Marilenca Bailey Jáuregui
Los mecanismos de defensa o resistencia, existen como el desarrollo psíquico y biológico que tiene el ser humano para defenderse del dolor y del miedo. Son el equivalente psíquico del sistema inmunológico en origen. Sirven para protegernos de agentes internos y externos patógenos, que en su momento así considera el organismo. Así deben ser vistos desde el humanismo, con respeto y agradecimiento por cuidarnos. El problema es que crecemos y las circunstancias cambian, quedándose éste sistema de defensas obsoleto, protegiéndonos de agentes que ya no existen o que ya no siempre representan amenazas tan grandes como cuando éramos niños pequeños.
Es decir, en la vida adulta estos mecanismos nos sobreprotegen creando un sistema rígido o neurótico no permitiéndonos abrirnos al presente y actuar de acuerdo a éste, sino respondiendo al presente con respuestas del pasado que ya no corresponden y realmente no nos representan ahora. Por eso en psicoterapia los “trabajamos” o intentamos suavizarlos y concientizarlos para actualizarnos y poder responder de manera más sana al presente con respuestas que si sean las de hoy. Diferentes tipos caracterológicos desarrollan más ciertos tipos de mecanismos de defensa que otros. Para entender a los mecanismos de defensa hay que entender un poco a los tres estadíos psicoanalíticos clásicos o las tres dimensiones de la consciencia básicas: yo, ello y super yo:
Yo: sistema de funciones conscientes e inconscientes. Establece la relación con el mundo exterior, con el super yo y el ello. Establece la relación entre estos tres y la realidad. Está a cargo de aspectos muy importantes como: percepción, pensamiento, evocación, planeación, aprendizaje, relación con el cuerpo. Es el gran regulador. En una persona adulta sana, debe de ser un aspecto sólido y fuerte. Lo rige el Principio de Realidad.
Super yo: sistema funcional de la personalidad que se constituye por las motivaciones morales y éticas de la sociedad y la familia. Principio de Moralidad. Establece el sistema de valores, y orientación de la conducta, expulsando las conductas y actitudes que no vayan en ese sentido, mediante la autocrítica y la represión. Se forma en la etapa oral y anal. Se defiende del ello. Se acaba de formar al final de la etapa edípica. Cuando el super yo es muy débil tenemos personas extremadamente impulsivas, sin capacidad de autorregulación, y sin un sentido del “bien común”. Cuando el super yo es muy dominante, tenemos personas muy rígidas, con poca disponibilidad al placer y a la relajación.
Ello: esfera de los instintos e impulsos. La parte más profunda de la psique, opuesta al super yo. Fuente de la creatividad y los sueños. Si se desborda del todo el individuo entra en psicosis. Es muy temido y lo rige el Principio de Placer.
Los principales mecanismos de defensa son:
1. Regresión: retroceso a una fase anterior como consecuencia de una grave frustración o trauma.
2. Deflexión: distracción de la atención.
3. Represión: el mecanismo de defensa más elemental. Eliminación de ciertos aspectos de la consciencia de manera inconsciente, muchas veces por una conciencia moral o mandato del super yo. Lo reprimido se va acumulando en el inconsciente. No estar en la consciencia no significa no existir. Mecanismo relacionado con el miedo.
4. Conversión: la capacidad de transformar síntomas psíquicos en síntomas somáticos. El contenido psíquico es reprimido y desplazado a una zona u órgano y desde ahí habla como síntoma corporal.
5. Conversión en lo contrario: es sustitución de un objeto que pasa de ser externo a interno, por ejemplo el deseo de amar se convierte al deseo de ser amado, el deseo de lastimar al deseo de ser lastimado.
6. Proyección: desplazar hacia el exterior procesos interiores, poniendo cualidades propias no aceptadas fuera, sean estas virtuosas o no. Se utiliza en métodos diagnósticos.
7. Introyección: recepción del yo de opiniones, información, creencias, imágenes, motivaciones, ideologías, etc. que son externas y adoptándolas como propias. Método de aprendizaje y de la identificación básica.
