Mtra. María de la Vega
Pertenecer es una de las necesidades humanas que yo creo tiene más aristas. Me explico; ser parte, ser reconocido por lo que soy, ser querido, ser atendido, ser escuchado, ser aceptado, ser amad@: anhelos nobles que tenemos tod@s desde siempre. Es humano desearlo, buscarlo; cuando no lo sentimos, nos sentimos alienados, rechazados, incómodos, inadecuados.
Y por eso, en algunas ocasiones, hacemos todo para pertenecer. y todo, es todo, lo que sea: me sacrifico, me niego, no pongo límites, me duelo, dejo de hacer lo mío, de vivir mi vida,me callo, permito toda clase de abusos (económico, emocional, físico, verbal, sexual…) porque la amenaza de no ser parte, de la familia, la organización, el grupo, el equipo, los colegas, Etc. es muy grande.
Si no formas parte, sientes que no eres adecuad@, que algo está mal en ti, que debes de callar, de no hacer olas, no alzar tu voz, y por supuesto no hacer que el otro se enoje contigo, y te deje, te abandone, te rechace, te critique.
Ésta es una más de las formas de la codependencia. Porque muy dentro, desde que eras chiquit@ aprendiste a permitir de todo, con tal de no sentir el dolor de la exclusion. Tenías y tienes la fantasia de que depende en gran parte de ti, que el sistema funcione. Y no, cada quien es muy libre, de amarte o no, de aceptarte o no, de reconocerte o no, de juzgarte, o no.
El día que perdamos el miedo a la “no pertenencia”, ese día seremos más libres. el miedo a ser criticado y excluído, va ligado a una sensación (no aceptada conscientemente) de muerte. Estar separado, es casi como morir. Y es cuestión de trabajo, de amor y consciencia. Porque si eres clar@ contigo, y no te engañas, sabes muy bien, quien te quiere y te respeta, y quien no; quien lo condiciona, y quien no, quien te trata bien y quien no. A veces pierdes demasiado tiempo con las personas que no te quieren, no te tratan bien, abusan de ti, te engañan, te traicionan, por el pavor a estar sol@. Y quizás estés poniendo tiempo y energía en relaciones que no te nutren, que te desgastan, en lugar de empezar a darle tiempo a esas relaciones donde sí hay, amor, respeto, reconocimiento, apoyo, complicidad, comunicación, reciprocidad.
El proceso de liberarse del miedo a no pertenecer, puede ser complejo, romper con antiguos patrones, y sobretodo la soledad temporal que lo acompaña es a veces difícil de sobrellevar. Es fácil presupuestar que a algunos miembros del sistema (familia, amigos, hij@s, pareja, colaboradores, Etc.) no estarán contentos con tus cambios, de hecho se sentirán sorprendidos, enojados, de no mantener sus privilegios en la relación.
Es natural, y también lo es, que veas por ti, y dejes de formar parte de esa dinámica disfuncional. Incluso tus movimientos serán nutricios, hasta para los más enojados. “Alguien se sale del huacal, Qué significa esto?” Quizás invite a alguien a reflexionar y a moverse, también puede que no pase nada de lo deseado por ti, y también está bien. No te estás moviendo para que “alguien” cambie, te mueves, para estar mejor tú.
Yo veo incluso tanto amor y salud cuando se ponen límites, porque a veces puede que hasta hayas perdido alguna relación que pudo haber sido “buena” pero como tú no pusiste límites, el otro, no sabía bien hasta donde, no sabía realmente cuáles eran tus necesidades, ni cómo te sentías. La dinámica estaba distorsionada, por tu falta de asertividad, había una nube enmedio, que no permitió que te vieran. Y al final la relación se disolvió porque te aguantaste tanto, tanto tiempo, hasta que no pudiste más, y terminó. Y las dos partes se sintieron “agredidas”, traicionadas, timadas, sorprendidas.
La reciprocidad en las relaciones, es un reflejo de tu alma y de tu proceso. Ahí donde hay abuso, hay una oportunidad para ver qué te hace falta purifica y sanar.
