LA LINEA DEL HARA
Marilenca Bailey Jáuregui
A toda conducta subyace una actitud. Atrás de toda actitud consciente o inconsciente esta la intención. No es sólo la conducta o la palabra lo que comunica, sino que la intención con la que comunicamos es lo que realmente comunica. Es la intención con la que me dices algo lo que yo percibo, más que el contenido específico de tus palabras. En el mundo de las complejas relaciones humanas, las intenciones pueden ser contradictorias e inconscientes lastimando la comunicación. Todos tenemos dificultades para crear el mundo y el tipo de relaciones que deseamos, y es ahí en donde están nuestras intenciones y pueden ser contradictorias.
El intento de trabajar para sanar la línea del hara va en la dirección de reconocer nuestras intenciones contradictorias, y poderlas realinear con la intención del ser superior, a favor del principio creativo del universo. Cuando yo me doy cuenta de una intención inconsciente que tengo al comunicarme contigo, todo mi campo aural varía en su emanación, es decir, que es muy poderoso el efecto de la toma de consciencia de la intención. Cuando intento conseguir algo y obtengo algo diferente u opuesto, estoy usando la intención negativa.
Así como el nivel aural o nivel de chackras está en una dimensión más profunda que el nivel físico, el nivel de la línea del hara está a un nivel más profundo que el campo aural. La línea del hara está en el sutil nivel de la intencionalidad. Cuando algo en el nivel físico no puede ser sanado o persiste algún síntoma, hay que sanarlo a nivel áurico. Si los síntomas persisten hay que ir a un nivel más profundo: el nivel hárico.
Para intentar realinear nuestra línea del hara tenemos que imaginar un lingote de lava caliente, como un representante del centro caliente de níquel y fuego en la tierra, en medio de nuestros talones. Es muy caliente y no se puede tocar. La tierra emite una frecuencia desde su centro, desde su vientre, que resuena, o no, con nuestro tan tien, que es un punto en el bajo vientre en la zona del hara bajo, zona de poder espiritual muy conocida por los orientales y practicantes de artes marciales. El poder central del hara está en el tan tien, que es el centro de gravedad del cuerpo. Está de 2.5 CMS. A 4 cm. por debajo del ombligo. Es la conexión con la central eléctrica del centro de la tierra. Se percibe de color rojo vivo. Entonces imaginamos el centro terrestre unido a nuestro lingote personal, que se une y sube calor intenso al tan tien inferior. Estamos ya conectándonos a un tubo imaginario que nos va a atravesar totalmente.
El siguiente punto dentro de la línea del hara que nos atraviesa como un rayo láser, es la sede del alma, que está arriba del cuarto chakra, y abajo del quinto. Aquí reside el anhelo espiritual que rige y conduce en la vida, y todos los anhelos más pequeños en mi vida cotidiana. Es percibida de color morado. La razón de mi alma, el motivo por el que estoy aquí contigo hoy.
El siguiente punto está localizado por encima de la cabeza (como 10 cm) y es el punto de individuación del alma. A partir de este punto podemos conectar directamente con la divinidad. Es de color blanco brillante, aperlado dorado. Cuando mi alma se separa del alma colectiva y universal, lo hace en este punto, en donde ya es primera persona singular para poder encarnar en un óvulo y en un esperma específicos.
En los momentos en que la línea del hara está alineada, conectamos con el todo, la intencionalidad es clara y arraigada, y sabemos que hacer y cuando. Mi objetivo es claro y está alineado con un objetivo más universal. Al alinear mi línea del hara me alineo automáticamente con los demás que estén con el hara alineado. Si existen adversarios y peleas, no estamos alineados. Toda enfermedad personal y social tiene gran parte de su origen en una disfunción en el nivel del hara: el nivel de la intención.
En forma disfuncional el tan tien puede estar desplazado, muy adelante o atrás o hacia un lado, deformado. Puede tener la membrana que lo cubre desgarrada. Tendremos dolores crónicos de espalda, imposibilidad de dirigirnos hacia donde queremos, no concretizamos las metas, desconexión con la tierra y graves problemas de salud: el no respeto por la naturaleza.
La sede del alma puede estar obstruida. No se sabe lo que se quiere ni lo que se siente. Al limpiarlo se percibe como el renacimiento del Eros. A veces la sede está envuelta en un paño oscuro por duelos, carencias profundas. Al limpiarlo paulatinamente, tendrá que enfrentar los asuntos descubiertos para enfrentarse a su presente.
Cuando esta distorsionado el punto de identificación, es como si la persona no conociera a Dios y esto le hace vivir de manera cínica. Cuando este embudo se limpia la persona empieza a conectarse con recuerdos y a acceder a su parte espiritual. Ya no son tan infantiles los creyentes para ellos.
Para que la línea del hara este totalmente conectada y funcional se necesitan muchos años de entrenamiento diario y de trabajo. Mantener los puntos funcionales y brillantes y además bien conectados entre sí, requiere de mucha práctica.
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