se encuentran acompañando a los estados de angustia ocasionados por el trauma temprano. Los infantes no pueden experimentarse a sí mismos como “una buena persona atravesando una mala situación”. La falla del ambiente de contención es experimentada como una falla del propio ser. Los infantes que han experimentado trauma temprano de cualquier tipo, experimentan las fallas de su ambiente temprano como si hubiera algo malo en ellos. Posteriormente reconocimientos como “hay algo que está básicamente mal en mí” o “yo soy malo” se construyen sobre la sensación somática temprana de “yo me siento mal”.

Los precursores de la vergüenza crónica, baja auto estima, y otras distorsiones del yo, a menudo comienzan en la fase de conexión. La falla del medio ambiente internalizada, que se guarda en forma de angustia en la memoria implícita, crea fuertes distorsiones del sentido del ser y provoca que los individuos se sientan crónicamente desamados, no dignos de amor, y sin valor. Simplemente entendiendo que su vergüenza refleja las fallas del ambiente que ellos experimentaron, más que lo que ellos son, ha ayudado a muchas personas que sufren de patrones de baja auto estima, vergüenza y un sentido de carecer de valor, a verse a sí mismos de una manera nueva, con más compasión.

La Búsqueda de Significado

Una frase común de los individuos con Estilo de Supervivencia de Conexión, es “la vida no tiene valor” o “¿que sentido tiene?” o “todos vamos eventualmente a morir- ¿que importa?” La búsqueda de significado, del por qué de la existencia, es uno de los principales mecanismos para enfrentar la vida que los subtipos del Estilo de Supervivencia de Conexión, tanto pensadores como espirituales utilizan para manejar su sentido de desconexión y la angustia que les provoca tal desconexión. Cuando la llegada de un bebé al mundo no ha sido bien recibida, sino dolorosa y traumática, se experimenta al mundo como frío y no amoroso. Al ver el mundo de esa manera, los subtipos pensadores tratan de ignorarlo viviendo en el mundo de las ideas y buscando significado a través del intelecto. Los subtipos espirituales creen que aunque el mundo es un lugar frío y poco amoroso, por lo menos Dios (o Buda o un poder superior) los ama, y buscan significado a través de alguna forma de conexión trascendental.

A consecuencia de su trauma temprano, tanto el subtipo pensador como el espiritual se desconectan de y pasan por alto las experiencias corporales y las relaciones personales cercanas. Pasar por alto al cuerpo es un proceso defensivo que no puede ser sostenido por mucho tiempo porque la desregulación del cuerpo eventualmente genera síntomas que no pueden ser ignorados. Los mecanismos para enfrentar la vida como la intelectualización y la espiritualización finalmente crean mayor desconexión. NARM sostiene que la llave para el significado de la vida y la conexión con el espíritu pueden encontrarse de manera más efectiva cuando nuestra biología es regulada y nuestra capacidad de conexión se desarrolla. Es a través de la conexión que la coherencia de mente, cuerpo y espíritu, expansión, relaciones de compromiso y vitalidad, son posibles.

Disociación: Considerando lo Inconsiderable

Cuando el trauma es temprano o severo, algunos individuos completamente se desconectan adormeciendo todas sus sensaciones o emociones. Desconectarse de sus cuerpos, emociones, y de otras personas, tradicionalmente se conoce como disociación. Al disociarse, es decir, al incapacitar a las amenazas para abrumar la consciencia, un individuo traumatizado puede seguir funcionando. Adultos con trauma temprano le han dado la espalda a sus cuerpos y se han retirado a sus mentes o han escogido vivir principalmente en espacios energéticos o espirituales. Cuando los individuos están disociados, tienen poca o ninguna conciencia de que están disociados: se dan cuenta de que están disociados únicamente cuando están saliendo del problema.

Una respuesta Humana Universal

La disociación a menudo es mal entendida y patologizada. La disociación es una respuesta humana. Como reacción al trauma, el proceso disociativo es un mecanismo de salvación para la vida que ayuda a los seres humanos a enfrentar experiencias que de otra manera serían imposibles de soportar. Si los seres humanos no tuvieran la capacidad de disociar, muchos individuos podrían no haber sobrevivido las adversidades de su vida. Dada la historia del sufrimiento humano, es de dudarse que nuestra especie hubiera podido llegar tan lejos sin la capacidad de disociación.
La disociación es un proceso de vida diario y afecta a todos; es parte de la continuidad de la existencia y como tal es un asunto universal, no simplemente una patología. Todos estamos desconectados y disociados hasta cierto grado. Por ejemplo, llegar a un destino, sin recordar detalles de cómo llegamos ahí es una experiencia diaria de disociación. Aunque no necesariamente patológica, esta experiencia nos puede ayudar a ver como podemos estar disociados y aún funcionar.