8. Compensación: mecanismo según el cual una deficiencia psíquica como el sentimiento de inferioridad puede sobre compensarse mediante la sobre valoración. Típico del carácter psicopático.
9. Retroflexión: mecanismo mediante el cual la persona no le hace o expresa al ambiente lo que quiere sino que se lo hace o expresa a sí misma. Típico del carácter masoquista.
10. Sublimación: sustitución que compensa la renuncia. Aplicación del impulso o energía instintual a objetivos sociales o culturales más adaptativos y/o saludables.
11. Racionalización: el yo sustituye las verdaderas motivaciones del ello, no confesables para el super yo, con motivaciones racionales, elaboradas de manera que no sean prohibidas por el super yo. Es la argumentación de tipo racional de una conducta que tiene un origen más profundo.
12. Sustitución: cuando la satisfacción de una necesidad está impedida por motivos internos o externos, se reemplaza el objeto original. La agresión hacia un superior se desplaza, por ejemplo, hacia un inferior.
13. Aislamiento: intento de aislar un pensamiento o conducta, cortándolo del resto de conductas o pensamientos y separándolo del resto de la personalidad.
14. Escotomización: negación de la realidad. Se refiere a un área grande de la realidad que el paciente niega o no recuerda y mantiene alejada de la conciencia. Escotoma: mancha visual, de ahí viene, de no ver.
15. Confluencia: tendencia a agruparse con los demás o en pareja para borrar los signos de individualización y mimetizarse y no sentirse solo y si identificado.
16. Proflexión: Hacerle a otro lo que quisiera que me hagan a mí.
17. Negación: Se siente que no es verdad una realidad, circunstancia o emoción, aunque pueda ser evidente para los demás.
18. Fijación: Toda la energía esta puesta exclusivamente en un tema o zona: por ejemplo el obsesivo-compulsivo con el tema de la suciedad.
19. Vuelta en lo contrario: Por ejemplo convertir una idea o energía en lo contrario como en el caso de un ex-fumador que odia a los fumadores ahora.
Quiero añadir como mecanismos de defensa de nuestro tiempo a la sobre-responsabilización y a la des-responsabilización como dos lacras con las que lidiamos todos los días en nuestra sociedad y que son parte de la psicopatología y stress en el que vivimos. También añado a la insensibilización y al ser “light” como mecanismos de defensa de nuestros tiempos.
¿Cómo saber si un mecanismo funciona? Tenemos que ver si entra a tiempo a defender a la persona, y cuanto tiempo dura. Deben de llegar a trabajar cuando los necesitamos verdaderamente e irse cuando el peligro ha terminado. Lo cierto es que se quedan de “planta” y no se van y siguen actuando como si el peligro continuara de manera permanente, y eso es nuestro vivir en la neurosis. Uno de los motivos por los que no podemos acceder a la luz interna del ser superior y de la creatividad que tenemos, es porque estamos auto-sobreprotegidos por estos mecanismos que no descansan y están en piloto automático. Intentar quitarlos del todo sería una falta de respeto y un gran intento ignorante por parte de algún terapeuta inexperto y narcisista ya que, si fuera posible hacerlo, el sujeto quedaría en estado de psicosis y sin recursos con los cuales protegerse. No tenemos derecho de tratar de quitarle a nadie su derecho a actualizar su resistencia a través de sus mecanismos de defensa. Lo que es nuestro trabajo psicoterapéutico es señalar y reflejar cómo el paciente se sobreprotege con ellos en su vida y en su cuerpo acompañándolo a trabajarlos a su ritmo.
Es muy importante señalar que todos estos mecanismos de defensa psíquicos, están actuados y aprendidos desde nuestros primeros años a partir de nuestra musculatura, y anatomía energética. Por ello, es fundamental que los trabajemos psicocorporalmente desde una visión humanista y respetuosa de los ritmos internos del paciente para que la transformación no solo sea profunda, sino verdadera.