Resulta un cambio de paradigma pensar en la disociación como un proceso corporal; en NARM la disociación es vista más como fisiológica que como psicológica. El proceso de vivir completamente en el cuerpo es funcionalmente igual que estar totalmente presente en el momento. El cuerpo vive sólo en el momento presente. En la mente podemos recordar el pasado o pensar acerca del futuro, pero podemos estar en el momento presente únicamente estando totalmente conectados con el cuerpo. Lo más desconectados que estemos del cuerpo, lo menos que vivimos el momento presente. No viviendo en el momento presente, vivimos la vida a través del filtro de las experiencias pasadas, particularmente a través del filtro de los traumas no resueltos. NARM sostiene que el camino de la sanación es un camino de reconexión y que la manera para estar presente más plenamente es resolviendo nuestros traumas de desarrollo y de shock traumático. La comprensión compasiva del dolor y el miedo que impulsan el proceso disociativo, resulta crítica para sanar la dinámica de conexión. Haber sufrido los traumas más difíciles y tempranos, los individuos con Estilo de Supervivencia de Conexión tienen la tendencia a estar menos en sus cuerpos y por lo tanto menos en el momento presente. Debido a su trauma temprano, la disociación es a menudo el único estado que los individuos con Estilo de Supervivencia de Conexión han conocido. Representa un reto mayor, aunque no resulta imposible, ayudar a los individuos a descubrir sus cuerpos cuando nunca los han experimentado.

La Energética de la Disociación

Los individuos traumatizados de manera temprana se desconectan energéticamente de la tierra. Su energía y su contacto consigo mismos son retirados del suelo, sacados del cuerpo y enfocados en la cabeza. En NARM son los subtipos de pensadores del Estilo de Supervivencia de Conexión. Cuando se les pregunta lo que sienten a los individuos con este estilo de relacionarse, responden lo que piensan. Los subtipos espiritualizadores se desconectan completamente del cuerpo de manera que tanto el cuerpo como su atención a las emociones están limitados o no existen. Estos individuos mantienen su atención en el campo energético. A pesar de que pueden estar muy conectados energéticamente, hay tanta des regulación en su sistema nervioso que se sienten incómodos en sus cuerpos y prefieren vivir en una realidad más etérea o esotérica.

La Disociación como Estilo de Vida

Cuando los adultos con trauma temprano continúan disociándose, este mecanismo salva-vidas empieza a funcionar automáticamente auque ya haya sobrepasado su utilidad y ahora esté creando mayor ansiedad. En pocas palabras, la respuesta disociativa se desarrolla como un estilo de vida. Los individuos disociados desarrollan un patrón de vida que minimiza las relaciones con otros seres humanos. Amigos, carrera y relaciones son desarrollados de modo que se limite la conexión con otros porque demasiado contacto humano es un reto para el proceso disconectivo de disociación. Los sistemas de vida disociativos muchas veces son diagnosticados como fobia social sin entender la alta excitación general que provoca la fobia.

La desconexión forma un círculo vicioso. Para manejar el trauma temprano, los niños se desconectan de sus cuerpos, emociones y agresión inhibiendo su vitalidad y viveza. También se desconectan de otras personas. Esta desconexión, a pesar de salvarles la vida, les produce una angustia a largo plazo, porque se sienten exiliados de si mismos y de otros. Viendo a otras personas vivir en lo que un cliente llamó “el círculo del amor” y la angustiosa sensación de sentirse “desde fuera viendo hacia adentro” aumentan tanto la vergüenza como la alienación.

El Contínuo Disociativo.

Adormecimiento, Separación, Fragmentación

NARM ve la disociación como un continuo que va desde el adormecimiento y la separación hasta la fragmentación. Igual que un coyote cuya pierna quedó atrapada en una trampa trata de morderla buscando escapar de ella, al intentar manejar el trauma temprano, el organismo sacrifica su unidad con la intención de salvarse a sí mismo. El adormecimiento, la división, la fragmentación producen desorganización en todos los niveles de la experiencia. Niveles no manejables de sobrecarga que superan la capacidad del organismo de procesar, son experimentados como angustia, y cuando la angustia no se puede soportar, el organismo lo maneja primero adormeciéndose, después separándose y finalmente fragmentándose. Estos procesos disociativos salva-vidas tienen un costo tremendo.

Adormecimiento

Es útil diferenciar entre dos tipos de experiencias adormecedoras: lo que NARM llama el estado regulador de intensidad de luz y el estado de interruptor automático.
El estado regulador de intensidad de luz: muchos individuos, mirando atrás sus experiencias disociativas, reportan que se han sentido como si hubieran estado envueltos con vendas o gasas, que causan el efecto de disminuir la intensidad de todas sus experiencias, particularmente sus emociones. Algunos han usado la metáfora de salir de un estado de trance, otros como de haber estado tomando Novocaina. No es que no tengan ningún sentimiento, es más bien como si todos sus sentimientos hubieran estado mitigados o amortiguados. La experiencia de salir de ese estado regulador de intensidad consistentemente se describe como sentir el cuerpo de manera más aguda; viendo las cosas literalmente de forma más clara, incluyendo colores más brillantes, mayor agudeza visual, y estar más presentes y conscientes de su entorno.

El estado de interruptor automático: El estado de interruptor automático llamado comúnmente “shock”, ocurre cuando todas las emociones y sensaciones se cierran, literalmente como si un interruptor automático se hubiera soltado. En el proceso terapéutico, un número sorprendente de clientes mencionan que no sienten nada cuando se les pregunta lo que sienten en sus cuerpos. La pregunta misma “¿qué sienten en el cuerpo?” les resulta confusa y les produce ansiedad.

Dividiéndose

Es natural reaccionar ante un ambiente de apoyo amenazador o inadecuado, con estrategias agresivas cada vez más en aumento: al principio hay protestas, luego enojo, y finalmente, cuando ninguna de esas sirve, rabia. El problema es que para un niño o infante vulnerable y dependiente, expresar agresión puede ocasionar un peligro mayor. La disociación, además de adormecer el dolor ocasionado por errores de los progenitores, también ayuda a los niños a desconectarse de sus propias reacciones agresivas hacia esas fallas de sus padres. Además de manejar la amenaza externa, infantes y niños deben manejar también sus propios impulsos agresivos internos. Y pueden hacerlo dividiéndose, repudiando y proyectando esos impulsos agresivos. Melanie Klein y otros psicoanalistas ven la división principalmente como respuesta psicológica a la frustración que experimenta un niño cuando sus necesidades tempranas no son satisfechas. NARM ve la agresión dividida como resultado del trauma temprano- no sólo como un proceso psicológico sino también como un proceso fisiológico. Odio, rabia, y la respuesta de lucha que sienten los niños hacia padres que no les hacen caso o que abusan de ellos, es manejada a través de una división psicológica y una negación o bloqueo fisiológico; hay una unidad funcional entre el proceso de división psicológica y el bloqueo fisiológico.

Desde la concepción, la división fisiológica es uno de los principales mecanismos protectores que se usan para manejar la carga abrumadora de amenazas invasivas como los procedimientos quirúrgicos intrauterinos, toxicidad química, y traumas experimentados por la madre. Posteriormente en la vida esa alta excitación simpatica temprana, es experimentada consciente e inconscientemente, como agresión, rabia y odio. Además, NARM mantiene que los sentimientos destructivos y agresivos persistentes de parte de un niño no son normales en el desarrollo; son una respuesta al trauma temprano, particularmente a los traumas relacionales de negligencia o abuso. Los infantes y niños abusados o descuidados separan los impulsos agresivos hacia sus padres para poder mantener sus sentimientos amorosos por ellos, y para proteger las relaciones de conexión que son tan esenciales como el alimento y el aire. No importa que tan abandonados o abusados hayan sido los niños, ellos intentan proteger el amor que sienten por sus padres separándose de la atención consciente a lo que les duele y de su reacción de enojo hacia ese dolor.

Los terapeutas que trabajan con niños están acostumbrados a escuchar a los niños que han sido abusados defender a sus padres y culparse a sí mismos por el abuso que han recibido. Un comentario común de los niños que han sido víctimas de abuso es: “Mi papá en realidad no quería lastimarme; sólo estaba pasando por un mal momento” o “me resbalé y me ocasioné este moretón”. Proteger la imagen del padre puede continuar hasta la edad adulta; un cliente que fue objeto de abuso severo cuando niño, dijo en una ocasión, “Mi papá no era abusivo…nos pegaba con el cinturón un par de veces a la semana, pero sólo cuando lo necesitábamos”.

Agresión: Actuando Hacia Adentro o Actuando Hacia Afuera

Cuando los niños llegan a desviar una cantidad significativa de sus impulsos agresivos, ven sólo dos posibilidades de hacerlo: actuando como buenos pero impotentes o como malos pero poderosos. (Tabla 8.3)

Actuando Hacia Adentro. En un nivel los niños que han sido víctimas de abuso, se ven a sí mismos como buenos pero impotentes; por otro, experimentan el abuso paterno como su propia falla, volteando la reacción agresiva hacia sí mismos. Los niños inconscientemente piensan, “Sólo los abusadores están enojados. Yo no quiero ser como el abusador, así que no sentiré ningún dolor”. Todavía están enojados por supuesto, pero la emoción se separa y se vuelve contra el propio ser.

Los niños que han sido víctimas de abuso y han sido traumatizados en una etapa temprana, en la que no tienen acceso a respuestas de agresión y lucha, se sienten como dejados fuera. Se identifican entonces como buenos pero impotentes, lo que los coloca en lugar de la víctima. Sin poder defenderse, estos son los niños que a menudo son molestados por otros niños al darse cuenta de su vulnerabilidad; esto refuerza su experiencia como víctimas. Como adultos con poco o ningún acceso a su propia agresividad, se mantienen identificados con un sentimiento de impotencia y continúan desconociendo y proyectando su enojo y rabias desviados. Estos individuos representan el papel de víctimas y continúan actuando de modo que su propia agresividad se voltea contra sí mismos y se convierte en psicológica y fisiológicamente sintomática.

Los individuos con Estilo de Supervivencia de Conexión en su enojo actúan odiándose a sí mismos. Se odian a sí mismos por no sentirse amados y por sentirse incapaces de ser amados, es decir, por sentirse siempre inadecuados; creen que hay algo básicamente equivocado en ellos y que el abuso y el abandono que han sufrido se debe a su propia culpa. Se odian a sí mismos por lo que perciben como sus fallas físicas y sus síntomas psicológicos. A menudo consideran que su cuerpo es su enemigo. Odian a su cuerpo por el miedo y aflicción que experimentan y puede ser que enfoquen su odio en cualquier deficiencia física real o imaginaria que tengan: “Si no fuera por mi nariz (piel, caderas, gordura, pelo, corta estatura, demasiada altura, pechos pequeños, etc.) entonces sería feliz”.

Las Distorsiones de la Agresión Saludable

Cuando la expresión de una necesidad central…
…enfrenta frustración …..dispara protestas ….las protestas son castigadas o no tienen éxito …..las protestas se convierten en enojo …..el enojo es abrumador o es castigado y se desvía ……el enojo se vuelve contra la propia persona (hacia dentro) ….el enojo se dirige contra el ambiente (hacia fuera)

TABLA 8.3 Las Distorsiones de la Agresión Saludable

Los adultos con Estilo de Supervivencia de Conexión tienen cantidades significativas de agresión desviada. Se presentan como dóciles y sumisos, a veces muy cerebrales y otras como místicos y etéreos. No saben que están enojados más que consigo mismos, a veces hasta el punto de odiarse a sí mismos. Integrar su agresión desviada -aprendiendo ni a ser buenos pero impotentes o ni malos pero poderosos, transformándola en una agresión saludable- resulta clave para reconectarse con el propio cuerpo y con el mundo, aumentar su vitalidad, y salir de la disociación. Tienen miedo de que si se permiten a sí mismos sentir enojo, podrían lastimar a alguien. Para los individuos con Estilo de Supervivencia de Conexión la clave terapéutica es entrar en contacto con y reintegrar la agresión desviada lentamente. La agresión integrada, saludable, lleva a aumentar la capacidad para auto expresarse, la fuerza y la individualización (Figura 1.2)

Actuando hacia afuera. Algunos individuos con trauma temprano, particularmente cuando tienen una historia de abuso, empiezan a actuar su agresión desde niños; inicialmente se portan mal con otros niños más pequeños o contra animales. Como adultos el poder y el control se convierten en los temas principales de sus vidas: estos individuos se identifican con el aspecto de la desviación que los convierte en malos /poderosos y se comportan como abusadores y delincuentes. El aspecto de malos /poderosos de la desviación es expresado en forma de enojo contra el mundo: “La vida es una jungla”; “Se trata de la supervivencia del más fuerte”; “Yo produzco úlceras, a mi no me dan úlceras”; “Ganar es lo más importante”; “Fastídialos antes de que te fastidien a ti”. En tales casos, actuando continuamente la agresión se convierte en lo que más tarde será el “Estilo de Supervivencia de Confianza” (Vea el Capítulo 4).

Algunos individuos pasan la mayor parte de sus vidas actuando hacia adentro, viviendo toda una vida de desesperación y odio a sí mismos, en su mayor parte desconectados de su enojo. En una minoría de casos, la agresión que se ha volteado hacia la propia persona hace erupción y se actúa hacia afuera, en contra del ambiente, en ocasiones de manera violenta. Un comentario que a veces se escucha después de un episodio de violencia familiar es: “El era un tipo tan dócil y tranquilo. Nunca nos hubiéramos imaginado que pudiera hacer algo así”.

Fragmentación

Muchos individuos con el Sistema de Supervivencia de Conexión sin llegar a los extremos de desarrollar un desorden de personalidad, usan la fragmentación como un mecanismo de adaptación que les permita manejar los altos grados de excitación y las emociones dolorosas. En un nivel biológico, la fragmentación produce una falta de coherencia en todos los sistemas del cuerpo. Cuando el trauma es particularmente severo y/o continuo, la respuesta disociativa es correspondientemente más extrema: desde una perspectiva psicobiológica, los individuos usan la fragmentación como el mecanismo de adaptación en último recurso. En los niveles psicológicos y de comportamiento, la fragmentación puede ser medida por la falta de consistencia y el grado de desorganización en todos los aspectos de la vida. Algunas personas llevan vidas caóticas, son incapaces de mantener trabajos permanentes y tienen relaciones caóticas. Los individuos fragmentados no pueden organizar una narrativa coherente en sus vidas. La fragmentación, en una de sus formas más patológicas, es diagnosticada como desorden disociativo de identidad, lo que antes se conocía como desorden de personalidad múltiple.

La Interacción de la Estructura Física y la Función Fisiológica

En esta sección consideramos dos dimensiones interrelacionadas de experiencia corporal: función fisiológica y estructura física. La función fisiológica se refiere a los trabajos internos de todos los sistemas del cuerpo, y la estructura física describe los patrones de tensión y colapso que pueden ser observados en la musculatura de una persona y en su apariencia física. En los seres humanos al igual que en todos los organismos vivos, hay círculos de retroalimentación continua, entre la estructura física y la función fisiológica que afectan a cada sistema del cuerpo, hasta el nivel celular mismo. Cada Estilo de Supervivencia de Adaptación tiene patrones característicos de hiper-excitación, tales como tensión y soporte, así como sistemas de hipo excitación, tales como el colapso, que afectan a ambas, la estructura física y la función fisiológica de maneras específicas.

La Regulación y la Desregulación de Energía

No podemos entender el proceso de enfrentamiento y adaptación del Estilo de Supervivencia de Conexión sin entender primero la respuesta al impacto de la tensión sobre el flujo de energía del cuerpo. Para los adultos no traumatizados, una de las maneras naturales de manejar la alta excitación de una amenaza es a través de las contracciones musculares y la movilización así como a través de la constricción visceral. Como se mencionó antes, estas reacciones están diseñadas a ser respuestas de tiempo limitado que se desechan cuando la amenaza ha terminado. Sin embargo, el reto fisiológico para los individuos con estilo de Supervivencia de Conexión, es que la amenaza fue experimentada antes de que el cerebro, el sistema nervioso y la musculatura estuvieran bien desarrollados. Los fetos y los infantes son principalmente sistemas viscerales y sistemas nerviosos centrales sin una musculatura desarrollada. La única respuesta protectora a su alcance es la de cerrar y bloquear el sistema nervioso central y el sistema visceral.

El flujo de energía en el cuerpo es manejado por medio de contracciones de los tejidos transversales llamados diafragmas. El diafragma mejor conocido es el diafragma respiratorio. Para individuos con el Estilo de Supervivencia de Conexión, la alta excitación del trauma temprano es manejada a través de poderosas contracciones crónicas en todos los diafragmas del cuerpo, más prominentemente en el diafragma respiratorio pero también en los diafragmas en la base del cráneo y en los ojos, pies y articulaciones. Hay también, como ha documentado Porges, una respuesta de bloqueo mediada por el aspecto dorsal del nervio vago. Estas contracciones y respuestas de bloqueo resultan en severas perturbaciones del flujo de energía en el cuerpo. La inhibición sistémica de energía nos ayuda a entender por qué cualquier incremento de sensación, emoción, o sentimiento puede ser tan difícil para individuos con el Estilo de Supervivencia de Conexión. También puede ayudarnos a ver por que los acercamientos terapéuticos que no toman en cuenta la desregulación fisiológica están limitados en su efectividad cuando se trabaja con el trauma temprano.

Disfunción del Sistema de Compromiso Social (SES)

De acuerdo al desarrollo, el segmento dorsal del Sistema del Vago se desarrolla primero, seguido por el segmento ventral, que está directamente involucrado en los compromisos sociales, la capacidad de conectarse con otros seres humanos. Cuando el segmento dorsal del Sistema del Vago reacciona para manejar el trauma temprano, el segmento ventral no se desarrolla de manera adecuada y puede mantenerse estropeado toda la vida. En individuos con el Estilo de Supervivencia de Conexión, la inadecuación fisiológica del SES se puede observar directamente en la falta de emoción y de expresividad del rostro, la falta de contacto e interacción en los ojos, y en relación al comportamiento, en la ansiedad y en el repliegue social que experimentan.

Disregulación Sistémica y Asuntos Crónicos de Salud

El impacto del trauma temprano, crónico de desarrollo y de shock traumático, sobre la salud, tienen ramificaciones poco entendidas y que a menudo duran para toda la vida. El trauma temprano que crea angustia sistémica generalizada que deja a una persona vulnerable a los procesos de enfermedad en el desarrollo de muchas enfermedades, es foco principal de investigación médica actual. A pesar de no haber sido ya científicamente valorado, NARM sostiene que uno de los más pobremente entendidos nexos en el desarrollo de la inflamación sistémica es el trauma, particularmente el trauma temprano. Con padres inadecuados, los infantes están sujetos a una tensión crónica, acumulativa e impredecible. La combinación resultante de una alta excitación no expresada, el bloqueo y las estrategias disociativas crean profunda desregularización en todos los sistemas del cuerpo, particularmente en el cerebro y en los sistemas nervioso, endocrino, vascular y digestivo. Esta desregulación sistémica es una parte significativa de la experiencia de vida de individuos con el Estilo de Supervivencia de Conexión y los deja vulnerables a numerables procesos de enfermedad.

El Impacto del Trauma Temprano en la Salud

Alta Excitación No Descargada—Contracción/Bloqueo—Des Regulación Sistémica—Asuntos Crónicos de Salud

El Impacto del Trauma Temprano en los Límites Energéticos

La palabra límites es ampliamente usada en psicología y en la psicoterapia somática, pero su significado es casi siempre poco claro. Nuestra piel es un límite; es nuestro límite físico. Hay también una dimensión energética de los límites. Nuestros límites energéticos constituyen el espacio tridimensional que nos rodea; arriba de nosotros, abajo de nosotros, y alrededor de nosotros. Porque los límites energéticos son invisibles, no son generalmente tomados en cuenta como reales ni como capaces de tener profundas implicaciones en nuestras vidas. Los límites energéticos nos amortiguan del mundo exterior y nos ayudan a regular nuestra interfase con otras personas. Cada uno de nosotros tenemos un sentido de nuestro propio espacio y de lo que resulta cómodo para nosotros dentro y alrededor de ese espacio. Por ejemplo, todos hemos tenido la experiencia de sentir que alguien está demasiado cerca y la sensación de desear poner mayor distancia entre esa persona y nosotros; esta es una experiencia cotidiana de compresión de los límites. De la misma manera que la piel marca el límite entre la parte interior y la parte exterior del cuerpo, el límite energético define el espacio personal. Y de igual manera que una cortada o un golpe en la piel es doloroso, una compresión o una ruptura de límites energéticos, es experimentada también como amenazadora y es capaz de causar ansiedad.

Los límites energéticos intactos son acompañados por un sentimiento de seguridad personal y una capacidad apropiada de colocar límites. Normalmente nos damos cuenta de los límites sólo cuando hacen falta o cuando han sido comprimidos o rotos. Pero como no necesariamente estamos conscientes de nuestros límites energéticos, la experiencia de una ruptura de límites puede ser estresante y desconcertante.

Eventos traumáticos que suceden antes de que un individuo pueda ajustarse al peligro dejan a ese individuo con una sensación interna de que el peligro puede llegar de cualquier parte en cualquier momento. Cuando hay una amenaza crónica temprana, los límites a menudo no se forman adecuadamente y se ven severamente comprometidos; cuando se llegan a comprometer los límites o cuando faltan, nos volvemos sintomáticos.

Durante la etapa de Conexión en el desarrollo, el trauma compromete el desarrollo de los límites y ocasiona rupturas de límites. La inhabilidad para desarrollar límites energéticos adecuados tiene implicaciones profundas. Muchos de los síntomas psicológicos y fisiológicos del Estilo de Superivencia de Conexión, pueden ser mejor entendidos desde la perspectiva de los límites energéticos comprometidos. La lucha de los individuos con límites comprometidos a menudo es mal entendida y patologizada: se sienten locos por su extrema sensibilidad a detonantes del medio ambiente. Los especialistas, amigos y familia a menudo refuerzan los sentimientos negativos de estos individuos al decirles que “todo está en su cabeza”. No lo está. La Tabla 8.5 enlista las características de los límites energéticos comprometidos frente a los saludables.

Fácilmente Agobiado

Las personas con límites energéticos significativamente comprometidos se describen a sí mismas como si sintieran que están en carne viva, a veces hasta sin piel. Los límites energéticos comprometidos conducen a la sensación de estar completamente inundados por estímulos del medio ambiente, particularmente de aquellos que provienen del contacto humano. Por el contrario, tales límites dañados también pueden conducir a la sensación de sentir que la persona misma “se derrama” sobre el propio medio ambiente, sin saber la diferencia entre el propio ser y el otro, entre la experiencia interior y la experiencia exterior. La inhabilidad de una persona traumatizada que no tiene límites energéticos adecuados, para filtrar los estímulos externos, hace que el mundo sea continuamente amenazador. Los límites energéticos comprometidos son una de las causas del constante sentido de amenaza y alta excitación que conducen a la hiper-vigilancia

La Necesidad de Aislarse

Debido a la fisura en sus límites energéticos, los individuos con el Estilo de Supervivencia de Conexión usan la distancia interpersonal y el aislamiento de su ser, como un mecanismo de defensa, como un sustituto para sus límites comprometidos. Ellos desarrollan ciertas estrategias de vida para minimizar el contacto con otros seres humanos. Los límites energéticos adecuados son algunos de los recursos faltantes en los individuos socialmente fóbicos.

Sensibilidades al Medio Ambiente

Los límites energéticos que están intactos funcionan filtrando los estímulos del medio ambiente. Los límites inadecuados o comprometidos, por otro lado, sufren de una extrema sensibilidad a los estímulos externos: contacto humano, sonido, luz, tacto, toxinas, alergénicos, olores, y aún a la actividad electromagnética. De manera que van creciendo los límites energéticos muchos individuos con el Estilo de Supervivencia de Vínculos reportan una disminución de sus sensibilidades a los estímulos del medio ambiente.

Ejemplos de Límites Energéticos

• Sentirse confortable en el propio cuerpo
• Sentir una implícita sensación de seguridad en el mundo
• Sentir un claro sentido del propio ser y de los otros
• Ser capaces de decir no y de poner límites
• Conocer la diferencia entre el propio ser y los otros
Ejemplos de Límites Energéticos Comprometidos
• Sensibilidad extrema a las emociones de otras personas
• Una sensación cruda de estar por ahí paseándose sin “piel”
• Mezclarse con la energía de otras personas, animales y el medio ambiente
• La sensación de que el peligro puede venir de cualquier parte en cualquier momento
• Hiper o hipo vigilancia en general o de un vector direccional específico como desde la parte posterior
• Sensibilidades al medio ambiente y alergias
• Sentirse incómodos en grupos y multitudes
• Agorafobia
TABLA 8.5: Características de los Límites Energéticos Saludables y Comprometidos

La Fisiología de la Proyección

Comúnmente, la proyección es vista como un proceso psicológico y considerada un mecanismo de defensa “primitivo”. En NARM, la proyección y el papel de los ojos en el proceso de proyección, son entendidos desde la perspectiva de la unidad funcional entre la psicología y la fisiología de una persona. La mayor parte de los terapeutas se sorprenden al descubrir que la proyección, que es normalmente considerada un mecanismo de defensa psicológica, es un proceso con bases fisiológicas que tiene profundas implicaciones psicológicas. Hans Selye y su investigación pionera en relación a las respuestas al estrés, documentó que con altos niveles de estrés psicológico, hay un angostamiento del campo visual: la visión de túnel es parte de la respuesta de supervivencia que brinda enfoque cuando la vida es amenazada. Individuos con el Estilo de Supervivencia de Conexión, habiendo vivido con una casi continua experiencia de amenaza, tienen angostamiento crónico y otras distorsiones del campo visual.

Los ojos reflejan el estado emocional de una persona. Se ha dicho que los ojos son los espejos del alma. Esto puede o puede no ser verdad, pero definitivamente son ventanas al sistema nervioso: en los ojos podemos ver vitalidad, accesibilidad, entusiasmo, alegría, o por el contrario, podemos ver miedo, falta de vida, ausencia, distanciamiento, opacidad, depresión o desconexión. Los ojos de los individuos con el Estilo de Supervivencia de Conexión reflejan la dificultad que tienen para hacer contacto. Podrían evitar por completo el contacto visual en general, o sus ojos podrían estar fuera de foco, dándoles una apariencia distante o inaccesible. Sus ojos pueden parecer sin vida, adormecidos, o bien abiertos pero llenos de miedo. La falta de presencia y la falta de desarrollo en las relaciones sociales, le dan a la región del ojo y a veces a todo el rostro, un tono cetrino como de cera. Además de los ojos, los diafragmas de la coronilla de la cabeza y la base del cráneo están extremadamente constreñidos. Los clientes de vinculación a menudo se quejan: “A veces siento como si tuviera una abrazadera en la cabeza, que se aprieta cada vez más cuando me enojo”. La tensión en esos diafragmas ocasiona dolores de cabeza, una de las quejas más comunes del Estilo de Supervivencia de Vínculo.

El Bloqueo Ocular

De que manera la contracción en los ojos y las áreas cervicales inducen a alejarse de la experiencia, fue entendido por Reich como un bloqueo real de los diafragmas en la base del cráneo, la tienda del cerebelo y la región donde se cruzan los nervios ópticos. En la teoría de Reich, lo que se conoce como bloqueo del ojo engendra una depresión de todas las funciones corporales y una reducción sistemática de energía a disposición del organismo. Al grado que hay contracción y desvinculación en los ojos, nosotros no vemos la realidad de nuestro medio ambiente. Cuando no estamos presentes ante quien o aquello que está directamente en nuestra visión, vivimos en la fantasía. Por ejemplo, si un niño es mordido por un perro, todos los perros pueden convertirse en disparadores de trauma. Si el adulto en que ese niño se convierte, ve a todos los perros como peligrosos, ese individuo no está usando sus ojos. Él o ella es incapaz de distinguir en el momento presente cuáles perros son peligrosos y cuáles no lo son. La idea de ver el mundo de manera precisa se relaciona con el proceso de estar presente, en el momento y en el cuerpo.

La Transferencia y el Bloqueo Ocular

La transferencia es un proceso de proyección relacionado con el bloqueo ocular. Es casi un fenómeno humano universal que nos afecta a todos. Por ejemplo cuando una persona responde a otra como si él o ella fueran su mamá, esa persona literalmente no está viendo a la otra.; no está usando sus ojos. Como resultado está viviendo en una fantasía; está respondiendo desde su estilo de supervivencia para adaptarse a experiencias pasadas no resueltas.

La resolución para los disparadores de transferencia y trauma, es ver lo que de hecho está frente a nosotros sin cubierta de fantasía o proyección. Una de las maneras más efectivas de ayudar a los individuos con patrones de proyección es invitarlos a conectar sus ojos, orientarse a sí mismos hacia el medio ambiente en su momento presente. Tan pronto como empiezan a usar su respuesta de orientación los individuos se hacen más presentes, y las proyecciones empiezan a disolverse. Debido a su trauma temprano, los individuos con el Estilo de Supervivencia de Conexión tienen la mayor tendencia a usar la proyección como un mecanismo para superar dificultades. El proceso de resolver las proyecciones desde luego que lleva tiempo, pero entender la unidad funcional entre la fisiología y la psicología de la proyección, da a los terapeutas una herramienta significativa para interrumpir y ayudar a resolver las distorsiones proyectadas.

CONCLUSIÓN

Los elementos complementarios y entretejidos de la experiencia que se discutieron en este capitulo identifican los asuntos que deben ser analizados para respaldar el ciclo de sanación para los individuos con Estilo de Supervivencia de Conexión:

• Trabajar con trauma temprano
• Desarrollar el derecho a “ser”
• Respaldar el vago ventral y el sistema de relaciones sociales
• Aumentar la capacidad para vincularse, conectarse y relacionarse
• Desarrollar la auto regulación
• Trabajar a través del odio a sí mismos, los auto-juicios personales y las distorsiones de identidad
• Tolerar un aumento de vivacidad
• Ver a través de la ilusión de los “asuntos designados”
• Salir de la disociación
• Integrar la agresión
• Estar presentes en el cuerpo
• Reparar rupturas de límites
• Disolver el bloqueo ocular y reestablecer la respuesta exploratoria- orientadora
• Trabajar a través de las proyecciones
• Aprender a vivir en el momento presente

Cómo trabajar con estos elementos desde una perspectiva clínica y de crecimiento personal se desarrollará en el Capítulo 10.

Traducción Deborah Meza

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